El atardecer me sorprende a orillas del lago, pocos instantes de luz quedan, recostado sobre la hierba observo las primeras estrellas esas casi imperceptibles, esas que solo ven los escritores de canciones y los enamorados sin amores.
Es una tarde noche tranquila, de brisa fresca pero que abriga, los pensamientos vuelan, las palabras resuenan pero mi cuaderno de sueños escritos conserva su pagina en blanco.
Los sonidos del atardecer comienzan, las hojas, los grillos cual orquesta sus sonidos armonizan, sonidos que calman que se pierden que se encuentran, la gente pasa algunos corren otros caminan en grupos o solos, sus pasos apuran.
El lago comienza a reflejar la luna mistificando el ambiente, todo es calma, todo se ve diferente, mi hoja comienza a llenarse de palabras que riman, sin una idea todavía, necesitan de magia, de encanto, de vida, descubro pequeñas cosas que no me incentivan.
El tiempo pasa, la luna redonda y grande ya ilumina todo alrededor, la brisa fresca me quita su abrigo, con la vista perdida siento el frio, las manos heladas, los pies entumecidos, es hora de emprender el regreso, una lágrima escapa, se desliza hasta mi hoja de palabras que riman, entonces comprendo, doy por terminada esa hoja en ella cual siento todo esta escrito, se leen palabras que riman sin ideas, sin magia, encanto, ni vida y atravesando estas una lagrima, que se expresa sin querer, que grita sin poderse leer.

Gullito.