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Inicio / Cuenteros Locales / YUUKOICHIHARA / \"Las espinas de la rosa-El principio-.\" Capitulo 3

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“Las espinas de la rosa”
-El principio-
III
El sendero empedrado que llevaba a aquel edificio que era distinto al que vi primero, se alzaba ante mi como algo majestuoso, no pude pasar por desapercibido las inmensas áreas verdes que me rodeaban. Con la maleta en mis manos seguí a aquel que con un ademan me indico le siguiera. El ambiente era muy calmo, algo que me preocupo, sin embargo no le di importancia. Volví la mirada después de algunos metros para ver la parte posterior del muro que había mirado desde el auto, una que otra parte se podía ver la barda de piedra, pero, la mayoría del espacio era ocupada por arboles que estaban plantados a una distancia de ese muro, estos eran los arboles que había visto al principio y que me asombraron por su follaje.
Mire la espalda del anciano que estaba delante de mí, sin voltearse siquiera me dijo:
-Debe ser duro el separarse de la familia, ¿no?
Si, creo que si, pero dígame, ¿Por qué casi no hay alumnas?, ¿no se supone hoy inicia el curso?
Si, así es- respondió con una voz algo ronca y volviendo la mirada y bajando el ritmo de sus pasos hasta que logre alcanzarlo-pero hoy es la entrada de las alumnas que son internas, en si, mañana comienzan las actividades escolares.
¡Oh!, ya veo-dije con algo de asombro- eso quiere decir que hay alguien aquí, aparte de mi.
Si, algunas alumnas de años superiores, llegaron en la mañana, y hace poco llegaron algunas de nuevo ingreso, creo que tú eres la última. ¡Ah!, por cierto, que mal educado soy, no me presente señorita, mi nombre es Ignacio Barrera, ojala, podamos llevarnos bien.
No se preocupe, yo soy la descortés, no me atreví a presentarme, mi nombre es Natalia, Natalia Merlo.
¡¿Natalia?!, es un bonito nombre, así se llama mi nieta, en si, usted me la recuerda mucho.
-Ji, ji, ji, pues gracias.
Reía algo nerviosa, claro que no era normal que alguien te hiciera un cumplido, o eso creía y mas algo salido de la nada.
Al acercarnos a el edificio, pude admirarlo mejor; una construcción de 4 pisos, pintado de color blanco con varias ventanas, amplio. La entrada-ya que no había puerta- era un arco de piedra algo muy rustico y muy poco común, me recordaba a esos espacios que se dan entre los puentes, algo como una media luna.
Cuando llegamos al arco, vi el interior, a los lados de donde estaba parada, se encontraban escaleras, también de piedra con algunas pinturas religiosas en las paredes, algunos arreglo florales en sus macetas colgadas del techo, le daba el aspecto a un antiguo castillo de hadas, la verdad me asombro. Mire hacia arriba, un gran candelabro colgado encima de nosotros le daba aun mas ese tinte de espectacularidad. Volvió la mirada a la salida del otro arco, el cual me mostraba otro edificio a lo lejos que también estaba conectado por el sendero de piedras.
Mis ensoñaciones terminarían, ya que el viejo Ignacio las interrumpió:
-Bueno señorita Natalia, la dejo, si usted sube por cualquiera de estas escaleras hasta el tercer piso, encontrara la oficina de la directora.
¡Ah!, ya veo, mmm, disculpe, si no es molestia me puede decir ¿que hay en las otras habitaciones de este edificio?, ya que es muy grande.
Están vacías- dijo, mientras sonreía algo forzado-, el ultimo piso solo se usa para guardar cosas, como materiales didácticos y cosas por el estilo, no hay nada mas en el ultimo piso, el tercero esta ocupado pro la directora y su secretaria, y algunos de las maestros, al igual que el segundo.
Y, ¿Qué hay del primero?-volví a preguntar.
Se encuentran los tocadores, al cual creo quiera pasar primero.
Y cerrando los ojos con una sonrisa en su boca, con su dedo señalo mi corbata, la cual mire con algo de molestia, ya que estaba desordenada, sin embargo recordé que esa imperfección en mi atuendo se debía al momento en que abrace a mi padre, lo cual me hizo calmarme un poco, claro que me hizo apenarme ante el viejo Ignacio.
¡Ups!, creo que esto esta mal, que pena, gracias por notarlo.
De nada señorita, será mejor que vaya al primer piso y se arregle. La directora es muy estricta respecto al aspecto personal.
Si, mejor me doy prisa, gracias por todo.
Si, no se preocupe, ojala pueda verla, para invitarla a tomar te y poder enseñarle algunas fotos de mi nieta.
¡Ah!, claro, gracias por la invitación, la tendré en mente, bueno, me voy.
Y corriendo por la escalera de mi lado izquierdo comencé a subir los peldaños, uno a uno.
Al pasar de la planta baja al primer piso pude ver el corredor, la verdad era amplio, pero este tenia una decoración mas armoniosa con lo que se consideraría una escuela, dicho corredor era muy largo, a lo lejos donde terminaba ese corredor se veía el inicio de la siguiente escalera para subir al segundo piso.
Camine hacia adelante y pude ver desde donde estaba que a unos dos pasos de la escalera que llevaba a la planta alta se encontraba una abertura que era por donde se llegaba al subir la escalera que estaba a mi lado derecho en la planta baja.
Las puertas de los tocadores estaban a mi lado izquierdo, uno para caballeros y uno para damas. Cuando estuve frente a la puerta del tocador y puse mi mano en la perilla, un sonido algo hueco proveniente del tocador se produjo, me extraño algo, pero aun así gire la perilla.
Aquí, paso todo, la verdad no se que hubiera pasado si no hubiera abrazado a mi padre, ya que mi vida no hubiera cambiado cuando la puerta se abrió.

Texto agregado el 09-12-2009, y leído por 81 visitantes. (0 votos)


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