Siempre fuiste rápida y nadie te dijo nada,
durante toda tu vida no quisiste ser de nadie y a la vez pedías alguien que te diera calma,
querías que te siguieran a la vez que te olvidaran en tu camino inestable,
camino de temeraria, sin respeto en las vías pero con un fin respetable.

Reincidente por naturaleza siempre te marcas,
tu cabeza siempre fria y con la sangre en la garganta;
mil agujas en el pecho que al corazón jamás alcanzan,
adicta al placer, pero las formas a veces te enganchan
en una espiral sin sentido donde apenas tienes rumbo;
todos tus pensamientos los encierras en tu mundo,
dejas que se escapen pero al final vuelven a tí,
mientras me prometo hacer cosas que un día me prohibí.