Dulce cielo, de mi lo quieres todo.
Dulce tesoro, llenas de gloria mi corazón con tu amistad de oro.
Marchando con la cabeza muy alta, con el espiritu en alza, con la mirada clavada en la confianza.
Miras aquello que te puedo ofrecer, más en tu íntimo ser no pides nada, sólo amor, ternura, besar mi conciencia y entregarte con paciencia.
La luz de tu corazón, busca en la lejanía a veces, en la oscuridad de tu soledad, en el hueco que deja el no estar, en la sensación que ocupa la ansiedad de querer y no conseguir ese agradable resplandor.
Recuerda que la noche es mi día y el día mi noche, ven cuando no veas más y yó te besaré en la oscuridad, entre sombra y sombra me amarás, me sentirás, me abrazarás y te unirás a mí.
Tardía te veo en tu decisión, besas e intentas volver a besar con más profundidad, tratas de adentrarte en mi intimidad y arropar ese terciopelo travieso que sólo el buen deseo es capaz de provocar en tí, mi cielo.
Tu azúcar me abruma, me consuma, me aturde, me hunde a ciegas en tu amor y en tu deseo.
Mi mente sólo piensa en ese ser, dónde el amor es oro, dónde cada momento es el todo.
Ahora te busco Yó entre mis sentimientos, mi amor ahora tu eres mi tesoro.

Escrito por Carlos Them

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