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“Las espinas de la rosa”
-La otra versión -
II
Vanesa se dirigió a mí y me saludo de un beso en la mejilla. Alejandra desde su lugar levantó su mano en señal de que me saludaba. Podía advertir lo que seguía en esa conversación que comenzó acerca de cómo me encontraba.
-Sabes que con lo que ha pasado entre ustedes es imposible que permanezcas ahí, si hablas con Judith ella entenderá y no tendrás que pasar por otro mal suceso-dijo Vanesa cruzando sus brazos.
-Si, lo estaba pensando hace un momento y creo que Ivonne tiene razón para que no este presente en ese lugar-respondí.
Todas miramos a Ivonne que estaba sentada en la silla de Lei y haciendo un gesto que nos indicaba que se encontraba pensando, tomo aire y después empezó a hablar.
-Es cierto que tengo la razón-dijo algo modesta- pero aquí me parece que el tratar de huir es algo muy malo. Lo que quiero decir es que Natalia no debe de escapar de lo que con mucha suerte ha ganado, y no lo digo porque en verdad me guste estar ahí…….sinceramente hubiera querido ir en estos momentos a decirle sus verdades a esa Mónica. Solo quiero que sepas-mencionó hacia mi persona con un sentimiento para alentarme-que yo estaré ahí, así que no debes huir ya que ella pensara que tu estas destrozada por lo que paso. Lo mejor es agarrar al toro por los cuernos y supongo que ella a la larga se dará cuenta de lo que hizo. Solo piénsalo, es como una tortura lenta en la cual tu presencia la hace sentir culpable en cada momento, además se me haría muy interesante el saber sobre ella.
Todas nos quedamos calladas al escuchar la forma tan convincente de Ivonne, y aunque había algunas lagunas en sus suposiciones. Al final Lei hablo respondiéndole a sus comentarios, pero tenia que hacerlo de una forma algo especial ya que Ivonne es de esas personas que nunca quieren perder.
-Eh, creo que eso fue…. algo inesperado, ¿no lo crees Ivonne?
-¿inesperado?, ¿a que te refieres con inesperado?-dijo mientras alzaba sus cejas y mostrando un aire de desafió a Lei que estaba sentada a mi lado.
-Si, a lo que me refiero es que como quieres que Nat vaya a meterse a la boca del lobo. Si comparto tu visión de que ella no debe dejar intimidarse y mucho menos dejar el cargo a que le dieron por lo que suceda ahora con Mónica, pero ir a el extremos de casi restregarle en la cara que no le importa, ¿no crees que resultaría mas mal que bien? Lo que quiero decir-dijo levantándose de su cama y juntando sus palmas-es que si no resulta como lo que tú dices, y Mónica se siente ofendida, le hará la vida de cuadritos a Natalia.
Ivonne sonrió como si todo lo hubiera calculado previamente, a veces me espantaba esta faceta de ella ya que parecía que la chica de cabello negro rizado con sus lentes que le conferían un aspecto sumamente intelectual no tenía sentimiento alguno.
-¿Crees que no he pensado en esto?, es muy obvio que hay una probabilidad de que a Mónica no le guste este desafío por parte de Natalia, y no digo que la estés desafiando-aclaro hablándome a mi para después volver al punto-pero no seria malo intentar.
-Estas completamente loca, ¿lo sabes, verdad?-dijo Vanesa a risotadas, las cuales se nos contagiaron respecto al comentario de Ivonne.
-¿Pero harás lo que dice Ivonne o te retiraras por la buena?-dijo tajantemente Alejandra que había estado callada desde el inicio.
-Aunque quisiera salir como una cobarde y no verla nunca más, creo que las diferencias que tuve con ella tienen que dejarse a un lado. En esencia, lo que quiero decir es que si Ivonne quiere yo aceptare el cargo.
Las miradas de nosotras se volvieron a posar sobre Ivonne que tenia una cara de broma.
-Sabes que si, ¿de que estuve hablando hace rato?, mientras yo este a tu lado en el comité, no tienes de que preocuparte.
Miramos el reloj y vimos que era la hora de cenar, sin embargo yo no tenia ganas de bajar y mis amigas entendieron que debía de estar en mi soledad para poder apaciguar lo que con risas más que forzadas daba para que ellas no se preocuparan. Cuando ellas salieron un destello de preocupación y de tristeza me embargo y sentada en mi cama retrayendo mis piernas hacia mí donde hundí mi cara entre ellas y las abrace con mis brazos. Permanecí en silencio, un silencio sepulcral que me intimidaba. Suponía que si ella en verdad quería evitarme a toda costa no se aparecería en los lugares que suelo frecuentar, aunque era inevitable esto, además de que era utópico el que no coincidiéramos en algún momento.
