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Inicio / Cuenteros Locales / yuukoichihara / \"Al otro lado del espejo de Dafne\" Capitulo 4

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“Al otro lado del espejo de Dafne”
IV

-“Al principio- comenzó algo balbuceante- no sabia como se podía entrar mas allá de la barda que se interponía entre mi y la ciudad mas allá del cenit. Pero finalmente lo descifre, todo cambio después de que me atreví a leer el antiguo nombre del rey de Inumha escrito en caracteres tan antiguos en esa lapida de diamantes y oro en la entrada del palacio.
“Aunque trate de olvidar ese nombre, mi cabeza y mas aun mi mente atolondrada no podía olvidarlo ya que en vida ese rey de gran intelecto que dio a los soñadores la grandeza del reino de Inumha, era un despiadado ser de la mas baja calaña.
“No te tendré mas en suspenso acerca del nombre de ese ser; el punto es que un oído no grato con mi hazaña fue hacia ese rey y le conto acerca de mi osadía y sin decir nada mas, las palabras de ese rey fueron el destierro a mi sueño, pero no solo eso, si no que me culpo de que pronto ocurriría algo terrible sobre esa ciudad, cosa que aun no sucede y no creo que pase.
“En fin; solo y desesperada fui hacia el rio donde algunos extranjeros de los sueños descansan, pero algunos al verme sintieron un temor tonto hacia el rey de Inumha y se retiraron excepto uno que me dirigió la palabra acerca de lo que me había acontecido, pero yo no estaba preocupada por esto, sino que mi interés personal era traspasar la barrear que me impedía ver mas allá de ella en la ciudad mas lejos del cenit.
“Pero mis suplicas al gran Hipnos dieron frutos ya que ese viajero me dijo algo único; Y fue que la entrada a la ciudad de los sueños era la misma que había leído en la lapida de diamantes y oro, sin duda el nombre del rey de Inumha era el secreto, pero, ¿Por qué?
“El forastero me explico que ese rey, fue uno de los fundadores de ese esplendoroso lugar pero fue desterrado por su vida llena de crimen y de sangre tal que aun lo clamaba en llanto y sangre esa ciudad. Según el, los otros Dioses no eran tales, sino otros seres que en otrora vida fueron mortales y junto con el rey de Inhuma fundaron ese sitio, pero Hipnos, es el que gobierna ahora esperando hasta que un soñador digno aparezca y ocupe su lugar para reinar ese sitio de esplendor y magia.
“De inmediato me puse en marcha hacia esa puerta, la atravesé y esta vez la barda que me había ocasionado demasiados pesares, no estaba para impedir mi paso, bajando las escaleras peldaño tras peldaño rodeada de las columnatas de ónice que me parecieron preciosas y donde al final del ultimo peldaño puedes contemplar la grandeza del lugar e Hipnos te guía por los senderos hasta el palacio de calcedonia, jaspe, esmeralda, oro, plata, zafiro, rubí, diamante, zirconio, con puertas de gran magnitud hechas con perlas demasiado hermosas y todas las piedras de valor de una ínfima calidad mucho mejor a las del reino de Inumha , te incitaban a verlas con gran exaltación. La gente reposa debajo de las sombras de los arboles que no los encuentras en otra parte, el agua y el aire son puros y claros; todos parecen estar felices, pero ponen gran expectación a los recién llegados ya que temen que el rey de Inumha haga guerra contra ellos como el día en que lo desterraron.”
-Todo cuanto me conto Dafne venia plagado de una cierta victoria por haber encontrado lo que había estado buscando, y tenia un aire de realidad sus narraciones ya que con ese tinte las contaba. Esas y otras cosas me narraba y me hacia feliz porque volvía a ser como en otros días, feliz y sin duda mas tranquila.
Los padres de Dafne entraron, platicaron un poco con ella y nos despedimos prometiendo volver el siguiente fin de semana y que a mi me platicara nuevamente sus aventuras por esa tierra de ensoñaciones deseosas en estos tiempos de inquietud.
No se que fue lo que me paso a mi, de un momento a otro empecé a maravillarme de las historias fantasiosas de Dafne; sin duda quería yo mismo oírme decir que creía abiertamente en lo dicho por ella. Pensando en estas temibles fantasías donde mi amiga se refugiaba, quise soñar y llegar al reino de Inumha y después a la tierra fantasiosa de Odai-lam, custodiada por la puerta del sueño y de las grandes columnatas de ónice y maravillarme de cuenta de los materiales de esos Dioses que fundaron ese sitio, cuya calidad superaba a cualquiera en el mundo real y etéreo.

Texto agregado el 11-12-2009, y leído por 59 visitantes. (0 votos)


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