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EL DOCTOR PARTE II

Una noche, salí con una enfermera que me asistía en las operaciones, al igual que yo, estaba retirada de los quirófanos y nadie le daba trabajo por haber sido parte de mi equipo. Ahora, tenía una tienda de abarrotes, negocio asaltado dos veces en el mismo mes.

Luego, de vuelta a mi casa, por la autopista decidí probar el auto, 180 Km/h en sólo 15 segundos, 220Km/h en 25 segundos, chocar contra la patrulla de la policía me tomó sólo un milésimo de segundo.

Salí ileso, no así los oficiales, les preste primeros auxilios, pero ya estaba de vuelta en Tribunales.
El vehículo quedó convertido en chatarra, perdida total, pague indemnizaciones con el resto del dinero, nuevamente me salve de la cárcel, sólo me quedaba el capital de las acciones.

Nunca imagine la precariedad del sistema financiero, por un problema de créditos hipotecarios en Usa. La bolsa se desplomó, generándose una crisis económica espantosa, que me devolvió al estado de inopia que tenía antes de ganar el premio, pero esta vez fue peor: las cuentas por las deudas contraídas, se acumulaban. Producto de la vida desordenada, de los últimos meses, mis colegas no me dirigían la palabra, cerrando cualquier posibilidad laboral.

Las deudas, los embargos y cobradores me perseguían, estaba abrumado, y cada vez que algo de dinero llegaba a mis manos, compulsivamente lo gastaba en ir de juerga, de esa forma me evadía, sin pensar que me estaba hundiendo más y mas.
Desesperadamente recurrí a prestamistas, tampoco les pude pagar y cobraron con una paliza… con varias en realidad….

Pero, lo peor estaba por venir. Una mañana, salí en bicicleta, del edificio a la casa de un familiar, a pedir dinero prestado, perdí el equilibrio y me estrellé contra un auto, en el estacionamiento, ocasionando roturas de los focos delanteros.

Era el vecino del 604, comprendió la situación y sólo cobraría los repuestos, le agradecí y continué mi camino. Al regreso, soy interceptado por el conserje, me comunica que, ha venido gente a ver mi departamento, saldrá a remate mañana a primera hora por no pago de hipoteca. No lo podía creer, solo debía dos meses, subí a toda prisa para ver la publicación en el diario, lo ojeé y ratifique que era verdad… di vueltas por el departamentos, tomándome la cabeza, si me lanzaban a la calle no tenía donde vivir, nadie me aceptaba…

Pensaba y no encontraba solución, quise despejarme, tomé un calmante, luego otro y otro, pero no hacía efecto, seguía desesperado, sin carrera, sin familia, sin amigos, sin casa… abrí el ventanal decidido a saltar, y ahí estaba : el desconocido del día de lluvia, me observaba desde la calle. Presuroso baje de allí, con intenciones de hablar con él.

Producto del apuro, tropecé con un revistero, esparciendo el contenido por todo el piso, un sonido metálico llamó mi atención; era la vieja Glock nueve milímetros, recordé haberla escondido para no hacer locuras, también recordé, que mi antigua asistente, había sido víctima de dos asaltos y dijo que necesitaba un arma, yo necesitaba dinero; pensé en venderla. La puse en mi cinto y salí, antes que este hombre volviera a desaparecer.

A la salida del edificio, se topó conmigo el vecino del 604, venía con su mujer y dos de sus hijos, me detuvo, dijo que, el arreglo iba a salir más caro, no lo escuché, necesitaba alcanzar la calle. El, sujetó mi brazo y siguió hablando de la reparación, estaba al tanto del remate y exigía que le pagara inmediatamente. F orcejee para librarme, pero no pude, me invadió un odio incontenible, lo próximo que recuerdo son las salpicaduras de sangre en mi cara y los cuerpos tirados en el Portal; los disparos no los escuche…

Coincido en que, los motivos de mi crimen no sustentan una “teoría del caso decente”, como usted dice, pero no puedo aceptar la línea de defensa que me propone: no estoy loco, ni me voy a hacer pasar por uno… créame. Cuando estaba en apuros, era capaz de hacer cualquier cosa, ese hombre lo sabía, ahora puedo reconocerlo como lo que era, aquí adentro muchos llevan esa mirada, viví afligido por el dinero y mi posición social. Ese hombre, era un emisario, me ayudó, a partir de ahora no volveré a tener problemas económicos; tengo solucionado todo, el alojamiento, comida, vestuario… ni siquiera tengo que trabajar… pero mi verdadera condena la pagaré después de muerto…



Texto agregado el 23-02-2010, y leído por 134 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
30-07-2010 Un relato excelente, con todos los condimentos necesarios para que no decaiga en ningún momento. Muy, muy bueno Merece más que cinco. Catman
01-03-2010 Muy buen relato, con todos los condimentos para hacerte llegar al final. Me gustó. Vale! CalideJacobacci
23-02-2010 Por lo menos al final tuvo lucidez mental el pobre doc. para no seguir cometiendo error tras error...! Disfruté la lectura de tu cuento. Saludos! galadrielle
 
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