TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / centeno / La cosita de Rosita (continuación)

[C:453704]

Lejos queda aquella otra jóven a la que las demás compañeras de piso jaleaban para que intimase con él porque ella no estaba por la labor aun estando ya tomando la última en ese piso de “estudiantas”. Más que nada porque era gitana y es la costumbre llegar vírgen al matrimonio. Cuando los gitanos se casan, tras la ceremonia y durante el convite, una comitiva de confianza se lleva a la novia a un rincón apartado y le introducen un pañuelo por la vagina como los magos lo esconden en el puño. Si sale rojo van a enseñarlo enseguida a los invitados y el matrimonio es válido pues esa mancha representa la honra de la muchacha, en un rito porqué no decirlo, machista. Si no sale colorado, siempre se puede utilizar tomate como en las películas de zombis, no creo que nadie se acerque a chupar el pañuelo. Otra opción de salvaguardar su virginidad sería dejar el agujerito vírgen pero no tomarlo con los demás agujeritos que los pobres no tienen culpa de nada o mejor dicho si tomarlos. Pero retomando el caso, él comprendió enseguida la situación bueno quizá lo esté comprendiendo ahora mismo, cuando me lo está contando, ejem, entonces quizá le pareciese raro que esa chica tuviese tanto miedo en la cama y se moviese como un gusanito agazapadito, y forcejease tanto todo con el fin de evitar no solo cualquier coito traidor sino cualquier penetración de dedo alguno. Sólo le permitió comer, evitando así destrozar el virgo. Él se puso a la acción y todo fue como de costumbre, después durmieron más bien poco, se despertó en una casa extraña, y adiós dos besos y a patear la calle hasta su casa con ese sol toca-pelotas. A los dos días estaba ingresado en el hospital con una infección de garganta que no le permitía ni tragar saliva y alimentado por goteros. Quedó una semana en cama comprendiendo que aquella mujer disponía de un cultivo bacteriológico propio como arma disuasoria muy útil para salvaguardar su virginidad por los siglos de los siglos.
En cuanto a él, sólo lamentó que durante aquella semana no tuviese ni un potente, ni un enorme, ni tan sólo un descuidado caramelo que llevarse a la boca.

Texto agregado el 22-05-2010, y leído por 184 visitantes. (2 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]