La puerta sonó al poco rato de que Lei y las demás salieron de la habitación. Me erguí y me quede atenta al siguiente movimiento de la persona que estaba detrás de la puerta. Por mi cabeza paso la silueta de Mónica detrás de la puerta con su cara fría e inalterable, “no, no puede ser eso”, pensé, mientras me deslizaba por mi cama para que después mis pies descalzos caminaran por la alfombra del cuarto. El ruido de la puerta siendo golpeada invadió de nuevo mis oídos, trague un poco de saliva y coloque lentamente mi mano sobre la perilla de la puerta.
Una voz repentinamente hablo, y reconociéndola de inmediato, el sístole y el diástole de mi corazón se estabilizaron gradualmente ya que habían sido perturbados por mis fantasías de esos momentos.
-Natalia, soy yo Judith, ¿podemos hablar?
Mi mano giro la manija de la puerta y lentamente cuando termino de girar el seguro se quito abrí lentamente para dejar una leve rendija por la que pude verla.
-¿Puedo pasar?-pregunto mientras colocaba su mano sobre la puerta en la cual sentí un sutil empujón.
-Pasa-dije mientras abría completamente la puerta.
La persona de ella pasó ante mí y yo cerré la puerta. Judith permaneció de pie y la invite a sentarse, ella rechazó mi invitación y paso a decirme.
-Supongo que no quieres hablar de lo que paso con Mónica.
Ella interpreto mi silencio rápidamente como una afirmación de lo que en verdad deseaba; podíamos hablar de todo menos de eso, sin embargo, entre los temas que consideraba algo bochornosos y desagradables, no tenia previsto que ella sacara a la luz el tema acerca del beso y de lo que significaba.
-¿Qué significo yo para ti?-preguntó espontáneamente.
-Tu sabes que yo…..ahora no quiero contestarlo, la verdad ni si quiera se si esto es lo que en verdad quiero. Tu eres una chica muy linda y sobre todo muy buena y no quisiera provocar una mala relación entre nosotras y además esta el asunto de que…..…la verdad no se que hacer, por favor entiéndelo.
Perfectamente sabia que al darle largas también me estaba echando la soga al cuello y que en mis palabras aparte de haber incoherencias enormes estaba oculta la verdad o lo que yo quería negar como una verdad. Si Judith era persistente en sus preguntas podía atacarme con el hecho de que como era posible el estar confundida cuando estaba ahí enfrente de Mónica y cosas así, pero lo que si era verdad desde la primera palabra era que yo no quería herirla sentimentalmente.
Ella guardo silencio como dejándole hablar para que sirviera entre nosotras junto con el tic tac del reloj de Lei de intermediario en esto.
-Me gustas-dijo mirando al piso y entrelazando sus brazos-¿Por qué no lo entiendes?, ¿a que le tienes miedo?
“¿Miedo?”, jamás desde que entre a la academia Lillian y me paso todo esto había pensado en que tenia miedo de algo o de alguien, pero a medida en que lo analizaba mi yo interna me revelaba y quitaba el velo de mis ojos de que era cierto, tenia un cierto miedo. Mire a Judith quien siguió hablando.
-¿El beso, significo algo para ti Natalia? Porque para mi significo algo, era como……
-…..Pasión, ternura-hable interrumpiéndola-si, yo también lo sentí, sentí como me transmitías todo en ese beso, pero la realidad es que necesito tiempo para saber que es lo que quiero, soy demasiado indecisa, no puedo dejar que otras personas tomen las decisiones por mi y que siempre les cause problemas a las demás.
-Yo comprendo el que ahora no puedas decirte. No necesitas tratar de mentirme que lo pensaras o que necesitas tiempo, eso ya lo se. Pero si tú sentiste esas cosas de mi beso, yo también sentí algo aparte de lo que decías, y es que tú la quieres, sentía como si el beso no fuera para mí sino para ella. Y me da cierta rabia que eso suceda, pero analizándolo mejor creo que esta bien. Yo te había dicho que te permitía compararnos y esperare. No se si tu al final en verdad quieras corresponderme, y la verdad no me sentiría herida si tu quisieras estar con ella a pesar de lo que paso hoy, pero la verdad me agradaría que nos conociéramos mas, así que te parece que tratemos de ser amigas por ahora, así que ¿amigas?.
Al parecer Judith lo había tomado muy bien, y no tenía una objeción en aceptar su propuesta de conocernos como amigas y me parecía que era lo mejor. Ella proyecto una sonrisa la cual me convenció aun más de que eran ciertas sus palabras.
Si no consideraba el hecho de que estaba confundida respecto a lo que quería o lo que necesitaba mi cuerpo al estar siendo cortejada prácticamente por otra persona de mi mismo sexo y el hecho de que Mónica estaba presente en este triangulo amoroso, puedo decir que en verdad era atraída hacia Judith. No solo la forma en la que miraba desafiantemente y esa risa algo malévola que a veces se mostraba en su cara, además de su cualidad de derrochar algo de sensualidad que era lo que me atraía de ella.
