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Inicio / Cuenteros Locales / YUUKOICHIHARA / \"Las espinas de la rosa-La rosa y la declaracion de amor en la noche-.\" Capitulo 5

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“Las espinas de la rosa”
-La rosa y la declaración de amor en la noche-
V

-Seguía desconcertada por lo que acababa de ocurrir, mis ojos se perdieron en el cielo cuyo manto obscuro y lleno de estrellas ya había envuelto el paisaje. Lo que me trajo a la realidad fue que la puerta de los dormitorios se abrió, para dejar salir algunas de las internas que se habían quedado ese fin de semana. La chica que me había pasado la llamada telefónica de mi hermano Juan se acerco a mi y me dijo:
-Oye Natalia, ¿Por qué estas aquí tan sola?.
-¿Eh?, ¿Quién?, digo…..perdona, que fue lo que me preguntaste.
-Estas algo distraída, porque no vienes con nosotras, ya es hora de la cena, venga, vamos.- me respondió Jimena.
Acepte algo a fuerza ya que sus amigas habían llegado hacia donde estábamos platicando y me rogaron las acompañara, así lo hice y camine con ellas mientras sostenía la rosa que me había entregado Mónica, la lleve conmigo en la mano derecha y no me separe de ella. Ya en la cafetería cogimos como de costumbre nuestra bandeja de comida y empezamos a engullir nuestros alimentos, hasta que Jimena mirándome me dijo.
-Natalia, te puedo hacer una pregunta, espero que no te moleste.
-Mmmm, claro que no, por favor pregúntame.- le respondí.
-Pues, tal vez puedas decirme si es verdad que tu y Mónica son…tu sabes…..pareja.
Esta ultima parte la susurro era como si se preocupara de no envolverme en un escándalo ya que sus amigas estaban distraídas en otra cosa. Me negaba a responder algo como eso y mas porque la situación no se prestaba a que yo crease un rumor o algo perecido. Jimena se dio cuenta de mi reticencia a querer hablar así que me dijo:
-No te preocupes, si no quieres contármelo lo entiendo, solo que antes de salir a cenar, ella entro al edificio muy seria y se subió sin siquiera saludarme, por lo que creí que tendría que ver contigo, ya sabes por lo que paso el domingo pasado. Además quiero decirte que se están creando ciertos rumores acerca de una disputa entre la representante Judith y Mónica y claro que el asunto pues eres tú.
-La verdad no se de que hablas, realmente no estaba enterada de esos rumores que están circulando como dices, pero gracias por decirme a lo que me tengo que atener.
-¿Atener?, no me has malinterpretado esos rumores no son en contra tuya, si no que consideran algo bueno y romántico-al escuchar eso vi como la cara de Jimena se ruborizaba un poco- además claro que es verdad que los comentarios negativos salen, aunque la mayoría no les hace caso ya que provienen de Irais.
-¿Irais?, la chica del consejo estudiantil.- respondí, creyendo que fingir cierto tipo de demencia o amnesia era lo mejor, ya que si sabia quien era Irais Herrera García.
-Si, estoy segura de que el día de la ceremonia de inauguración ella te hablo.- dijo una de las amigas de Jimena que estaba frente mío. Su nombre de esta chica Dafne Mendizábal.
-¡Ah, claro!, como pude olvidarla, pero…..¿que tipo de rumores son los que inventa?.- les pregunte.
-Pues no son precisamente rumores, mas bien, creo que en verdad te detesta.- respondió Jimena.
No sabia si debía alegrarme el hecho que Irais se tomara tan apecho el odiarme tanto, es decir, yo también he odiado a alguien pero jamás odiaría a una persona que ni siquiera esta en mi grupo y que por causas obvias ni conocía. Pero de manera única Irais se había esforzado para tratar de avergonzarme de una manera indirecta con las alumnas de tercero, y aunque no sabia el porque, esas chicas eran realmente divertidas, empezando por Jimena, le seguía Dafne, Daniela y Erika, estas dos son hermanas y comparten la habitación al igual que Jimena y Dafne. Las cuatro eran de tercero y todas compartían clase con Irais y con otra personilla.
-Pero, no te preocupes, hay alguien en nuestra clase que siempre hace callar a esa pretensiosa.-hablo Daniela.
-¡ah, si!, y ¿Quién es?.- pregunte.
-Vamos, no te imaginas quien puede ser, tan solo trata de intentarlo.-continuo Erika.
No tenia la menor idea de quien podía ser, ya que no conocía a muchas alumnas de tercero, aunque en mi lengua tenia la respuesta que me picaba la cabeza para que lo recordara, cuando no pude hacerlo, Jimena me dijo.
