Cada trote, 
cada palpitar tuyo, son  
cuatro sonrisas menos de mamá, 
siete cuentos menos de la abuela, 
once besos menos de mi amada. 
 
¿Dónde herirte, Tiempo? 
 
¿Dónde escondes  
tus pies con puñales, 
o tu corazón de espantapájaros?, 
que hasta esta noche  
nadie puede descubrir  
para darte una estocada. 
 
En cada palabra, 
en cada respirar tuyo, 
me arrebatas 
dos guau guaus de mi perro 
ocho ocasos de sol 
quince pasos de mi tío. 
 
¿Dónde herirte, Tiempo? 
 
¿Dónde ocultas 
tu lengua de cieno 
o tu nariz de pus?, 
que hasta esta luna 
nadie pudo hallar 
para ahogarte en el mar. 
 
Pero ya  
algún genio despeinado 
(a punta de ecuaciones de lluvia) 
pronto te dará tu Waterloo. 
 
Entonces, 
no te será fácil 
sustraer mis alegrías. 
 
Te disputaré, 
puño a puño 
para que sean más, 
las caricias del viento, 
el correr de los gatos, 
los arrullos de los ríos, 
los vuelos de mis cometas, 
los aleteos de las gaviotas, 
los tintineos de mi cuchara caída  
los abrazos de mi abuelo. 
 
 
  |