no tenía ganas de nada, estaba enfermo hacía mas de un mes... miré por la ventana y la gente corría de un lado hacia el otro como hormigas sin reina... me sentía mal producto de un estado mental en donde no podía conciliar el sueño ni mucho menos dormir... esperé hasta que el día pasara pero algo sucedió que captó mi atención. un anciano salió de una de las casas vecinas. vestía todo de gris y con ropa bastante gastada. el anciano usaba una gorra graciosa porque tenía campanillas y era de colores, o sea, por cada paso que daba sonaba como un payaso... sonreí dentro de mi malestar cuando el anciano se percató de mi presencia. ven, me dijo, sígueme que tenemos mucho que hacer, ¡ya es hora!... le miré incrédulo. miré mis ropas y estaba en pijama, pero mi corazón empezó a saltar como un niño, diciéndome: ¡salta!... no pude resistir mas porque mis piernas empezaron a saltar como si estuvieran de fiesta. bajé sin dudar como si estuviera a punto de ser feliz... salí y en la puerta estaba el anciano. este me cogió de la mano y me jaló. no podía creer la fuerza y dicha que tenía y contagiaba, al menos a mí... pasamos por toda la ciudad y la gente se reía de nosotros... noté que el anciano llamaba a todo el mundo que estaba parado, esperando morir, como yo... ya éramos más de veinte personas cuando llegamos a la salida de la ciudad... un grupo de bestias nos esperaba. ¡suban!, gritó el anciano... yo no sabía cómo subir ante semejantes animales jamás imaginados por mí... pero sentí un empujón y pude escalar a uno de estos seres que tenía la cabeza de un galo y el cuerpo de un escorpión, alado y con cascabeles así como el anciano... apenas estuve arriba de la bestia volamos hacia lunares jamás soñados e imaginados... de pronto, sentí que un rayo pegó sobre la bestia y esta empezó a caer como si fuera un avión... yo traté de cogerme pero fue imposible y caí y caí hasta perder la conciencia... cuando abrí los ojos estaba echado en el suelo de mi cuarto y en mis manos había mechones de plumas de colores jamás soñados por mí... sonreí y miré por la ventana... vi que todo estaba desolado, como después de una lluvia... miré mi cama y traté de soñar algo hermoso...