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Inicio / Cuenteros Locales / GUARDIANA / ZAFIRO, LA DIOSA DEL AGUA

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Siempre que tus labios hagan contacto con el agua, siempre que tus ojos se pierdan en el mar o en las gotas de la lluvia, si te concentras bien, puedes llegar a conocer a través de los pensamientos de tu mente la historia de Zafiro, la diosa del agua.
Ella vivía en una tierra glacial, su lindo castillo azul se alzaba por encima de todo y ella observaba a los demás dioses desde una altura considerablemente alta.
Nadie podía llegar a su castillo, éste estaba colocado sobre un gran montículo de hielo muy resbaladizo. Los refugios de los demás dioses no eran así, él de la diosa de la tierra, por ejemplo,no tenía cabida, en un rinconcito de toda la extensión del duro hielo se amontonaba un poco de arena blanca y fina.
Espiga, la diosa de la tierra, vivía camuflada allí, podía convertir en cuanto quisiera todo su cuerpo en granos de arena y luego volver a ser de carne y hueso en cuanto ella lo decidiera. Pero ser un grano de arena y volar con las brisas del aire de aquí para allá era tan divertido, que ninguno de sus compañeros dioses recordaban ya el aspecto que tenía.
Voluble, la diosa del aire. Vivía en una casita hecha de hojas de los árboles de distintas clases, pero esa casita no siempre estaba en el mismo sitio, cuando a ella se le antojaba movía su mano en dirección hacia ella, y una ráfaga de aire se la llevaba y la volvía a construir donde la dirección del viento le indicará.
Y ya solo nos faltaba, el dios del fuego, Azufreliux. No muy lejos del castillo de Zafiro había un pequeño volcán que siempre estaba chorreando lava ardiente, el dios usaba el mismo poder de metamorfosis que Espiga y siempre se camuflaba entre esa lava, y corría montaña abajo.
Todos se lo pasaban bien, todos gozaban de plena libertad para recorrer su mundo de un lado para otro. Todos menos Zafiro, ella nunca salía de su castillo, nunca lo abandonaba convertida en un charco o en una gran tormenta, siempre estaba dentro de él, observándolo todo, y si alguna vez Voluble, se atrevía a aprovechar sus ráfagas de aire y volaba por encima de él, ella se escondía en un rincón, se convertía en un charco y se metía por las ranuras de las paredes del castillo.
Se dio el caso de que Voluble y Espiga estaban enamoradas de Azufreliux, pero él sin embargo no podía parar de pensar en Zafiro. Voluble y Espiga, celosas, le pararon una trampa. Voluble pasó por encima de su castillo como tantas otras veces, pero ésta vez no fue de pasada, ella se mantuvo en lo alto soplando y soplando hasta que una gran corriente de aire logró sacar a Zafiro del interior de su castillo.
Luego Espiga concentrándose bien, con sus manos bien abiertas, hizo que se desprendieran de sus dedos montones de granos de arena, tantos como para convertir aquella tierra glacial en un desierto.
Zafiro vagaba por él, perdida y débil, era la diosa del agua, tenía un gran poder sobre ella y sabía como utilizarlo, pero estaba lejos de su castillo y eso en cierta manera, le impedía hacer uso de él.
Voluble ayudaba a Espiga y la agitaba en forma de granos de arena, muy cerca del rostro de Zafiro.
Zafiro vio un reguero de lava que la perseguía, era el dios del fuego quién le dijo:
-Sigueme, yo te guiaré hasta tu castillo, pero deberás permitirme visitarte de vez en cuando como tu novio.
-Tú no puedes llegar a mi castillo, está demasiado alto.
-Pero puedo rodearlo convertido en lava y tú solo tendrás que salir y sentarte unos centímetros más abajo de la puerta de tu castillo.
-Yo nunca salgo del castillo.
-Ahora estás afuera, y como no me hagas caso, nunca volverás a estar en él, no es mucho lo que te pido, solo quiero un poco de tu atención y en el tiempo que estemos juntos solo estarás a unos pocos centímetros de la puerta de tu castillo, con solo alargar la mano podrás abrirla y volver a estar dentro ¿No puedes por lo menos intentarlo?
Se oyeron las risas de Voluble y Espiga.
-No cuentes con eso Azufreliux, Zafiro nunca se atreverá a vivir fuera de su castillo-dijo Espiga.
-Es cierto, no sé como te has podido enamorar de ella, es tan boba que no sabe ni encontrar la manera ella sola de volver a su castillo-dijo Voluble.
Esas palabras enfurecieron a Zafiro, una gran tormenta se levantó en ese momento. El agua desplazó a toda la arena que estaba sobre el hielo, dejándolo visible otra vez.
La mayor cantidad de agua cayó sobre el castillo de Zafiro, poco a poco, mientras que cada una de esas gotas se juntaban y adoptaban la forma del cuerpo de la diosa.
El dios del fuego dejó su estado actual de lava y tomó su forma original, y ensimismado la aplaudió, mientras que Voluble y Espiga se alejaban envidiosas.
Desde aquel suceso, Zafiro, se atrevió a salir de su castillo, primero solo se paseaba por el montículo de hielo, pero poco a poco y con el paso de los días, fue recorriendo toda la tierra a lo largo y a lo ancho.

Texto agregado el 06-05-2010, y leído por 881 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
27-05-2010 Te felicito, tus Dioses superaron a los Dioses del Olimpo, muy actuales y románticos como eres tú, seguramente, escribes muy bien. mi voto 5* y un beso gordinflon
07-05-2010 Interesante cuento. Me gusto mucho ******** nervion
07-05-2010 Una belleza de cuento. Lo leí con atención y estámuy bien escrito. Te felicito. Mariela LOUYANN_
07-05-2010 Buen cuento, espero tenerlo si llego a tener hijos******* JAGOMEZ
 
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