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Inicio / Cuenteros Locales / YUUKOICHIHARA / \"Las espinas de la rosa-La primera semana y la mentira que se volvió realidad-.\" Capitulo 6

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“Las espinas de la rosa”
-La primera semana y una mentira que se volvió realidad-
VI

-La luz del sol comenzaba a palidecer mientras se ponía, Leí y yo caminamos lentamente por la espesura de los arboles de nueva cuenta, se encontraba ante nosotros el kiosco y frente a ella la edificación de la capilla, no era nada nuevo, lo que si era de extrañar era ver a otras personas sentadas donde habíamos estado Leí y yo. Desde lejos no se distinguía absolutamente nada de quien podrían ser esas personas, pero Leí me aparto del camino, mientras nos escondíamos detrás de algunos arbustos que había entre los arboles.
Cuidadosamente mire a mi compañera que veía desde donde estábamos a las personas en el kiosco, no pregunté nada, ya que las respuestas no se harían esperar mucho.
Una de las personas que estaba en la edificación, se levanto y se puso de frente a la otra chica que estaba sentada, ya era sorprendente todo lo que había oído con anterioridad, pero la persona que estaba ahí era la prima de Leí, me refiero a Vanesa. Mirando a la otra persona que estaba acompañándola pude distinguir entre la escasa luz que aun se dejaba ver, la cabellera pelirroja, no era nadie mas que Brenda, la acompañante de Vanesa, se veía desde donde estábamos, que estaban platicando de algo serio, ya que la expresión en la cara de Vanesa era de desagrado, lo único que podíamos hacer era observar, hasta que pasamos a la acción.
Leí se adelanto a mi y caminamos por otro lado, creo que rodeando el lugar, o no se por donde me fue a pasear, ya que terminamos al costado del edificio principal, donde estaban las oficinas de la directora. Mire cuidadosamente la pared que tenia una escalera de caracol que subía hasta el cuarto piso, esa era la entrada que había estado buscando cuando fui a la dirección y que Leí me había dicho que existía. Las lámparas que estaban en algunas partes del pavimento se empezaron a encender, mientras miraba a Leí.
-Mmmm, esto esta mal-dijo Leí algo preocupada.
-Porque lo dices, ¿pasa algo malo?-respondí.
-Si, no se que es, pero supongo que tiene que ver contigo, o tal vez no, pero con lo que ha pasado el día de hoy, no se si quepa la posibilidad de que no se trate de ti.
-¡¿Eh?! pero…pero, ¿Por qué yo?, yo no hice nada.-replique algo enojada.
-No es que hayas hecho algo malo, sino mas bien lo que viste puede ser que lo que esta causando esto, tal vez estoy exagerando, será mejor que vayamos a los dormitorios.-dijo Leí, mientras comenzaba a caminar.
Asentí con la cabeza y la seguí, volví la mirada a la derecha, no se veía nada sospechoso, a excepción de una pequeña casita a unos cuantos metros de la reja por donde había entrado hacia algunas horas.
Cruzamos los portales con forma de arco, pasamos por la fuente y rodeamos como lo habíamos hecho Leí y yo después de salir de la oficina de la directora, después de caminar algo, llegamos frente a la puerta de los dormitorios.
Las luces de la planta baja estaban encendidas, y algunas de los pisos superiores, pero mi mirada se dirigió al cuarto piso involuntariamente, no se veía ninguna luz encendida en ese piso, así que supuse Mónica no estaría presente, así que me alivie momentáneamente, aunque recordé que la ventana de nuestra habitación daba al costado del edificio, eso significaba que la ventana de Mónica coincidía con la nuestra solo que un piso mas arriba, así que el que las luces estuvieran apagadas en las ventanas que daban de frente no significaba nada.
Entramos al edificio, en la parte derecha donde estaban los sillones, había algunas alumnas platicando, estaban totalmente relajadas ya que tenían la corbata desabrochada y cosas por el estilo, era como si en el día aparentasen una cosa y al caer el Sol se transformaran en sus seres más libres.
Subimos hasta nuestra habitación, al entrar Leí encendió la luz que nos ilumino, y de un movimiento se aventó a su cama boca abajo, yo me senté lentamente en la orilla de mi cama y mire la figura de Leí, se incorporo y se sentó también el su cama, se saco los zapatos y quedo en las calcetas largas azules. Se volvió a parar y dirigió a abrir la ventana; con su mano izquierda se desabrocho el nudo de la corbata que se quito y coloco en el escritorio del lado izquierdo.
