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El término de mi vida, ya es una despedida

Una partida que dejo marcas de recuerdos inmemorables

Y cicatrices imperdonables.

Ya es hora de volar,

Ya deja todo atrás alma perdida…

Ya estas en la eternidad.

Vuela y no pienses en nada más,

Que el sufrimiento ya lo has vivido,

Tus lágrimas son el recorrido de todo aquello que has perdido.

Vuela alma inocente,

Vuela que ya no queda más por ver,

Vuela que el mar ya se esta secando,

Y ya no podrás calmar la sed del perdón,

Cortos fueron los años que viviste,

Pero aprendiste muy temprano lo que es el sufrimiento,

Vuela alma perdida. Encuentra un refugio,

Y grita lo que sientes…

Ya nadie te hará callar,

Nadie te podrá lastimar.

El miedo que carcomía tu mente es preciso olvidar.

Si tan solo el tiempo se hubiese detenido un segundo,

Para pensar que eras inocente,

Quizás este no seria el momento de tu muerte.

Vuela alma libre,

Demuestra a todos de lo que eres capas,

Ya no es momento de desfallecer.

Abre tus brazos al viento y no dejes caer,

Todo ha quedado atrás,

No tengas miedo de saltar,

Vuela alma pérdida,

Ya no importa mas nada,

Vida mística que tenía,

A la muerte entregue,

Sueños, fantasias, este es el final

Toda pena y alegría…

Indicios de sentimientos que ignoré.

El tiempo ya no cambiara,

Ni las gaviotas dejaran de volar,

Un golpe de palabras que no se pueden romper,

Vida mística que a la muerte entregue.

La sangre oscura, mi propia sangre tormentosa,

Se desliza ligeramente sobre un puñado de agua cristalina.

Misteriosa vida curiosa, la muerte me custodia.

Me duele mucho mas retornar al presente, que morir en el pasado.

Como puedes tomar toda una vida entre tus dedos,

Mientras el viento azota tus lágrimas,

Es mi sangre la que se viste de luto,

Para ocultar el desconsuelo,

Para no retornar al presente y morir en el pasado,

Solo un tributo a la oscura luna llena,

Sangre oscura, sangre negra, sangre pura de la tormenta.

Porque muero si no veo mis manos,

Porque los recuerdos de mi vida ya están ausentes,

Me entrego al viento de raíz,

Y le imploro al presente quemar mis recuerdos.

El significado de una inútil palabra,

Como una llama que me va consumiendo,

Distorsionando el día hasta que termine la tormenta,

Grito en el silencio ensordeciendo tus labios,

Tu cuerpo torna su color sin vida,

O es mi cuerpo que se ha lanzado,

Dejando en vano las suplicas dichas,

Las cadenas que me ataron una vez,

Los clavos incrustados en mis muñecas,

Un destino sin rumbo es el que me espera.

Sí, es verdad que la crueldad no se compra,

Por lo contrario, la obtienes.

Entonces observa como me regocijo de placer,

Al saber que tú grata compañía es un castigo.

Y mientras sigo cayendo al vacio siento amoriar mi mente,

Y sigo hundiéndome, confundiendo la realidad,

Esa maldita manía de dejar pasar los días,

Obsesiva al desear que todo tiene que acabar,

Y si pudiera miquear sigilosamente,

Comprender que los sentimientos en verdad no se sienten.

Hablemos quizás deslizándose nuestras mentes,

Pensar que no existe posibilidad alguna de echar pasó atrás,

Manipulando mi alma perdida dejo de llorar,

No importa nada más.

Solo siento como me desplomo ligeramente en este vació,

Un destino sin rumbo es el que me espera,

Excusas que ya no valen la pena, tus palabras…

Esas palabras son una condena que volverás a escuchar.

Después del ayer todo será como la frialdad que deslumbra en tus ojos.

Solo vuela alma mía, es mejor olvidar…

En este largo camino no vas a encontrar la siembra,

No cosechar aquello que no encuentras,

Déjame en el silencio.

Hablemos solo por hablar, sin decir una palabra,

Sin pronunciar siquiera una mirada,

Quiero evocar este camino,

Endulzando mis labios pienso…

Sin llegar a nada concreto.

