Hoy me poso sobre ti pequeña flor
como la brisa tenue que acaricia tus pétalos rosados.
Como las gotas de rocío que acicalan tus secretos
y los purifican eliminando la culpa y la soledad.

Hoy me poso sobre ti pequeña flor
como la lluvia insistente que derrama,
como las ansiosas abejas enardecidas
dispuestas a darlo todo por solo un trozo de tu corazón

Hoy te conviertes en un bello recuerdo
y curiosa te posas sobre mis hombros.
Me susurras al oído con voces angelicales
y me invitas a volar tranquilo por los campos de la inmortalidad.

Hoy me descubro inocente y sereno
ante tus trémulos pétalos de piel,
tesoros divinos que me hacen indigno de sus placeres,
y certeros me cristalizan al horizonte sincero, al desfallecer.