Estábamos ambas en silencio, hasta que le dije:
-Po fin, el día ha terminado, ¿no lo crees?
-Si, ahora hay que esperar a que den las 8 para ir de nuevo a la cafetería y cenar, me muero de hambre, ¿tu, no?-me pregunto, colocando una mano en su estomago.
-Pues la verdad solo un poco, lo que quiero es darme una ducha, me siento cansada, ojala mañana el día sea menos tedioso, por cierto, creo nos toca juntas en el mismo salón, ¿cierto?
-Si, es el salón 1-A esta en el primer piso, como solo hay tres grupos por cada grado no hay mucho problema, y ¿ya decidiste a que curso extracurricular te inscribirás?-me cuestiono.
No, la verdad no, pero tengo esta semana para poder tener algo en mente, o ¿tu ya lo decidiste?- devolví la pregunta.
Mmmm no, también estoy indecisa, pero me gusta la natación, así que tal vez vaya a ver ese club.
Y mirando la habitación, se sentía algo insípida ya que no tenía un toque más femenino, es verdad que había dicho que el rosa en las paredes le había dado un toque, pero eso solo se podría interpretar como que en esa habitación no había ningún hombre. Mire mi reloj, la hora que marcaba el horario y el minutero se aproximaban cada vez mas a las 7:45, faltaban 15 minutos para de nueva cuenta ir a la cafetería. Seguí platicando con Leí acerca de las materias y de los horarios, afortunadamente ella era compañera de mi grupo así que no me alarme tanto.
Al fin al cinco para las ocho de la noche, salimos de nuestra habitación, cuando lo hacíamos, a unos metros la puerta que estaba al lado izquierdo se abrió, de ella salió Ivonne, y nada mas que Alejandra, al parecer Ivonne olvido comentar que conocía a Alejandra, o tal vez no era tan observadora como ella creía, las saludamos, y les platicamos de nuestro recorrido, mientras bajábamos por las escaleras, al llegar a la planta baja, algunas de las chicas que estaban en la sala se había reducido a la mitad, ya que algunas si habían ido a la cafetería y las otras se habían quedado.
Grande fue la sorpresa de Leí y la mía al ver entrar a Brenda y a Vanesa por la puerta, de nueva cuenta ella paso a mi lado, esta vez no hubo comentarios de advertencia, pero se sintió un ambiente poco grato que se podía cortar con una navaja.
Vanesa nos saludo, y se disculpo cuando Leí y las demás la invitaron a la cafetería, dijo sentirse algo cansada, porque desde el día de mañana tendría que dar el máximo en las actividades de su club y además ayudar con lo que pudiera al consejo estudiantil. Dándonos las buenas noches, se despidió de nosotras cuatro, no sin antes decirnos que teníamos que estar a las 7 en punto en el auditorio, apara la ceremonia de inauguración, al unisonó contestamos afirmativamente y se marcho por las escaleras donde en la primer vuelta de estas para ascender al primer piso, Brenda la chica pelirroja la esperaba.
Ivonne abrió la puerta, mientras nos sonreía, el sol ya se había puesto y las luces de las lámparas en los postes que estaban en la orilla del sendero de piedra nos iluminaban, caminamos, por ese camino mientras la luna se dejaba ver en un cuarto menguante precioso y con algunas estrellas que estaban en el cielo, un viento fresco soplaba lentamente y aunque no hacia frio me abrace a mi misma para darme algo de calor. Leí de broma me rodeo con sus brazos, mientras sincronizaba los movimientos de sus pies junto con los míos y así llegamos ala cafetería que volvía estar abierta. Tomamos asiento, mientras la línea de las chicas que estaban frente al mostrador disminuía, platicamos acerca de lo que queríamos para la semana, descubrimos que todas menos Alejandra estarían en el mismo grupo ya que ella estaría en el salón contiguo es decir el 1-B, estábamos sonriendo, Leí enfrente de Ivonne, y ale enfrente mío, estábamos felices hasta que la figura de dos personas nos hicieron callar, la verdad me hicieron callar cuando se colocaron detrás de Alejandra y de Ivonne que estaban sentadas juntas frente a Leí y yo.
-Buenas noches, señoritas, es un placer para mi conocerlas, mi nombre es Judith Delgado Alanís, soy la representante de la escuela.
Todas vimos la persona de la representante, pero detrás de ella se encontraba Mónica, recuerdo que volví lentamente la mirada hacia Alejandra, su cara se había vuelto más blanca, no se si la mía también pero con esa presentación ahí comenzó algo que realmente era de extrañar.

Texto agregado el 09-12-2009, y leído por 88 visitantes. (0 votos)


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