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Por Jorge Paredes

Lo dice con conocimiento de causa. La lectura, que es un acto cultural y aprendido, no puede disociarse jamás de la imaginación. Hace un tiempo realizó una investigación con cinco mil niños en once estados mexicanos para el sistema de bibliotecas de ese país y les hizo preguntas sobre sus hábitos de lectura, sus costumbres, sobre lo que hacían en casa después de la escuela. Y los resultados fueron reveladores: los niños de hoy prefieren los videojuegos a la televisión y de quienes han visto las películas de Harry Potter solo la mitad ha leído algunos de los libros. A ellos Mario Acha les hizo una pregunta que consideraba crucial: ¿Qué te ha gustado más el libro o la película? El 95 % respondió "el libro" y cuando les preguntó por qué, le dijeron que leyendo imaginaban cosas que no sucedían en el cine. Y eran chicos que habían crecido en un mundo audiovisual.

"Lo que está detrás del acto del lenguaje", enfatiza Acha, "es la imaginación. Cuando yo digo la palabra perro inmediatamente tú te imaginas uno y yo me imagino otro, de acuerdo a nuestras experiencias particulares. En el acto de lectura sucede exactamente igual. El error consiste en creer que uno incentivará la lectura de los niños dándoles libros. Ese no es el asunto. El gran error de los ministerios de educación y no digo solo del Perú, hablo de México, Estados Unidos, Alemania, España, de países que tienen graves problemas de lectura, es que han enfocado el tema de acuerdo al interés de los libreros.

El punto no es leer, que finalmente es solo una herramienta para llegar al conocimiento, sino es que el niño vuelva a recuperar la imaginación. Si comienza a imaginar y a proyectar mentalmente lo que lee, entonces formará el hábito de lectura".

¿Cómo recuperar la imaginación en un mundo signado por lo visual, donde ya casi nada se imagina y todo tiene que verse? "Nosotros tenemos cinco elementos básicos", dice Acha. "Uno es el lenguaje, y no me refiero a escribir o a leer, me refiero a saber hablar, a saber expresarse. El niño tiene que aprender a jugar con las palabras. Si yo logro que el niño se interese por las palabras he ganado un campo muy rico. Por otro lado, tenemos que recuperar los cinco sentidos. Saber utilizarlos al mismo tiempo, como hace un niño. El niño cuando juega corre, grita, mira, huele, y eso le da una gran riqueza que vamos perdiendo conforme crecemos. Uno de los ejercicios que hago con los chicos es explorar la ciudad aguzando los cinco sentidos. Encuentran, ven y sienten una ciudad distinta. El tercer punto es los sentimientos. También el mundo contemporáneo nos ha obligado a ocultar sentimientos, cuando es algo profundo que tenemos hombres, mujeres, adultos y niños. Estos sentimientos no son gratuitos sino están asociados a una experiencia física. Por ejemplo, si yo he asistido a la muerte de mi padre, cada vez que me acuerdo de él siento una gran pena, pero yo no me acuerdo de la pena, sino del momento en que estuve a su lado. En esa relación entre la emoción y la situación es que yo puedo acordarme de mis sentimientos. Eso es lo que hacen los grandes actores, cuando les piden que sientan pena o alegría, ellos se meten en sus recuerdos. Los malos actores se acuerdan de la pena, los buenos de las situaciones que originaron esa tristeza. Después está el desarrollo de las habilidades de pensamiento -que es lo único que incentivan los sistemas educativos-. Es decir, aprender a pensar. Entonces, tenemos los cuatro puntos: lenguaje, sentidos, sentimientos y habilidades de pensamiento, todo esto me da la imaginación. Y en la memoria es donde se cocina la gran sopa. En ella podemos relacionar cosas de manera distinta a como sucedieron, incluso de manera absurda. Por ejemplo, si en mi experiencia fue A, B, C, Ch, en mi memoria puedo hacer que sea Ch, C, A y esto me da nuevas ideas. Las técnicas para generar nuevas ideas no son otra cosa que producir nuevas combinaciones".

El Plan Lector impulsado por el Ministerio de Educación entra a su segundo año consecutivo. En noviembre del año pasado se hizo una primera evaluación en 166 colegios de todo el país y según cifras recogidas en la Dirección Nacional de Educación el plan se cumplía en un 67% de colegios visitados en Lima y Callao y en el 80% de los visitados en La Libertad. Los departamentos donde menos incidencia tenía era en Madre de Dios (33%) y Huánuco (40%).