-Sabes que puedes contar conmigo y cualquier cosa que quieras puedes pedirla, la verdad comprenderé si no quieres estar en el comité donde estará ella.
-No, no es necesario-dije precipitadamente- en si Ivonne y yo queríamos hablar de eso contigo. Y queríamos decirte que ambas seguiremos con lo que tenemos que hacer.
-Tampoco es necesario que te sobresfuerzes por un compromiso. Si en verdad te sientes incomoda es mejor que no lo fuerces Natalia, ya que solo puede terminar mal-respondió Judith.
-No lo estoy forzando, la verdad quiero hacerlo.
El sonido de alguien que toca la puerta se escucha, en ese momento ambas callamos y yo me gire hacia loa puerta. Lei entra por ella y se sorprende de ver a Judith ahí dentro.
-¡Hey!-dice-mmmmm, perdón, no sabia que había alguien aquí, si quiere yo….
-No, no es necesario-protesto Judith-yo ya me iba, así que las dejo descansar. Pero será que lo pienses; todavía falta una semana para que seas entres oficialmente, así que medítalo con tu compañera y si cambias de opinión házmelo saber, ¿de acuerdo?, luego hablamos-dijo acercándose a mi y dándome un beso en la mejilla.
El beso que me dio en el pómulo pudo excederse si Lei no se hubiera encontrado en esos momentos y yo al estar algo susceptible lo hubiera aceptado. En si me había parecido extraño que ella no se lanzara al ataque como lo había hecho en esa ocasión.
Judith salió por la puerta y Lei se quedo de pie recargada en la entrada que ella había cerrado.
-¿Qué quería?-pregunto.
-Solo vino a ver como estaba y me dijo algo acerca de ser amigas.
-¡¿Amigas?! No crees que en verdad solo quiera ser tu amiga ¿verdad?, es decir, ella te dijo que te quería para ella. Eso puede ser para aprovecharse de que ahora estas confundida por lo que paso con Mónica.
-No lo se. Pero sentí que en verdad era sincera-respondí.
-No me gustaría que también tuvieras problemas con ella Nat, así que trata de saber que es lo mejor para ti. Bien, vamos a descansar.
Lei dijo esto mientras caminaba al baño estirando los brazos hacia arriba. Después de mirar alrededor me recosté en mi cama mirando hacia el techo, mientras oía el sonido que Lei habitualmente hace al cepillarse los dientes. Después sale en ropa interior y se coloca su pijama azul lentamente, dejando que la tela de esta le friccione la tez blanca. Extrañamente no me había percatado del pequeño lunar que ella tenia en la espalda baja. Ella se acuesta después de apagar la luz y desearme las buenas noches y la habitación volvió a quedar en silencio como cuando estaba sola. Mí mente se perturbo fácilmente al estar en esa obscuridad y no conseguía dormir. Lei se percato de esto y se giro para veme.
-¿quieres dormir en mi cama?
-Si-respondí.
Ella deslizo el edredón y yo cogí mi almohada para ir hacia la cama de Lei quien se corrió hacia la pared apenas me introduje entre el colchón y el cubrecama. Ella soltó una risilla que me causo curiosidad. Y lentamente rodeada por el calor del cuerpo de mi amiga fui siendo mecida por el sueño. La fragancia de Lei era dulce además de que sus brazos que me abrazaron por debajo del cubrecama como si me tratara de un peluche. Y mientras estuve en su cama sentí que la amargura que había sentido, la confusión de una identidad que no sabía si era la mía y la tristeza y la valentía fingida se desvanecían. Al parecer Lei tenía un hechizo sobre mí ya que había franqueado cualquier tipo de hostilidad de mi persona ya que desde que la vi sabía que ella sería una persona muy especial para mí.
El fin de semana lo pase con Lei y Vanesa andando por ahí antes de que la lluvia se hiciera presente, el color gris de este me hacia sentir rara ya que me contagiaba de un sentimiento parecido a la tristeza, lo cual según Vanesa era melancolía y nostalgia.
El viento jugaba con la hojas de los arboles meciéndose lentamente mostrando cierto aturdimiento cuando el agua que caía del cielo se estrellaba contra estas.
La semana que vino, Ivonne y yo platicamos con Judith acerca de permanecer en el consejo, ella lo comprendió y nos dio la aprobación. A partir de ese lunes la cuenta regresiva para que estuviera frente a ella se hacia efectiva ya que nos evitábamos a toda costa, hasta llegué a pensar que ella ya no estaba en los dormitorios.
Judith se había acercado a mí, siempre quedábamos para platicar durante el descanso después de clases. Es sorprendente lo que aprendes de una persona, ella me platicaba de todo lo que creía conveniente platicarme y mientras estaba con ella parecía que me estaba adecuando a ella, y parecía que me gustaba estar junto a ella y ella parecía estar alegre de que estuviera en su presencia.
