Un velo de niebla cubre la noche. Frente al hospital san junior de tigre, unas ruedas frenan en un golpe silbante y Chillón, dejando salir aun hombre con algo envuelto en brazos, algo pequeño.
Con la puerta del automóvil sin cerrar, el hombre corre hacia la escalera, Entra al hospital y se dirige a la recepcioncita que aguardaba detrás de la ventanilla.

-Necesito un doctor, mi hijo se muere- dice con el corazón en la boca y la frente mojada.

La mujer gesticula preocupación, levanta el tubo y el hombre escucha el tacto de la presión de los botones.
En las bancas de espera, la gente mueve los ojos como de costumbre a cualquier cosa inesperada que ocurre.

-Enseguida viene –dice la enfermera con el tubo puesto.


El hombre tenía la tez demacrada, y unas bolsas debajo de los ojos que denotan largas horas de insomnio y desesperación.
Alguien que aguarda en la sala, oscuro y alto, hecha una mano de apoyo sobre el hombro del padre.

-Tranquilo hombre, ya viene el doctor ¿que es lo que tiene el bebe?-

-Pulmonía- contesto sin mirar.

-Déjeme verlo- dice el hombre oscuro levantando un poco para ver el interior de la manta.

Aquel instante el hombre noto que su alma se le escapaba cuando vio aquella figura. Recordó que había visto en el diario, hace dos semanas atrás, una noticia donde un padre había perdido su hijo. se quedo estupefacto.
A los diez segundos, de la puerta principal, entraron dos hombres de grandes portes: anchos y gruesos con batas blancas.
Los sujetos se acercaron y el hombre noto en el suelo dos sombras gigantes, voltea rápido y le surgió una cierta esperanza de ver como posible algo que estaba esperando, la cura de su hijo…- ¿ustedes son los doctores no?- pregunto.

El hombre oscuro se hace a un lado dando por entendido la situación.

-Si señor Anderson, somos doctores ¿quieres acompañarnos al auto?

- mi hijo tiene alta fiebre, tiene verlo doctor.

-Por eso mismo, acompáñenos al auto y allí le daremos ayuda médica.

-Usted no esta entendiendo la situación, esto es un hospital y mi hijo se esta muriendo de una pulmonía- dice en un levante de tono.

Uno de los hombres intento sostenerlo sutil mente por debajo del brazo – Déjeme- dice el hombre dando un fuerte tiron para desprenderse. El brusco movimiento provoco que lo que tenía en manos se le fuese al aire, cayendo al suelo, en un golpe seco y vacío.

Mi bebe- dijo el hombre rompiendo en sollozos.

Cuando esta por hacer ademán de levantar a su criatura, escucha un ruido a su espalda, rápidamente uno brazo grueso enreda su cuello, Dejándole inutilizado con la lengua hacia afuera y pataleando.
El hombre herido presiona sus agotados dedos en el brazo, inútil es el esfuerzo. Aquel sujeto lo tiene bien presionado en una llave, y de esa forma lo arrastra hacia afuera, la poca gente que observa, el hombre oscuro, y la recepcionista, quedan de pie presenciando con cierta tristura, el desaforado pataleo del hombre mientra lo arrastran a la camioneta, viendo perderse en la niebla espesa, hasta solo ver unas manos revolotear en el aire.
Al fondo, aparcado al frente del hospital, yacía la camioneta siquiátrica que ni siquiera se veía.