-Te suena a algo el titulo de representante de la estudiantes, Natalia.
Cuando dijo esto mis ojos se abrieron de mas y balbuceantemente les dije:
-La se…señorita Jud…Judith.
Todas asintieron con la cabeza cuando dije el nombre de ella, claro que me sorprendía que Judith callara a Irais para que hablara mal de mi, yo creía que en esos momentos estaría furiosa por haberla dejado plantada aquella noche, sin embargo lo que me contaron después de cómo ella le dio una bofetada a Irais el día lunes después de que yo la deje hablando para dirigirme a mi salón.
-En verdad fue algo asombroso-dijo Jimena mientras todas escuchábamos- no había visto enojada a Judith desde el año pasado, resulta ser que ella e Irais llegaron al salón después de que terminaron sus deberes en el auditorio, el maestro de Física aun no llegaba por lo que las alumnas de nuestro salón estaban de pie o estaban en el pasillo. Cuando ingresaron al salón parecían estar discutiendo algo acerca de una chica y de Mónica. Irais le reclamaba que no podía soportar el que esa estudiante estuviera quitándole lo que era suyo. Judith le dijo que se callara pero Irais no entendió y seguía diciendo que trataría de sacar a esa chica de la escuela, en eso Judith le dio una cachetada que le puso la mejilla completamente roja.
-Cuando paso esto Irais se salió del salón cuando el profesor apenas estaba entrando, me parece…..que si, era en la ultima hora cuando ella bajo, después como si nada entro al salón. Ella y Judith que se sientan una al lado de la otra no se miraron siquiera, aunque nadie sabe a donde fue Irais como para regresar aun mas triste delo que había salido.
Pensé en ese momento que estaba haciendo yo a esa hora y rápidamente lo recordé, fue cuando inicie mi clase de ética y mire por la ventana, y vi a Irais con Mónica en la jardinera, así que tal vez era obvio que era lo que estaban hablando ella y Mónica que hizo salir disparada a esta ultima hacia su edificio. Ahora ya veía porque me odiaba.
Solo podía sonreír falsamente, en verdad esa chica iba con todo para verme caer, afortunadamente-no se porque lo dije- Judith me había cubierto las espaldas. Me maquilaba estas ideas cuando Erika me interrumpió para decir.
-Obviamente todas teníamos curiosidad de saber el nombre de la chica que estaba en medio de Judith y de Mónica y pues como no sabíamos tu nombre lo averiguamos, y no fue difícil dar contigo ya que estas en el piso superior a nosotras, en si tu a miaga de lentes con pelo chino y al parecer tenia la mirada algo dormida fue la que nos dijo tu nombre el miércoles pasado.
Chica de lentes, cabello negro, algo chino y con una mirada algo dormida, no cabía duda y es mas no me tenían que dar mas señas para que yo supiera que se trataba de Ivonne. Sin embargo aunque consideraba a Ivonne algo dotada para las matemáticas y para el piano, sentí curiosidad por preguntar que otras cosas había dicho, así que les pregunte. Sin embargo mejor me hubiera quedado callada ya que lo escuche si tenia la marca personal de Ivonne.
-Pues lo que nos dijo acerca de ti eran tus medidas-dijo Dafne- además de tu color de ojos, del tipo de shampoo que usas para asearte, el tipo de música que te gusta, el que color de ropa interior estabas usando ese día y otras cosas.
Mi cara se puso tosa seria. Es cierto que ella había dicho que era muy observadora, pero jamás creí que tanto a tal grado de saberse mis medidas-es mas yo misma no las conozco a la perfección- además de que tipo de ropa interior estaba usando; cabe aclarar que si tenia la suficiente curiosidad para preguntarles acerca de que color dijo que tenia ese día, per me contuve de hacerlo ya que podían pensar que ella era un tipo de escáner humano o mejor dicho una acosadora y era algo que no quería, aunque cuando la viera hablaría muy seriamente con ella.
Después Erika me pregunto de donde había sacado la rosa que tenia a un lado en la mesa, así que le respondí que la había obtenido del invernadero, no comente que la obtuve de Mónica así me seria mas fácil. Todas la admiraron y la vieron diciendo que había tenido buen ojo para escogerla como si la fuera a regalara a alguien.
Me puse algo roja ya que había mentido, sin embargo no sabia que me alagarían por la rosa que Mónica me dio así que calle, mas sin en cambio yo sabia la realidad.
