La salida de cancha holgada
los puños sobrantes esperando el curso de los años
años grises de tardes invernales

Colores desvanecidos
de días tristes en tiempos detenidos
de paisajes inmóviles y besos de madres
aún jóvenes

¿Qué fue real de aquellos años?
ni las fantasmagóricas tardes lluviosas
ni el recuerdo de pichangas en un frescor estival
ni la chiquilla blanca y pecosa del fondo de la sala

El polvo flotaba ralentado
bajo un sol apenas cálido
y el tiempo avanzaba
en un trepidar pausado
como deteniéndolo todo
en un hastío empavonado.

Cada Domingo
a la espera de mi padre
con el cuerpo inmóvil en el marco
La mirada fija
por minutos infinitos.
Paseábamos juntos por el bordemar
recogíamos caparazones codo a codo
guardando anónimos tesoros
como recuerdos vivos de de días que se iban.

Las tardes se hundían en crepúsculos
horas mágicas coloreadas de ámbar
yo dormitaba en el asiento posterior
mientras la radio repetía un ritmo a destiempo.

Un final feliz para un guión aparte
como intersticios a tanto sopor
El lunes por la mañana,
me esperaba nuevamente
La salida de cancha holgada
y los puños sobrantes esperando el curso de los años