EL CRISTAL DE MI COPA





Por ser fiel al sujeto que siempre ha predicado
que al sumar lo que resta se llega al resultado,
por las dulces derrotas corrigiendo mis trazos,
por las tontas victorias que torcieron mis pasos.

Por la sangre fluyendo de aquel niño endiablado,
por el tierno recuerdo de tu bosque encantado,
por los sueños abiertos en mis ojos cerrados,
por la noche plateando nuestro muelle lejano.

Por los cielos sin límites y las lunas sin rejas
que mi fiel caminante se llevó de tu pueblo,
por el viento perpetuo que acaricia las calles
de mi boca robando de tu boca el aliento.

Por la ausencia imborrable de entrañables amigos
que abrazaron mi causa cuando estaba perdido,
y también por los otros, los que siguen conmigo
y que saben de sobra que preciso su abrigo.

Por que penas mendigas y tristezas de niños
ya no se sientan huérfanas y reciban alivio
de las manos que se abren para dar su cariño.

Por las noches insomnes de bendito desvelo,
por la gente sencilla que camina en mi suelo,
por sus mesas tendidas con el pan compartido.

Por tu luz ambarina en mi vidrio empañado,
por la vieja guitarra que armoniza este canto,
por las pláticas vanas sobre bueyes perdidos.

Por el no de los padres, por el sí de las niñas,
por los reyes sin oro y las sotas con bastos
que derraman su grito sin temor de la espada.

Por el mate cebado que me ofrece tu mano
con la dulzura etérea de tu lenguaje llano.

Por tantas cosas bellas elevo simplemente
Con su licor de vida mi copa de cristal.



Muchas felicidades, que el año venidero sea maravilloso
y cumpla todas nuestras expectativas.
Es mi profundo deseo, Carlos.