Había comenzado a llover cuando ella volvió, se encontró al final del camino con la ropa pegada y los zapatos sucios, había encontrado un hombre cerca de la fuente, fue él quien le dijo cual era su tumba; el día del entierro solo tuvo tiempo de llorar mientras lo veía desaparecer detrás de la loza, y ahora allí empezaba a reconocer nuevamente el lugar, transparente, lejano y solitario…
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Había vuelto a recordar aquella tarde sombría en que supo de su muerte,
Cuando volvía del trabajo alguien que paso presuroso se lo dijo: ¡esta muerto! Y de repente se había sumergido en aquella casa, grande y misteriosa, oscura y silenciosa, esperando algo o sin esperar nada ya, allí adentro lo vio de pronto, sin estar muerto aún… tenia la extraña sensación de estar acompañada en la oscuridad, ¿quien eres?- pregunto mientras se levantaba- y vio la luz que titilaba justo detrás suyo, pero no era él, ya no estaba allí.
Había despertado con los ojos pegados de tanto llorar y con la garganta hecha de nudos infinitos que no la dejaban respirar.

Estábamos allí parados ¿te acuerdas? en medio de la gente gritando como locos con tu hermano.
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Había comenzado a llover otra vez, el cielo estaba gris y supe que no estabas ahí; lo supe cada noche que llore, y cada tarde triste que no te vi sonreír, luego las pesadillas volvieron, las inmensas olas que se venían encima de mi: era un ruido sordo, pesado, asfixiante, con una sombra roja y caliente que cada vez me sumergían más y más hasta que enloquecía gritando en silencio, despertando en la oscuridad, pero comenzaba de nuevo, primero suave como quien teme romper la armonía con figuras de colores y estrellas extrañas que volaban silenciosas, que acariciaban mis ojos, eran pocas levitando frente a mi, pero luego se volvían indestructibles, tomando fuerza de mi miedo y eran miles multiplicándose hasta que me veían llorar con los ojos cerrados.

Era extraño, a veces lo veía allá en su mundo apartado, donde solo me miraba y sonreía y a veces eran uno o muchos seres que divagaban metamorfos por ahí, pero el se volvía siempre sonriendo y se alejaba en medio de la niebla para nunca regresar y me fui quedando sin nostalgia, llorando menos cada vez hasta que llegue aquí…

He estado temiendo que ahora se haga realidad y que las lagrimas vuelvan como un torrente de agua y entonces también el hombre despierte de su mundo y me arranque de este trozo de mármol que ahora no puedo dejar de mirar… he estado tanto tiempo en su mundo queriendo desafiar las barreras, el ha sido impenetrable y lejano y solo ha dicho lo que quiero oír, he sentido que hablo con mi inconsciente y que no eres tu quien esta allí en las tinieblas, pero luego siento que puedo atravesar las paredes y seguir derrumbando los muros, a veces me encuentro inconsciente en sitios blancos donde abunda la luz, están hechos de objetos translucidos y brillantes donde apenas puedo respirar y luego despierto tirada en las calles, durmiendo en cualquier lugar, con las ropas sucias y pegadas y espinas crecientes en el alma, recuerdo que te sigo buscando, aquí y allá, tal vez al fondo del camino, por donde cada vez cruzas mas rápido. Es extraño a veces no lo entiendo no logro llegar a ningún lugar, ni aun cuando quisiera correr, las fuerzas no responden, ahora estas allí y luego aquí, tal vez atrás de mi….

El hombre se ha levantado y aun no dejo de llorar, me mira con vacilación, pero ha ido un poco mas allá de su mundo, ahora se sumerge en sus propias tinieblas…ha estado lloviendo desde el día de tu muerte y he recorrido jirones de mundos en los que las cosas están llenas de niebla y se derriten al pasar, te he buscado en los mas recónditos y hermosos lugares, pero luego tu te vas y comienzan a deshacerse como si tan solo fuera arcilla fresca y adornada, luego se pone oscuro como cuando ha caído la noche y aparecen los hombres que han estado en mis sueños, se vuelven cada vez mas sucios y malolientes, estiran sus bocas y sus dientes hasta los rincones en los que despierto y corren tras de mi alargando sus manos como grandes extensiones del terreno por el que debo seguir sin tropezar, a veces se levantan abriendo sus fauces como empujándome al abismo creciente y negro que me arremolina y me arrebata el alma….
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El hombre ha vuelto a su sitio y ahora se lleva el tarro a la nariz, ha aspirado profundo, sigue mirando a algún punto fijo, sin entender que ha sido de la mujer que regresa cada día para llorar en la tumba, es un punto fijo y neutral, un mármol grabado desde hace algún tiempo, entonces distingue lo que hay allí… un esqueleto tirado en medio de la lluvia…