Oh! Cuantas veces he deseado abrazarte 
cuantas veces he soñado amarte 
cuantas veces... !cuántas! 
 
Tú lo sabías, y como agua entre los dedos 
te escapabas de mí,  
huías, 
y yo nada podía hacer. 
 
Esas largas esperas, esas eternas horas, 
esos pesados segundos, lentos y amargos,  
toda una vida en espera, ¿y para qué?    
 
Te fuiste con aquél, el otro, ´ 
aquél que tantas veces te injurió, 
aquél que tanto daño te causó. 
 
Preferiste el golpe al abrazo 
perferiste la tristeza a la alegría 
acogiste en tu seno el odio,  
dejaste pasar el amor. 
 
No eres feliz. 
 
Y ahora vienes a mí, 
desconsolada en tu dolor, 
herida en tu ser. 
¡¿Qué esperas de mí!? 
 
Mi amor, no soy aquel que fui, 
mi amor por tí se dilluyó en tu olvido, 
no puedo mas que rechazarte, 
abandonarte en tu miseria. 
 
¡Véte!  
¡aléjate! 
no aflijas más mi corazón, 
mi pobre existencia. 
 
  |