Ella,… siempre hay una “Ella”.

Presente o escurridiza, soñada o real, siempre es “Ella”, de la que no quieres dar el nombre, por temor a trizar su imagen, o quizá a que alguien pisotee su imagen o su sombra, sólo por no verte sonreír.

Ella va y viene, y sufres su pasar, cuan cerca o lejos, como en la rueda de la fortuna, de una feria estival, cíclicamente se acerca, y sabes que sonreirá con tus sonrisas, mirará sus ojos con tus ojos. Pero besos no, ni pensarlo. Eso quedará en la nebulosa de tu esperanza, hasta la próxima cíclica cercanía, cuando abras nuevamente el cajón con tus cordiales saludos y bienvenidas, que hoy lo pasaremos genial, y piensas que no hay mejor momento en la vida, sintiendo como se mira en tus pupilas, como se alegra en tus sonrisas, y ya te vas?, pero si todavía quedan mañanas en mi calendario, y tu no estás, nuevamente, respiro solo el humo de mi cigarrillo de la impaciencia de no tenerte aquí a mi lado, tan cerca que a veces asusta no atreverme a tocarte ni un cabello, menos la mano, esa porcelana delicada que calzaría como guante a mis cinco dedos firmes que te esperan de nuevo derramando pensamientos, con este lápiz, en esta hoja.

200410 0434