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Inicio / Cuenteros Locales / YUUKOICHIHARA / \"Las espinas de la rosa-La trampa, las elecciones sin participantes y las rosas robadas-.\" Capitulo 4

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“Las espinas de la rosa”
-La trampa, las elecciones sin participantes y las rosas robadas-
IV

-“¿Por qué te portas así?”, fue lo que obtuve como continuación por parte de Judith que se enrollaba el cabello con el dedo índice mientras me miraba extrañada.
-No quiero seguir más con este juego de que usted me quiere y de que la señorita Mónica me quiere, así que por favor tome su rosa y su carta y hágame el favor de no molestarme más o tendré que notificarlo con la directora.
Judith al escuchar esto se acerco a mí y me cogió con fuerza la mano mientras salíamos por la puerta que daba al gimnasio. Algunas alumnas del grupo D que salían de el me vieron junto a Judith. No sabía a donde caminábamos o más bien a donde era arrastrada.
-¡Oiga, espera!, ¡me esta lastimando la muñeca!, ¡suéltame!-era lo único que podía decir en esa situación, pero la persona que me estaba jalando no le importo que yo prorrumpiera en gritos y sin inmutarse nos dirigimos a un sitio al lado del gimnasio lleno de arboles en donde ella con un movimiento me paso a acorralarme poniéndome de espaldas al árbol.
-¿Qué tu vas a que?, ya te lo había dicho o no Natalia, no te voy a dejar hasta que estés conmigo y no con Mónica, porque no entiendes que yo te quiero, ¡así que acéptame de una vez!
Cuando Judith termino de decir esto mi mente me trajo los recuerdos de aquella nota escrita por Mónica y dejada en mi escritorio, la frase “acéptame de una vez” de nuevo se hacia presente e invadió mis sentidos, un latido se creo al escuchar estas palabras y mas cuando aun Judith que me tenia sujeta de la mano me junto ella dándome un beso. Este no era un beso normal era uno que tenia en su interior algo de deseos encontrados y no se parecían en nada a los que me había robado la otra vez, sin embargo sabia bien, tenia ese gusto cálido y su lengua y la mía empezaron a moverse, no sabia el porque lo hacia si detestaba que ella me asaltara de esa forma pero me deje llevar en su beso y sus carnosos labios que estaban pegados a los mis. Mi pulso se acelero y estábamos ahí paradas una junto a la otra, parecía que ella lograba sentir un cierto grado de excitación que se mezclo con la brisa del aire proveniente del occidente y con una nube cargada.
Judith separa su boca de mi y en mi, en mi pensamiento en un lugar muy profundo algo decía, “¡no!, ¡no dejes que separe sus labios de los tuyos!, no la dejes ir”, pero mi conciencia aun aturdida por el beso reacciono y la separo unos centímetros, pero ella no retrocedió y yo n o podía hacerlo ya que tenia sus brazos rodeando cualquier salida hacia los costados. Nos miramos y en sus mejillas un color rosado se apareció dándole a su fisonomía una porción de ternura.
Su palma izquierda se poso sobre mi cara, era fría en comparación a las de Mónica, pero se sentí tan bien, era una sensación que no había sentido nunca y que estaba experimentando en esos momentos. El porque me vino a mi espíritu el recuerdo de Mónica y su calor ocurrió cuando ella me abrazo y mi nariz quedo cerca de su cuello, tenían ella y Mónica un cierto parecido en el olor y la suavidad de su piel eran iguales lo único en que se diferenciaba Judith de Mónica eran las manos y el calor de estas.
El destello pícaro que tenían los ojos de Judith cuando me miro me hizo entender que había un a posibilidad de que no estuviera jugando. Yo estaba ahí abrazada por ella con una mueca pensativa esperando a que ella terminara de asirme para que dijera mientras aun permanecíamos unidas.
-¿Por qué?..... ¿Que tiene ella que no tengo yo?, ella ya tiene a Irais para que se preocupe por ella porque tu te preocupas por Mónica y a mi me rechazas.
Su voz dulce estaba quedándose en mis oídos ya no cavia duda de que alguien le había dicho todo a ella, no quería pensar en esos instantes el quien fue el responsable de eso, ya que tenia otras cosas en las cuales pensar. Me sentía alagada de que ella se preocupara por mi, no de una forma fraternal como se esperaría, pero lo que contaba era que se preocupaba.
Judith se distancio de mí y sus ojos nuevamente se posaron, incrédulos sobre los míos, para después decir.
-¿Te gusto?, mejor dicho, ¿me quieres?-tomo una mirada seria con una voz dulce que parecían contrastar en ese momento.
