Taciturno comienzo a buscar

un sonido que acalle al corazón.

El velo de esta noche

desea sofocar toda ansia;

me castiga al pensarte,

al recordar tu nombre

se desvanece tu esencia al pronunciarle,

o quizá sea tan excitante

que enferma y confunde mis sentidos...

¡Ya no sé dónde estoy ni lo que digo!

catarsis que diverge mi esperanza confundida;

observo al infinito elucidando que te necesito

inefable sensación que desgarra la ilusión

forma yerma que bifurca el alma

disimulándole...

cual imagen perdida en lontananza;

esto es humano, no es una divina situación

no tiene más formas que el contorno de tu cuerpo.

¿Qué haré así de confundido?

¿Qué necesito hacer?

para mantenerte a mi lado

para estar un tiempo juntos,

porque bien entiendo que no necesito

explicación alguna

porque no necesito más de lo indispensable...

escuchar tu voz... vos en mis brazos…

estar observando el contorno de tus labios

sintiendo tus caricias...

esas virtudes que entregas en frenética pasión,

tu esencia,

ante la cual impávido perezco;

ansío todo cuanto eres… eres todo cuanto ansío

te necesito de la manera onírica más bella

porque mi amor está del otro lado

de la verja de tu corazón.

De nuevo sediento comienzo a buscar aquel latido

más allá de mi dolida existencia,

esperaré enhiesto en baldosa de inestable arcilla

por tu aceptación y el día de nuestro encuentro.

Ahora comprendo porque perecen mis deseos

entiendo porque me traicionan...

sobre tu tersa piel desaparece mi experiencia

en su calor me pierdo y encuentro la gloria

sin ella mis fechas son efímeras y vanas

sin ella no se distinguir la vida, la muerte o la nada.

Mi vida, cuenta me doy que tu partida

me ha dejado vacío

con tu ausencia sé que ya no soy el mismo,

la realidad de este sueño nunca será...

camino solo en la senda del olvido

y aún no comprendo por qué te has ido.



Alejandro Ornelas ®
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