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“La sonrisa fugaz”

Mientras caminaba por la calle desolada y obscura, la luna llena en lo alto, con las manos en la bolsa de la chamarra volteando de vez en cuando al sitio donde había depositado el último de los trozos del cadáver. La mente del chico comenzó a naufragar en lo recuerdos, sus mejillas algo rojas por el frio que el viento traía consigo que golpeaba en su cara lo ayudaron a un mas a intensificar esa sensación que horas antes había tenido lugar en su cuerpo mientras el cuchillo se clavaba en la suave piel de esa persona.
Había llegado en su auto a las puertas de la escuela, aparco en la esquina y espero a que las manecillas de su reloj marcaran las nueve de la mañana. Cuando aquel auto de color azul se acerco a la entrada y entro en la universidad el corazón del chico se aceleró de inmediato. Las placas, el modelo, y la persona, todo era como lo había imaginado mientras esperaba sentado y ahora ella había llegado, eso era lo que hacia latir su corazón a mil. Bajo de la camioneta, no sin antes colocar en la bolsa de su chaqueta el trapo y el frasco con cloroformo que había hurtado desde que se le había ocurrido lo que iba a realizar; coloco el seguro a la puerta y camino hacia la entrada, saco la credencial y la enseño al guardia. A cada paso que daba hasta llegar al edificio donde en el tercer piso ella se encontraría. Alguna gente pasaba por los pasillos sin embargo esto no lo perturbo, ya que al llegar al lugar donde tendría que actuar, tendría toda la soledad y sobre todo estarían solos.
Subió las escalera y como lo supo los pasillos del lugar estaban vacios, las puertas de los laboratorios se encontraban cerradas, suspiro cuando se encontraba en el segundo piso, suspiro y para estar seguro porque los nervios parecían brotar a medida que se aproximaba toco por encima de su chaqueta el lugar donde el frasco y el trapo se encontraban, al parecer esto lo tranquilizo un poco. Se encontró frente a la puerta blanca, saco el trapo que doblo en cuatro, destapo el frasco color ámbar y empapo uno de los lados, doblándolo del lado húmedo; cerro el frasco y volvió a meter estos objetos en la chaqueta, con la única diferencia de que ahora tenia el frasco en la bolsa izquierda y el trapo impregnado del cloroformo en la derecha.
Por un momento paso por su pensamiento el entrar furtivamente, ya que no le seria difícil el someterla en unos cuantos segundos para colocar el trapo impregnado de esa sustancia sobre la nariz y boca de ella. Sin embargo sabia que en los momentos que trataría de forcejear ella podría gritar antes de que el tuviese la oportunidad de callarla, así que no se descontrolo como tampoco lo hizo cuando toco la puerta con los nudillos. El golpe seco se detuvo después de tres intentos con los cuales la voz de esa persona se escucho al otro lado de la puerta; la cual se abrió y dejo ver la persona de Elsi quien ya estaba en bata sosteniendo una probeta en su mano. Trago saliva para proferir algunas palabras que para el salieron de una manera forzada pero que para Elsi no parecieron extrañas ya que se conocían.
-“Hola, buenos días”-dijo el chico quien tímidamente se llevo la mano derecha a atrás de la nuca y se rasco el cabello. Elsi sonrió levemente y devolvió el saludo dándose la vuelta y dejando la puerta abierta, signo de que el chico podía pasar. El miro el largo del laboratorio y como lo esperaba desde que bajo del auto y camino hasta el edificio estaban solos. Ella colocó la probeta en el sitio donde estaba trabajando y con ayuda de su pie movilizó un banco en el cual se sentó observando al chico que estaba en la puerta.
-“Estás raro”-dijo Elsi de pronto.
-“No…..no, por que lo dices”-el nerviosismo parecía brotar y apoderarse de su fisonomía sin embargo las circunstancias que lo habían orillado a estar ahora ahí para realizar lo que estaba pensando le arengaron un poco el animo mermando el miedo.