-No lo se.-fue mi respuesta, y nuevamente esa voz dentro de mi me obligo a tomar a Judith y acercarla a mi cuerpo, mientras ella lo entendía dirigiendo su boca de nuevo a la mía, dejando que nuestras lenguas salieran de sus cuevas y se encontraran, mis parpados se cerraron junto con los de ella, mientras el beso surtía efecto y mi respiración se agitaba al estar de esa forma. Sus manos de repente pasaron a mi espalda y por encima de mi saco azul empezaron a acariciarla lentamente de arriba abajo, ya no me sentía inhibida, pero era como si me hubiera convertido en otra yo ya que la otra Natalia la que sentía algo por Mónica estaba peleando contra los deseos y fogosidad que sentía y que emanaba mi cuerpo. Sus manos se posaron en mis costillas mientras seguía besándome lentamente. De pronto su mano derecha tomo camino hacia mi corbata y deshizo el nudo y desabrocho uno a uno los botones de mi blusa blanca para que sus labios y su lengua se posaran sobre mi cuello y lo recorrieran de arriba hacia abajo, era como un vampiro que recorre el territorio que profanara para después clavar sus colmillos.
Ella me volteo hacia el árbol, de modo que mi espalda daba hacia ella, yo tenia los ojos en blanco y mi nerviosismo aumentaba, así como mi temperatura cuando ella mordió el lóbulo de mi oreja y con sus manos me acariciaba los pechos, sentía algo raro en ellos, parecía que mis pezones se comenzaban a poner algo duros y un calor bajo hasta mi entrepierna en donde la mano de Judith levantó parte de mi falda y emprendía un juego con ella.
La otra Natalia quería parar, pero las caricias de Judith no la dejaban y la Natalia que estaba siendo manoseada amablemente por Judith en el interior de sus pensamientos pedía más aunque no lo decía.
Su escote se repego a mi espalda, era parecido al de Mónica en cuanto a volumen, los podía sentir como si estuvieran rozando mi piel. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando ella soltó aire de su nariz que fue a dar a mi cuello y recorrió mi espalda. Era un aire entre frio y cálido que hizo cayera de rodillas al árbol y a ella. Judith se hinco también y me dijo con palabras totalmente despreocupadas, “yo voy a hacer que tu me quieras Natalia”, y volvió a besarme el cuello.
No se que hubiera pasado si alguien no hubiera gritado mi nombre, la voz de la chica que me llamaba a gritos era Vanesa, sentí que mi alma regresaba a la realidad y Judith se incorporo, para este limite mis manos habían soltado con anterioridad la nota y la rosa blanca que yacían en el piso a un costado. Judith me ayudo a ponerme de pie, y note que había una amabilidad singular en su rostro y después me dijo mientras arreglaba mi corbata.
-Ve, estoy segura de que podre verte de nuevo, y recuerda lo que acaba de pasar y como te hago sentir y si quieres puedes compararnos, la verdad no me importaría compartirte con ella, pero estoy segura de que como yo esto no lo quisiéramos compartir y amabas te queremos para nosotras.
Y alejándose de ahí me dio un beso en la mejilla como despedida y salió por otro lado hacia el exterior, mientras yo veía como Vanesa se aproximaba a donde estaba.
-Estas, bien, te he estado buscando desde hacia un rato, fui a tu salón, pero Lei me dijo que saliste disparada con la rosa y la carta para esto de una vez, y luego una chica de los dormitorios fue y le dijo a Lei que estabas con Judith y que te estaba jalando y que parecía que estaba molesta, mientras tui le decías que parara, ¿estas bien?, ¿te lastimo?
-No, no hizo nada como eso-respondí mientras bajaba la mirada-no paso nada malo, solo….solo estábamos bromeando, ¿Dónde esta Lei?, de seguro la he preocupado.
-La deje en el salón, ella ya va a la cafetería, ¿enserio estas bien?
-Si, estoy bien-dije-¿Por qué la pregunta con tanta insistencia?
-Es que estas muy a penada estas rara, acaso Lei te dijo que cuando fue al salón y me reclamo acerca de esta rosa, que en verdad te juro yo no tuve nada que ver……perdona este no es el momento; y de seguro sabes que Mónica estaba ahí escuchando.
-Algo así me conto……
-Bien, entonces vámonos, hay que ir a la cafetería, y arriba ese animo.
Vanesa por primera vez no se atrevió a preguntarme que es lo que había pasado hacia unos instantes entre Judith y yo, creo que entendía perfectamente lo que pudo haber pasado. Cogí la carta y la rosa que estaba en el suelo y camine junto a ella. Llegamos a la cafetería y todas estaban en sus asientos, aparente felicidad para que no se preocuparan mas por mi, aunque estaba algo distraída, no me había dado cuenta hasta pasado algún tiempo que Franchesca nos acompañaba a comer, al parecer se preocupo por lo que pudo haber pasado, además tenia que hacer una tarea en la biblioteca por lo cual no le importaba.