No tengo respuesta alguna,

Creo caminar cuando en verdad estoy cayendo,

Sinceramente ahora todo es incierto…

Deja mi cuerpo sentir el viento,

Abre esta mente que se encierra,

Que se agita de lamentos.

Como reconocer sin percibir al tacto…

Sobre el camino de una daga volvemos a crear la historia,

Llegando a la determinación de que todo lo hemos perdido,

Nada nos queda…

Oyendo sus acentos inspirados,

Los arrebatos liricos que causaban un desenfreno.

No puede mentir este entusiasmo,

Quizás gimen los vientos,

Melancólicos y contentos sabemos como baja el sol,

Mirando el crepúsculo,

Y, admirando su afán por deslumbrarnos,

Que las piedras y el prado son inmortal,

Que al ceñir mi mirada te das cuenta,

Que yo pueda tener allí mis alas,

Cuanta belleza en este mundo irreal,

Todo lo he cambiado, y ahora estoy por llegar,

Conocer el nuevo mundo.

He pedido que me digas en que nube iré a descansar.

Sí, se que sientes lo mismo que yo…

Es hora de saltar.

Cayendo vertical del alto cielo

Y si despierto…

Más si todo fue un sueño…

Cuales serán los resultados…

Y en lo profundo como mirar.

De nuevo ansiosa, y fatal pensamiento.

¡Imposible volver!

El fulgar escaso de esta quebrada,

Anuncia sutilmente que ya no puedo escapar,

Me hundo en el abismo.

Ya es irrevocable ver de cuya vista escapa,

El cansancio me ha cubierto con su manto,

La sangre que corría, fluye a mi espalda,

Siento la presión de gritar.

Ya no callar, pero aún así me quedo con las ganas,

De sangre y polvo,

De sudor y lágrimas,

De carne a cenizas,

Se que ahora vuelvo a la realidad.

Como desear ardientemente algo sin pensar,

Solo vuela alma inocente que este es el final.

Como apreciaba la inmortal y frágil desesperación,

Que calla cuando enloquece,

Y calla cuando siente la presión,

Consumiste todo el aire que podía respirar,

No existe formula para la unión de otro día,

El sueño me agota,

Ya no siento la osadía de calmar las heridas,

Fue el desplome de una vida.

Podrá la noche enlutecer un día,

Podrá sin poder.

Sordamente sentimos opresión,

La que en el pecho alienta,

No la que en sueño fúnebre aun reposa,

La que tal ves, en días no remotos,

Dejando atrás del ayer,

Nos de la oportunidad.

Sí, ansiosa y palpitante,

Me conmueve la transformación profunda,

Presintiendo las rebuscadas llamaradas de fuego,

Doy un paso mas adelante sin querer,

Que, mientras el pasado,

De la nada se hunde en los abismos,

Llegando al término de mi vida,

Pensando en la inocencia,

¡Doy un grito de golpe!

Que suene, hasta los últimos días.

Y que se devuelva,

Que salga y entre a su guarida,

Que el fantasma de sus labios,

Con luz siniestra,

Amenazante e inquieto,

Atente contra su propia venganza.

Que caigan los cielos,

Pasmados los pensamientos,

Y que en medio de ellos,

Se arraigue el sueño.

Un sueño eterno,

De oscura noche,

Allá, a lo lejos,

En el horror sereno…

No tengo miedo de saltar,

Que lo que siente hoy mi alma,

Lacrimosa y sollozante,

Se desvanezca al caer,

Y que la lucha de alguna vez,

Sea innecesaria.

De la sonrisa…

Mi fiel compañera,

Que la adolescencia me cobijo,

Y agraciadamente me regalo,

Ha recorrido ya triple jornada.

Algunos de aquellos años,

Concibió la alegría inmensa,

Dando fortaleza y ansia,

Se ha trocado en el fin.

Por entre las malezas de la vida,

La lejanía y frialdad,

Nadie comprende…

Como yo, que en ti observo,

Tanta dicha con que tu amor me inunda,

Y que tan valioso,

A tu lado, la existencia mía.

Parte como una sombra fugitiva,

Que en parte alguna,

En la noche,

O en la nada,

Duerma mi memoria,

En mi pecho sepultada.

