-¿Me vez o no me vez?, te pregunto mientras duermes. Con tu cuerpo tendido en la oscuridad. ¿Hay alguien ahí? Doctor ¿es usted? Creo que llevo mil días sin dormir, pero todavía no me quejo. El cigarro se consume en mi espalda y el sonido esmeralda que hace tu respiración es sónica, espectacular. Pero anoche el violeta y siento lástima y bajo a tomar algo pero termino siempre ebrio maldiciendo al televisor. Me he llegado a masturbar mientras duerno. Ni yo me la creo. Raras veces interiorizo las cosas, todo el día hablando pero a veces me quedo callado, hasta que vuelve el intento de agradar, de agradarte, de agradarme, de que me den otra palmadita y me digan “ buen chico, sigue así pero con cuidad, eh?”.Mientras tú duermes tan tranquila sobre este nido vacío.
Tanto frío y aún no llueve. Siéntelo, siente como cae como la primera vez. Pudo ser fácil, lo pudimos intentar.Éramos demasiado jóvenes para nacer, siento deseos inmensos de ser algo más que respiración, hay días en que quisiera cojerte en mis brazos y gritarte ¡¿Me vez , me vez?¡. Es asfixiante esa sensación. Me quema por dentro como material pesado. Sonrío demasiado cuando estoy de mal humor. La notas en refrigerador o el salón de te con ventilador; y mis padres no entienden lo que digo, y mi abuelo me cuenta que fue el único esclavo blanco de su patria, que las mujeres más hermosas se convierten en metáforas antes de escapar en tren. Me quedo un rato escuchando a mis amigos cuando hablan y descubro que son mas tarados que yo; luego me quedo escuchándote y no sé, ¿venimos de otra galaxia acaso? Quien hubiera pensado qué todo sería así. Imagen flotante aparente congelada en estado sobrenatural, robándole amor a los ángeles. Quien hubiera sentido lo demás del mundo no hubiese sido así. Y si importa todo lo que sientes, entonces mis dedos también cubren el océano. Sus manos no eran las de antes, su boca no era la de antes, sus ojos no eran los de antes y era como si algo fuese a desaparecer. Y recordamos esos días de verano donde luchábamos por encontrarnos estacionados en ese tiempo donde amanecer era importante por millones de horas después por belleza sin dolor por noches sin aura con sabor a ceniza de paraíso. Pero viniste hacia mí y te hiciste sentir y parece que a nadie le importó al fin. El pequeño esplendor, una simple canción, muy espacio acogedor. Hasta que me pregunto si algo hice mal, porque aún los pedazos no los puedo recoger. No los puedo recoger. Y miro alrededor mientras se apaga el televisor. "No tengo destino fijo cuando salgo a caminar por la ciudad, hay días en que recorro ciudades enteras con un poco de movimiento, con algo de inercia y gotas de fricción sin movimiento muscular bebiendo una cerveza, comiendo un puñado de tabaco. Mi cabeza sólo dice lo que dicta. Hay niños que mueren jóvenes, hombres que sólo tienen hambre, hay espacios invisibles entre nosotros que ni la física cuántica los va a descifrar, que quizás los egipcios o los castrados mayas lo leyeron en los cuerpos celestes, pero decidieron cerrar el hocico para jodernos la mente. Me recuerda todo eso a canciones, a anotaciones melancólico-obscenas de baño, a forrarse de gente en fiestas donde ebrios en la madrugada hacen pequeños intentos de parecer felices y listos hasta que vuelven a caerse al sillón y se acaba la magia. He escuchado todo tipo de cosas a veces sólo de una persona por estar con ella cinco minutos en un cuarto. Aunque regreso a caminar por la carretera en el amanecer mirando las estrellas y vuelvo a pensar en los pobres mayas. Calaveras celestes de piel morena, batallas de hierro en carne ensangrentada. ! Otra cerveza por favor ¡No tengo recuerdos de mi pasado ni mi futuro aunque durante un año creía que era vidente sólo porque supe lo que iba a pasar.