Sin embargo, antes de continuar puede ser interesante escuchar la sugerencia de Mario Acha. "Solo si incentivamos la imaginación vamos a lograr que el niño tenga mayor interés en la lectura, de lo contrario por más libros que se pongan, uno por mes, etcétera, no va a dar resultado. Einstein decía que la imaginación era más importante que el conocimiento. Yo acoto porque con la imaginación yo puedo entender el pasado, cambiar el presente y prever el futuro. La única forma de prever el futuro es imaginándolo. Los inventores, los descubridores, los científicos, siempre han tenido que proyectarse para inventar cosas, desde el uso del fuego hace 50 mil años hasta los Ipod que hoy todos utilizamos".

Mientras tanto, los índices de lectura siguen cuesta abajo y las campañas se intensifican por todos lados. En México se han repartido 800 mil bibliotecas escolares por todo el país y en Estados Unidos grandes deportistas y políticos salen en televisión a leer su libro favorito. "Cuando hice mis entrevistas en México", dice Acha, "muchas de las bibliotecas donadas por el gobierno estaban bajo llave para evitar que los libros se perdieran, y si se utilizaban no se hacía ningún trabajo posterior con esas lecturas".

En esto de la lectura no vale tanto la cantidad, sino la calidad: "Se tiene que trabajar con el niño y esa es tarea del padre de familia, del maestro, y no una imposición mecánica de leer un libro al mes. Una sola página bien leída es a veces suficiente. No es un problema de cantidad, es un problema de calidad, de incentivar y promover la imaginación".


Mario Acha es ingeniero de profesión, cineasta y experto en procesos educativos, pero su gran pasión es enseñar a pensar. Nació en Alemania, vivió en el Perú y ahora reside en México. Estudió tecnología educativa y procesos educativos en Austin, Texas.

Texto agregado el 12-01-2010, y leído por 419 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
13-01-2010 La lectura y la escritura están muy asociadas a la imaginación, ya que cuando se lee y se escribe intervienen tres términos fundamentales en ambos procesos: informar, persuadir y clarificar. Cuando se escribe, el escritor, más que explicar, trata de informa al lector sobre un asunto nuevo, trata de persuadirlo sobre lo que está informando y desea aclarar lo que se escribe de una manera coherente para que el lector comprenda su mensaje. Cuando el escritor escribe apela a varios tipos de memorias para generar ideas, y cuando el lector lee, hace lo propio para asociar lo leído y darle forma en su imaginación. El lector sólo puede llegar a ser informado y persuadido, si lo escrito está claro para él, y si él, a través de su imaginación, llega a visualizar lo leído. Existen tres tipos de memorias relacionadas con ambos procesos, a saber: la memoria episódica, dedicada a los eventos, experiencias e imágenes. La memoria semántica, dedicada a la información, ideas, actitudes y valores y la memoria inconsciente que incluye emociones y sentimientos. El escritor activa esas memorias cuando escribe para generar las ideas que necesita textualizar para trasmitir la información que desea. El lector las activa para asociar eso “que está dentro del lenguaje” y llegar, por lo tanto, al acto de comprensión. Por supuesto, el autor de este artículo presentado en esta prestigiosa Columna del Miércoles tiene toda la razón -desde mi perspectiva- cuando señala: “el punto no es leer, que finalmente es sólo una herramienta para llegar al conocimiento, sino es que el niño vuelva a recuperar la imaginación.” Esa imaginación se puede desarrollar, a través de técnicas didácticas que casi todos conocemos, pero que, desafortunadamente, muy pocos docentes o padres saben manejar. Entre las más comunes están: el uso de tormenta de ideas, el uso de las preguntas, las notas de forma estructurada, las notas de forma no estructurada, el uso de ayudas visuales para crear textos escritos u orales. Está hartamente demostrado que el uso de esas estrategias didácticas ayudan al educando a interesarse por las palabras, a saberlas usar apropiadamente y, sobre todo, los hace pensar que es en definitiva lo que les está haciendo falta en esta sociedad donde todo está tan mecanizado. Gracias Borarje por haber subido tan excelente artículo. Gracias al autor del artículo por un escrito de tan alta calidad. Un abrazo. Sofiama
12-01-2010 El vuelo de la imaginación nos permite llegar a lugares insospechados, nos permite crear, soñar, expresarnos. Un muy buen aporte en beneficio de todos.Mis************************** almalen2005
12-01-2010 Su gran pasión es enseñar a pensar ¿ y qué es si no la imaginación? ¿Acaso se puede imaginar algo sin pensarlo? Y pensar sigue siendo el mejor valuarte para crear, imaginar y expresarlo. Pues estamos en sintonía, amigo Borarje. Nunca hemos dejado de estarlo. Y ahí van todas las estrellas que te mereces no, porque están limitadas a cinco. Y ya vendrán a robarlas, como a la creación. maravillas
 
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