Camine con Vanesa por nuestras bandejas de comida, Mónica estaba como siempre con sus carceleras, Irais y Brenda; al verme Irais me sonrió como de costumbre y Brenda se indigno algo pero no se inmuto y luego estaba ella, al verme me sonrió de una manera inmaculada y yo solo lo que pude hacer fue desviar la mirada hacia otra parte, una vergüenza o mejor dicho culpa me entro cuando ella me miro, sentía que era despreciable y no merecía que ella me hubiera referido sus sentimientos hacia unos días, cuando volví a la mesa donde estaban todas me senté de espaldas para no verla y sentir que no la estaba ofendiendo.
Judith no apareció en la comida y cuando terminamos de comer fuimos a la biblioteca en donde adelantamos los deberes, todas nos concentramos acerca de lo que teníamos pendiente y actuábamos cada una como si no hubiera pasado nada, después fuimos a despedir a Franchesca a la puerta deseándole buenas noches y que la veríamos mañana, vimos al viejo Ignacio que nos saludo y emprendimos el camino nuevamente a los dormitorios, durante ese trayecto, ninguna de mis amigas menciono nada acerca de mi altercado con Judith y lo que pudo haber pasado, cada una actuaba acorde a la situación, sin embargo, la Natalia que sentía algo por Mónica quería morirse de la culpa ya que se contristo dentro de mi al recordar que su contraparte engaño a Mónica arrastrando a Judith hacia ella y con un “No se” como respuesta a la pregunta de Judith que prácticamente podía entenderse como un tal vez a su declaración.
Cada una nos fuimos a su habitación y ya en ella, Lei parecía estar my rara, no era la que al igual que Ivonne estaría pidiéndome le contara lo que había pasado, así que rompiendo el silencio hable.
-Y, bien.
-Y, bien, ¿Qué?
-Tú sabes bien a lo que me refiero, no me preguntaras acerca de lo que paso.
-No, no te lo preguntare.- respondió mientras se quitaba su saco y lo colocaba en el respaldo de la silla-y no lo hare no porque no quiera saberlo, sino mas bien si tu quieres contármelo lo harás y si no yo esperare hasta que estés de humor para hacerlo, ya que supongo por tu cara es que no estas bien, o ¿me equivoco?
-¿Quieres que te lo cuente?- dije mientras mi voz se hacia mas queda.
-Yo te escucho….amiga Nat.
Y así comencé lo que paso contándole todo, ella escucho en silencio y al final de terminar mi breve narración solo le pedí un consejo, a lo cual contesto.
-Esta mu complicada esta situación-suspiro y se sentó en su cama-la verdad quisiera decirte que esto se hará mas fácil, pero la verdad es que no, sinceramente puedo ver que ella también te quiere, ya que el decirte que te preferiría compartida, pues ya es un contexto demasiado profundo como para dejarlo pasar, además esta el punto en el que tu gozaste con sus caricias ¿cierto?, y si ella te dijo que las compararas……pues creo que es malo, pero deberías hacerlo. Lo que importa es saber a quien es a quien tu quieres y de ahí desprender todo, en verdad te digo que no puedes ver el amanecer dos veces Nat y aunque sientas que con los dos tu corazón esta tranquilo, no puedes quedarte con los dos, así que tienes que decidir, no te estoy promulgando que es lo que debes hacer, ya que yo no sabría ni como manejarlo, pero todo a su tiempo.
El consejo de Lei me había ayudado mucho y me sentó muy bien, después de esto la puerta sonó y en el umbral, se encontraban Ivonne y Alejandra que me preguntaron si estaba bien, yo respondí que si, y nos quedamos platicando hasta la hora de la cena, ellas me preguntaron acerca de acompañarlas, yo decline la oferta y ellas se fueron y yo me quede ahí sentada en mi silla viendo por la ventana abierta como el cielo cubierto por las nubes marcaba un aspecto rojizo que me atemorizaba. Mi mano se dirigió al libro de poemas y abrió la hoja en donde se encontraba el separador que era la nota de Mónica y ahí escrito lo volví a leer y decía, “ríndete y acéptame de una vez” y de nuevo retumbo en mí los recuerdo de Judith y sus palabras refiriendo la misma frase. Mi corazón estaba confuso.
Lei volvió de la cena y yo ya estaba saliendo del baño en mi pijama, ella no hizo ningún comentario y nos fuimos a la cama no sin antes ella me diese un tierno beso en la frente, y de repente el retumbar de un trueno se escucho fuera, la lluvia empezaba a caer, al igual que algunas lagrimas de incomprensible razón de ser cayeron de mis ojos. Esta era la primera vez que había llorado sin una causa que no entendía, y yal vez si la sabía pero no quería entenderla para que en mi interior no se creara un tifón que devastaría mi ser.

Texto agregado el 12-01-2010, y leído por 75 visitantes. (0 votos)


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