LLegué con el reflejo de sus ojos verdes hasta las orillas de esta ciudad vestida con fotos de cera (cubiertas de amplitudes blancas y árboles de hojas grandes). Me paseé con discreción por sus calles y sus gentes ( sus antenas...), hasta encontrar esa flor mágica que adornaría nuestra historia, y allí la encontré, mirándome con su declaración de amor, dispuesta a volcar sus intenciones como expresión de mi alma, ayudándome a acariciarle. Y así lo hize, compartí con él mi corazón labrado de tulipanes rojos, y empezamos a regar entre los dos todos nuestros campos. Y llegó el día en que apareció la primera amapola, con su mensaje hilachador, y así fue pasando . Cada día fue un nacimiento de una amapola roja, (y necesitaba muchos cuidados, muchos mimos).
Desde entonces han pasado 27 días, y han nacido veintisiete amapolas rojas en nuestro tulipán rojo. Y así seguimos naciendo cada día con nuestro nuevo trabajo de hilachadores de flores. Las más lindas flores, que al fin y al cabo son todas las flores.