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EL ENAMORADO


Ya estaba por encender el tercer cigarrillo en quince minutos de espera, volvió a ver las manecillas del reloj que indicaban que faltaban cinco minutos para las seis, el tiempo se le hacía eterno, así suele suceder cuando se desea demasiado a algo y se está próximo a tenerlo, así se sentía Roberto, estaba más ansioso que nunca, por fin había encontrado a alguien especial en su vida, gracias a Julia, su compañera de la oficina que lo había invitado a aquella fiesta hace un mes, él como siempre, se había mostrado renuente a ir, como de costumbre cada que hacían reuniones sus compañeros de oficina, asistió más por atención a Julia, que por gusto, ya que ésta siempre se había mostrado atenta con él, pensó que sería una grosería no asistir a una reunión en su casa, sobre todo si ella lo había invitado personalmente.

Fué amor a primera vista, desde que la vió, le llamó la atención primeramente sus ojos negros y profundos como el océano, la calidez de su voz, su cuerpo tan esbelto y moldeado, y para cerrar con broche de oro, la amabilidad con que lo trató, prestándole atención a su plática que el consideraba aburrida, la clásica de un ratón de biblioteca, el tipo de conversación que nadie quiere escuchar en una fiesta. Afortunadamente para él, Claudia también era solicitada para bailar con los demás, por primera vez maldijo su falta de facilidad para el baile, pero por otra parte, le daba tiempo para buscar más temas de conversación con Adriana, en cuanto ella llegaba después de terminar una pieza, él, solícito, le ofrecía un refresco que ella aceptaba y trataba de cambiar de plática, de vez en cuando miraba a su entorno y observaba con disimulo la mirada de cómplicidad de sus compañeros de oficina como diciendo "Ya ligaste".

En cuanto se empezaron a ir los demás invitados, se apresuró a solicitarle en número telefónico, mismo que ella dió sin reparo, pero advirtiéndole que no era muy afecta a salir con hombres, que cuando salía con alguien era por lo general en compañía de Julia.

Y así había comenzado todo, después de casi un mes de llamadas por teléfono insistiendo por una cita, Claudia había accedido, se verían a las seis en un café al aire libre de la zona rosa, después de la hora de salida del trabajo de ésta.
Rodrigo dispuso de su mejor traje, quería mostrarse impecable frente a la mujer que por fin le había llamado la atención seriamente, ya que en la oficina no le conocían ningún romance, y ya sospechaban que era "del otro lado", de esto estaba bien enterado, pero no hacía caso de los chismes de oficina, - ya verán cuando me vean del brazo con Claudia - pensaba...

En eso estaba cuando hizo su aparición el objeto de sus pensamientos, la miró cuando se acercaba, estaba hermosa con ese vestido negro entallado que le llegaba a la mitad de los muslos y que contrastaba con su cabello castaño claro y su piel bastante blanca, alcanzó a observar cómo algunos hombres que pasaban volteaban de reojo a verla, cuando se acercó a la mesa, Rodrigo se levantó de inmediato ganándole al mesero a jalar la silla para que se sentara y le dijo con sinceridad:

- Claudia, que bueno que veniste. estás hermosa.
- Muchas gracias Rodrigo.
- Gracias a tí, que aceptaste venir, sé que no soy el compañero ideal para las citas, por eso aprecio más tu gesto.
- No, no digas eso.
- Bueno, lo importante es que aquí estamos tú y yo.
- Si pero no digas lo que acabas de decir, no me gusta que digas mentiras.
- Está bien, te lo prometo, y que amable en no considerarme así.
- Es que no eres así, me pareces un hombre bastante maduro y estable. También interesante y muy culto.
- ¿En verdad crees todo eso de mí?. - Interrogó Rodrigo con incredulidad.
- Claro que sí.
- Pues yo opino lo mismo de tí, aparte de que eres una mujer muy hermosa y muy especial
- Gracias, vas a hacer que me sonroje. ¿Por que te parezco especial?
- Pues, por que nunca me había fijado tanto en una mujer, no sabes cómo me atraes. Te quiero Claudia, en mis 32 años de vida no había sentido por una mujer lo que siento por tí ahora. No sabes cómo había esperado el momento de decirte esto, pero es la verdad. claudia, te quiero.
- Oh, ¿por que me pasa a mí esto? - Dijo Claudia moviendo la cabeza.
- ¿Por que?, ¿que pasa?.
- Tal vez debí decírtelo.
- ¿Eres casada?
- No.
- ¿Estás comprometida?
- No.
- ¿Tienes novio?
- No.
- ¿Entonces?

Claudia adoptó una actitud de seriedad, y mirando directamente a los ojos de Rodrigo, le dijo:
- Soy lesbiana, me gustan las mujeres.
- Que! ¿que dijiste? - Rodrigo no lo podía creer, por primera vez se había enamorado de alguien y a ese alguien también le gustaban las mujeres.
- Dije que soy lesbiana. Me gustan las mujeres.
- Pero ...
- Mira Rodrigo, me caes muy bien me gustaría que fuéramos amigos sólamente. ¿Qué te parece?
- Me parece muy mal, que desperdicio, yo te quería para mamá de mis hijos. - murmuró desconsolado.
- Pensé que te lo había dicho Julia.
- Julia sabe que eres...
- Ella es mi pareja.

Ya no había más que hablar, su mente rápidamente se transportó al futuro y se vió felizmente casado con Claudia, pero sintiendo celos de cualquier mujer que pasara por la calle.

Texto agregado el 19-06-2004, y leído por 133 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
26-03-2005 Genial, muy buen final, pobre hombre, enamorado de quien no debía o no podía, es tan triste el amor no correspondido sobre todo cuando se siente tanto amor dentro del corazón ¿no?, Estrellas. tierni
 
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