Esa llama bajo hermosos recuerdos,

De amor y ternura estremecida.

Abrumada de infastos recuerdos…

Acierto que todo era falso

Más, si aún creo sentir,

Esas ingenuas palabras,

Y mirándonos las pupilas,

Podríamos descifrar cuanto era el afecto,

Al fin! Puedo sentir que es verdad.

Por primera vez el cielo me escucha.

¡Al tiempo de morir yo te saludo!

Y a todos, ya es inmensamente feliz,

La vida ante mi vista se despliega,

Y suena! Las lagrimas al caer.

No pienses en cuanto más me pudiste querer,

Anuncia mi llegada,

Y prepara mi partida.

Imaginemos sin pensar,

Hablemos sin hablar,

Aprieta fuerte mi mano.

Sí, nunca más te voy a soltar…

Típica fue esa frase ante el alto silencio.

Presiento que mis pasos suenan,

Ya cada vez mas lejanos.

Es verdad…ya es hora de volar,

Dejo todo atrás…

Y mi alma perdida grita!

Mi espera llega a los arcanos,

Mi sangre se desliza como ayer,

Aún más profunda y con más fuerza.

No hay como explicar…

Calmo el dolor para no sentir de golpe todo tu amor.

Cubre el huerto trepadora hierba,

Sobre el excelto trono estoy.

Me siento en oblicua actitud,

Vigilando el día entre las luces,

Inconsolable en la tierra,

Las almas siguen enfilando,

Entre nublados caminos,

Escondiendo rostros y destinos,

De tarde en tarde imaginan,

La tierra prometida,

Ideal para la fuga entre rejas diluidas,

En la línea del último horizonte,

Ya saben que nadie responde…

Sí, las suplicas no se oyen.

Más, aunque un solo rayo de esperanza,

Apareciera frente a nuestro nicho,

Pasmados quedaríamos.

Y expirando, la tierra desaparece.

Pensaríamos sin perdonar,

Como único camino.

Por tan diversas perfecciones,

Raras se presentaron en nuestras mentes,

Porque la libertad es un cuento,

Nos callamos mientras la música sigue,

Glorioso, aunque humilde esclavo.

El motivo de estar ahí,

Evento de si mismo al destino.

Simula aquella escala sin fin.

El porvenir que se entreabrirá radiante,

Eso tan especial que estabas buscando…

Todos en confusión atropellados,

Así es como chocamos entre multitudes,

No queda más por ver…

Un encantado valle,

Al que sombríos bosques dan paz.

Mi alma llorosa…

Prepara su huida,

En instantánea respuesta,

Preparando la caída.

Derecho corro al profundo abismo,

Un gran abrazo del viento recibo.

Como a traidores hijos,

Y malditos amigos,

No dejaría sin pronunciar…

Sí, es verdad!

No sirve el rencor…

De doliente hermosura,

Allí postrada con mi propia sangre,

Parece la ancha cima,

Que ya sin aliento no diviso.

Del monte, al pie su digno verde,

Por doquiera mis pasos ya no acompañan.

Desparramadas las cenizas,

Como vulgar leño quemado.

Al sabor de los afectos,

Te alejaste del nido.

Sí, ya es tarde…

Ha cruzado delante de mi alma,

Viva imagen de calma,

Independiente de toda causa,

Gritare al destino.

Creciendo mi insoportable padecer,

Y todo es sombras del ardiente día

Ya tú ves lo que quieres ver,

Y susurras a su oído,

Escondiendo tus ansias de llorar.

El infinito que su luz refleja,

Habré sus puertas para dejarme entrar.

Y al cielo alzando las ansiosas frentes,

Circula entre esos grupos sorda queja.

Muestran dolor sin nombre en sus miradas,

En el inmóvil sueño de la muerte,

Duerme el presente en soledad eterna.

Con amarga seña,

Y sarcástica ironía,

Entrego mi vida con osadía,

En la desolación profunda,

Abandonando el mísero presente,

Una onda del oscuro Olimpo.

Sí, una vez curada la herida,

Y al morir, comprimiendo,

El grito postimero de mi vida.

Texto agregado el 18-05-2010, y leído por 91 visitantes. (0 votos)


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