TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / negrate / En Ralco

[C:439567]

Era una curva del camino que terminaba en Ralco, pero aún después de ésta ,había muchas curvas que el mochilero ignoraba como ignoraba también la ignorancia , la explotación y la calma de los hombres y mujeres que en aquello años del alcón y del cóndor recorrían soberanos las entrañas de los bosques y de los valles su verdor.
Hombres hoy recluidos a sus rucas pequeñitas, arrinconadas en las infértiles y pedregosas tierras , y que con la paciencia de su raza masacrada en los patios de la salvaje colonización , fueron cercando con piedras y esmirriados vegetales los corrales para proteger sus pequeñitos rebaños de ovejas y cabras .
Ellos , los señores del viento y del trueno.
Amigos de los primeros dioses centinelas de sus alegrías y protectores de los pumas y con el alerce de sus tierras infinitas .
Ellos ,los fortines del Arauca peregrinos de las cordilleras no tenían más que harapos cubriendo sus recuerdos en replegada soberanía la que cultivaban , callando, en el corazón de los copihues .

Esta realidad golpeaba duramente al mochilero que en este viaje en busca de su propia libertad se fue adentrando en las redes sociales tejidas en el telar de la injusticia y el atropello.
El sol estaba en el cenit bebiendo voraz, las bocanadas húmedas de los cerros de Ralco ,un pueblito cordillerano protegido por un cordón pétreo conformado por cerros henchidos de raulíes , tinéos , y entre todos ellos los coigues y ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis ) .
La curva daba comienzo a una sinuoso calle que por dos cuadras llevaron al mochilero hasta una desviación , una cuadra más y allí estaba el corazón del pueblo.
A un costado de la calle colgaba solitario un arco metálico con unos mapuchitos practicando básquet.
Había un banco de plaza a la orilla de la calle, allí se sentó y dejó la mochila a un costado. Al rato comenzó a sentir hambre por primera vez después de varias horas de caminata .
Al frente los cerros imponentes y a bajo el pueblo descansando una siesta , porque a parte de los niños no se veía un ser humano en aquel tranquilo ambiente.
La impresión primera que da todo lo nuevo y desconocido fue quedándose atrás . Aparecieron a paso lento las edificaciones del pueblo .Todo era amigablemente antiguo , lo era un galpón pintado de rojo desteñido muy parecido al anaranjado , era un galpón enorme que le sobresalían unas vigas del año del cóndor, cuando este sobrevolaba las cordilleras nevadas muy próximo a los raulíes custodios de los bosques donde se refugiaba el puma en perpetua paz .
De pronto el arco colgante no tuvo visitantes, porque todos estaban en el banco junto al mochilero .
Y esto para que sirve? Señalaba la mochila - y qué anda haciendo por aquí? Preguntaban otros ojitos vivaces y oscuros muy pequeñitos y redondos donde resaltaba un pelo negro y brillante como el amanecer de un capullo .
Pasó un segundo después que los ocho niños lanzaron sus interrogantes unas pasando por arriba de las otras hasta que se hizo un silencio . Les corría el sudor por sus caritas morenas y esperaban inquietos las respuestas .
El mochilero les dijo que quería conocer los cerros y andar al lado del silencio , porque tenía en su corazón una invitación de natura para saborear la dulzura de sus cascadas , que en su caída decidida y certera dicen que esconden los secretos de los hombres de esta tierra . Será verdad lo que dicen? Preguntó el mochilero .
Los ojitos de los pequeños se abrieron cada vez más y las risas salieron corriendo desde su inocencia primera para guardarse eternas en el corazón del visitante .
Habría estado con estos amigos todo el día ,pero el tirón que le daba Ralco para que también conociera sus rincones adornados de silvestres aromas , lo levantaron del banco y siguió viaje .
Los niños se despidieron y se fueron corriendo , pero uno de ellos se quedó un rato junto al mochilero ,abrió su boca para decir algo , pero luego se llevó su manito de puño cerrado a secar su transpiración y no dijo nada. Dio un paso para donde estaban sus amigos y luego volvió su carita y le preguntó : Cuándo va a volver a Ralco?
Había en sus ojitos esa nitidez penetrante de la inocencia .
Después se alejó corriendo dando saltitos ,pasó junto a sus amigos y siguió hacia el norte por la única calle del pueblo .
El mochilero lo siguió con su mirada y fue dándose cuenta que la calle tenía un cordón de vereda central y en ambos lados habían casas de madera relativamente nuevas .
Allí vivían los habitantes del pueblo .
El mochilero avanzó por este cordón hasta llegar al final de esta silvestre civilización . No había nadie en la calle sólo un hombre y una mochila , pero como saliendo del rincón de la nada apareció nuevamente el muchachito mirándolo con sus ojitos negros , su carita morena y su manito de puño cerrado que le daba unos tirones al pantalón del mochilero . Oiga caballero, le dijo. Dice mi mamá si usted no es el profesor Campos que se fue de Ralco porque estaba muy enfermo .
Pero mi tía le decía a mi mamá ,que no puede ser porque el profesor Campos murió el año pasado .
De todas maneras Juancito , anda y pregúntale al hombre , porque no pueden haber dos cristianos tan iguales .
Esas eran las reflexiones de toda la población que al momento en que el mochilero se dio vuelta para ver quien le tiraba del pantalón vio a medio pueblo asomado por las ventanas y otras , las más curiosas, tomando un vaso de agua conversando con sus vecinas y mirando cada tanto al hombre con el niño que charlaban en el cordón silvestre de la vereda central .
Dile a tu mamita que no soy el profesor Campos
Y cómo te llamas tu?
Yo? .. Juancito!
Juancito , para dónde me lleva el camino?
Juancito respiró hondo y con su hablar salpicado de pausas , donde se refugiaban las historias de una raza dolida, le contestó que andando un poco hay un canal que cruza el camino y donde hay un árbol grande a orilla del camino, pero un poco más allá hay un puente y más allá termina el camino . Se Va a dar cuenta , porque va a llegar al rio .
Ah! ese es el rio Queuco! .
Si claro!! dijo Juancito .
Y ..Usted lo conoce?
No , pero he oído hablar de él .
Ah! Dijo Juancito .
Continuará ..


Texto agregado el 17-01-2010, y leído por 277 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
30-01-2010 Muy bueno y muy tierno amigo, te juro que se me ha encogido el corazón al leerlo, mis************* Y un gran abrazo para el autor de este magnifico relato. Yosep
20-01-2010 Eso de andar y de andar, despuès ya no sabe uno ni a dònde va.. Bien.- rhcastro
19-01-2010 Los pueblos, los lugares rurales, guardan un encanto muy peculiar que has sabido atrapar en tu texto. Saludos, un gusto leerte. Azel
18-01-2010 Manndrugo compara a Ralco con Comala o Colima de Juan Rulfo? Me parece que en la forma, pero no en el fondo, son comarcas con dinámicas parecidas, pero paisajes diferentes. Lo felicito hermoso relato. lolisima
18-01-2010 Ralco, una especie de Comala, pero vivo y silvestre en su natural transcurrir natural. Al "profesor Campos", que se murió hace un par de años, pero "nunca se sabe", ya lo había visto todo el pueblo, antes que apareciera su mochila por el desierto pueblito. Saludos y que siga el viajero recorriendo verdores. manndrugo
Ver todos los comentarios...
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]