Lo mas raro fue que a pesar de que me estaba encariñando con Judith no podía de dejar de pensar en Mónica, era como una sombra que me succionaba mis sentidos y aunque ponía todo de mi parte para olvidar lo que paso este recuerdo-como era natural-no se iba de mi mente.
Después de las clases del día viernes recibí la visita de Judith. Lei no se encontraba ya que había ido a sus actividades extracurriculares. Ella paso a la habitación y comenzamos la platica con las preguntas normales y comentando alguna experiencia de ese día.
Las risas después de algún comentario graciosos que hicimos se escucharon, pero después las miradas de ella estaban cargadas de un aura especial. Cuando cesaron las risas el silencio nos invadió un poco. Judith que estaba sentada en la silla de mi escritorio se dirigió hacia donde estaba sentada en mi cama y al estar a mi lado sentí el latir de mi corazón estar agitado ante una situación como esas de nuevo. Pude ver como los pómulos de ella se enrojecieron gradualmente.
-Creo que es mejor que te vayas-dije sin moverme ya que presentía que no había lugar al que pudiera ir si era mirada por los ojos de ella.
-¿quieres que me vaya?-pregunto.
Su mano se poso en mi mejilla derecha y la frialdad de su mano hizo que me estremeciera un poco estimulándome a que mi mente contestara “no lo se”.
Ella se aproximo cada vez mas y a cada centímetro que estaba cerca de mi podía percibir la respiración de ella que se hacia un poco mas pesada. Un beso en la boca censuro el hecho de que yo me opusiera dejando que su boca jugueteara con la mía entretanto mis ojos se cerraban dejándose llevar por el efecto que estaba causando en mi.
Judith me recostó suavemente en la cama, al abrir los ojos ella se estaba quitando los lentes lo cual me permitió observarla mejor; ella sonrió y yo también.uns de sus manos se poso sobre mi cintura acariciándola lentamente y recorriendo todo el contorno de mi abdomen después. Turbándome a medida en que ella seguí acariciando y lamiendo mi cuello mordiéndolo cuidadosamente pero tratando de excitarme a la vez. Ella aprovecho la oportunidad para ir sacando de mi falda la blusa que se encontraba fajada y quitar uno a uno los botones de los ojales correspondientes. Rozando la punta de su nariz contra mi vientre en movimientos circulares y después lineales que recorrían toda mi piel de arriba a abajo, de derecha a izquierda y lengüeteando cariñosamente, un gesto natural de su cabeza e hizo entender lo que posiblemente seguía su mano bajo hasta mi falda la cual le estovaba a su palma para que la piel de esta y la de mis piernas se encontraran. Con las yemas de sus dedos acaricio torpemente causándome cosquillas intercalando pequeños apretones de vez en cuando.
-Quédate así, ¿de acuerdo?, no te muevas pase lo que pase.
Ella al terminar de decir esto beso mi cuello y fue bajando, hasta que sentí su presencia, abriendo mis piernas, yo trate de moverme pero era demasiado tarde, sus manos empezaron a trabajar debajo de mi falda y con sumo cuidado me saco la lencería deslizándola por las piernas dejándome indefensa a lo que ella hiciera.
No sabia que hacer, podía seguir ahí esperando a que algo entre nosotras pasara, mas sin en cambio mi conciencia se interpuso a mi placer venial la aparte de mi. Al hacer esto ella supuso a lo que yo me refería.
-Perdona, no quería………disculparme, ¿si?
Me incorpore arreglándome lentamente con un calor en la cara que se podía entender como loa vergüenza que sentía ahora.
-No te preocupes, yo tuve la culpa-dije.
Aunque la verdad si lo ponía claro era evidente de que no tenia la culpa, e hecho de que estuviera en esa situación no era de lo más esperado, pero aun así sentí que con esto podía suavizar el golpe de la responsabilidad de Judith.
-Perdona, pero no pude evitarlo. Así que me voy-dijo encaminándose a la puerta, y al abrirla detrás de esta, la figura de Lei apareció.
-¡Hey!....... ¿interrumpo algo?, si quieren puedo regresar en algunos momentos.
-No, no hace falta Lei, yo ya me iba, así que nos vemos en la cena, ¿de acuerdo Natalia?
-Si, si te veo allá.
Lei entro y la puerta se cerró, la mirada que me lanzaba era incriminatoria a toda costa y por mucho que ella tratara de ocultarlo era muy evidente.
-¿Qué?-pregunte al sentirme asediada por sus ojos.
Ella entre risas discretas y una mueca de burla solo respondió “Nada, yo no he dicho nada”.

Texto agregado el 17-03-2010, y leído por 78 visitantes. (0 votos)


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