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La noche se había tornado muda, la calle desierta, sin embargo, multitudes de rostros se apoyaban en sus omóplatos y le fracturaban la espalda que se negaba a caer.
Todo se había convertido de pronto en un pozo sin final, un pozo en donde la caída era interminable.
Las calles de San Telmo y su empedrado, hacían de la escena, algo así como la bruma que desliza Poe en sus relatos, claro que este pobre narrador no es Poe, solo un mediocre que apenas puede lamer las sobras que el escritor dejó plasmadas en su brillante obra, pero volviendo a la noche, recuerdo que ella caminó sin saber hacia donde ir, recuerdo que de pronto las paredes la asfixiaron y que uno que otro colectivo sin verla, casi la deposita en el cordón de la vereda como una inmensa mancha roja.
Ellos, corrían detrás de ella sin saber que ya nadie había ahí, ella ya no estaba, era un cuerpo vacío, una silueta fantasma, que nada podía escuchar ni ver.
Su cuerpo estaba sediento de veneno,, quería una muerta ligera, quizá la dicha de cruzarse con un asesino, su cuchillo aquellas noche hubiera sido su salvación, pero no, las cosa nunca salen como uno quisiera.
Como decía, ellos venían detrás, esa mujer y su deformidad patética, la perseguía sin darle tregua, necesitaba sacrificarla más, y le ofreció su ayuda, autómata y ya casi sin pulso, ella la aceptó, estuvo largas horas escuchando su murmullo, que como canciones benditas escupía por sus labios en nombre de dios.
Llegada la medianoche se encontró frente a su puerta, introdujo la llave en la cerradura, sus manos temblaban demasiado, entró a su escondite, a su seguridad, pero ya ni ahí estaba segura.
Se tiró en su cama, vio demonios cabalgando caballos blancos, vio a su ángel llorando en un rincón, tomó de la mesa de luz un cuchillo desafilado, y lo clavó hondamente en su pecho, metió la mano, revolvió su carne hasta encontrar su corazón, lo arrancó y se lo tiró a los gatos vagabundos de su cuadra.
Cuando encontré su cuerpo descansaba con una sonrisa, mis zapatos se cubrieron de sangre y los gatos aun, tenían restos de su corazón entre los dientes…

Texto agregado el 16-12-2009, y leído por 116 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
17-12-2009 5* nesravazza
 
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