Terminamos de comer y al dejar nuestras bandejas de la cena, caminamos a los dormitorios nuevamente a unos metros de la entrada parecía que el tiempo se hacia cada vez mas pausado, sabia perfectamente que al entrar por aquel umbral tendría que tomar una decisión acerca de lo que me había dicho Mónica, el dejarla pasar a mi cuarto que compartía con Lei o el dejarla fuera, esto era un escape ya que así mataría sus esperanzas aunque me sentiría moralmente culpable en esos momentos.
Sin embargo una conmoción de verdadera falta me asaltaba al pensar en decirle que no la dejaría entrar, una parte de mi quería que no pasara nada y otra muy internamente quería que Mónica estuviera conmigo, pero no podía pensar fríamente las cosas. Daniela me abrazo y me dijo:
-Venga, Natalia, no me digas que extrañas a tu familia que por eso estas muy conmovida, ¿cierto?, pero no te preocupes, puedes contar con nosotras, ojala nos consideres una nueva familia y podamos platicar como amigas, además quisiéramos conocer a tu compañera de habitación.
-Ummm, claro, porque no, pero no estoy triste por eso, así que no se preocupen.
Aquí caí en la cuenta de que si trataba de huir de ella, lo sabia al analizar mis palabras. Esas chicas que ahora me acompañaban también eran de grado superior, pero yo las trataba como mis iguales y a Mónica la quería tratar como una desconocida mas al hablarle de usted-aunque ya no lo hacia pero era obvio que mi yo interior me jugaba un broma algo cruel- y yo trataba de hacerlo parecer como una muestra de respeto.
Cuando ingresamos al edificio las alumnas que se habían adelantado estaban en la sala, mis nuevas amigas se quedaron en ella también invitándome a acompañarlas, pero me disculpe diciéndoles que me iría a la cama. Ella lo entendieron y se despidieron de mi de un beso en la mejilla.
Lentamente seguí subiendo los escalones que me llevarían a mi piso donde esta mi habitación, a cada paso que daba mi corazón y cuerpo se estremecían pero lo hacían de un modo algo diferente ya que en mi cuerpo los escalofríos recorrían mi piel y mi corazón latía con algo de fuerza intensificándose mientras subía mi pie derecho y luego el izquierdo por los escalones, tanto que podía sentirlo golpear contra mi esternón y en mis oídos llegaba el resonar de su palpitar.
Finalmente llegue a mi destino y camine por el sendero tapizado con alfombra , abrí la puerta, la señora que había realizado el aseo hacia algunas horas dejo la ventana abierta que vi al ingresar a mi habitación. Encendí el apagador que tenia al lado de la puerta. El sonido del reloj en el escritorio de Lei. Era lo único que escuchaba además del latir de mi corazón. La rosa que tenia ahora en la mano izquierda la mire detenidamente, su aroma era realmente profundo, y su matiz en color rojo le daban una apariencia espectacular, en esos instantes la recordé a ella cuando los rayos del sol golpeaban su piel blanca como la nieve.
Me despabile y deje la flor encima de mi escritorio, mientras del ropero ya arreglado saque una toalla limpia y mi pijama rosa que coloque en mi cama junto con mi ropa interior. Decidí darme una ducha con agua fría para bajarme la sangre de la cabeza, aunque después me arrepentí. Cerré la ventana y corrí las cortinas.
Ingrese al baño donde me desvestí lentamente hasta quedar en mi sostén y bragas, mirándome al espejo y quitando el broche de mi cabello, me sacudí la cabellera con movimientos a la derecha e izquierda, me saque la ropa interior e ingrese a la al interior del baño donde la el grifo de la regadera con agua caliente ya estaba abierto. Mi cabello se empapo del agua, mientras dejaba que el agua acariciara mi cuerpo lentamente, me enjabone toda, dejando aun abierta la llave de la regadera, me quede ahí unos minutos y después de que termine de asearme salí envuelta con mi toalla enredada en mi cintura y salí a cambiarme fuera donde seque cada parte de mi cuerpo, recorriendo mi figura con ese paño. Termine de secarme y me vestí, cuando termine me seque aun mas mi cabello para terminar cepillándolo lentamente.
Mientras realizaba esto mi cabeza se hallaba en una especie de dimensión desconocida hasta que vi el reloj de Lei. En el la hora de las 8:35 de la noche estaba marcada, en cualquier momento ella llegaría a mi puerta, tocaría y esperaría una respuesta.
Me incorpore de mi cama y fui hacia la puerta, en mi mente solo se figuraban dos acciones, una echar el pasador a la puerta y dos dejarla abierta, no sabia que hacer, así que solo apague la luz mientras las sombras me rodeaban ahí al permanecer de pie frente a la puerta.


Texto agregado el 15-12-2009, y leído por 139 visitantes. (0 votos)


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