Ella le hizo un gesto que se entendió como “¿Y que es lo que quieres aquí?”, el solo sonrió, parecía que un ser oculto se apoderaba totalmente de el. “Nada” fue la respuesta que salió de sus labios sin nada de vacilación a la hora de pronunciarla por parte suya, se dio la vuelta y cerro la puerta, la rabia de los insultos y humillaciones que Elsi como profesora le hacia, metió su mano derecha a la bolsa de la chaqueta, tomo el trapo y se acerco lentamente y cada vez mas. Ella levanto el ceño y parecía que pudo por un instante leer la mente del chico quien al darse cuenta de su expresión y de su reacción natural de levantarse un poco del banco para emprender la huida se apresuro a asirla del brazo, como era obvio ella trato de forcejear y aun que en todos los escenarios que el había plasmado en su mente se veía un sometimiento fácil y rápido, la realidad fue otra ya que ella se resistió, no grito, sin embargo en la pelea el material de vidrio en la mesa cayo al piso, las manos de Elsi se abalanzaron sobre el chico quién trataba de pararla y buscar un espacio para que pudiera acercar el trapo impregnado a la cara de ella y esa pelea sin sentido terminara, no había previsto ante nada usar la fuerza bruta, sin embargo pensó de inmediato; se hecho para atrás y jalo con sus manos a la mujer de cabello negro hacia el, la cual no opuso resistencia a esta acción y el soltando una mano cerro el puño y lo estampo en la cara de ella quien por la fuerza del impacto cayo de espaldas. Este tiempo en el que ella yacía en el suelo tocándose el lugar en la cara donde el puñetazo había impactado era crucial se apresuro y sujetándola por el cabello la halo hacia el y coloco el trapo del lado en que la substancia actuaria, ella como era normal se movía para quitar el pañuelo que la privaba de su fuente de oxigeno, sin embargo la fuerza que el chico coloco para que no pudiera pelear mas fue suficiente para que después de unos instantes Elsi dejara paulatinamente de luchar.
El chico sintió cuando el cuerpo de la profesora dejo de moverse, dejo que este resbalara por su propio cuerpo hasta recostarla en el piso, donde apresuradamente busco el pulso en la muñeca de ella, era algo débil pero estaba presente, esto lo alivio, no por que le alegrara que viviera si no mas bien por que no tenia caso el que ella muriera en ese sitio, solo estaba inconsciente debido a los vapores del cloroformo y eso era lo que importaba, se recargo a los pues de la mesa donde ella trabajaba y dejo salir como si de una gran carga se tratase un largo suspiro y dejo que su propio pulso se estabilizara, la adrenalina ya había recorrido su cuerpo y lo había ayudado a reaccionar mas rápido.
Ahora tenía que llevar el cuerpo hasta la camioneta de ella y salir como si nada, por su coartada no se preocupaba ya que había atado algunos cabos antes. Se levanto de inmediato y lo primero que hizo fue recoger los pedazos de vidrio que estaban el piso y los coloco en una bolsa gruesa de plástico, vio la bolsa de Elsi y la abrió; en su interior cosas personales de la profesora estaban presentes, pero su objetivo era uno, las llaves del auto de color azul que ella conducía. Una veza que las tuvo en su poder miro al lugar donde la había dejado, sabia que el efecto del cloroformo desaparecería en un espacio de aproximadamente tres o cuatro horas si tenia suerte, sin embargo había premeditado todo y lo único que tenia que hacer era llegar con el cuerpo de la profesora Elsi al estacionamiento, colocarlo en la cajuela y partir de ahí. Busco en la gaveta de ella algo que le pudiera servir para atarla, sin embargo lo único que loro encontrar fue cinta adhesiva. Junto los pies de ella y enrollo suficiente para inmovilizarla, las manos las coloco detrás de la espalda de ella y siguió el mismo procedimiento. No quiso colocar nada de cinta en la boca de ella. Antes que nada tenía que asegurarse de que podía bajar sin preocupaciones, así que salió del laboratorio con las llaves del auto de Elsi, su plan era obvio, acercar el auto lo más que se pudiera para que el tiempo fuera menor, y así lo hizo. No había demasiada gente y el guardia no estaba en su lugar, así que esto le daba mas confianza. Después de mover el auto regreso al laboratorio abrió la puerta la cual se quedo así y miro el cuerpo de la profesora, la expresión que estaba dibujada en su cara se grabo en su mente además de esa mueca parecida a una sonrisa mordaz que le inquietaba. Se apoyo de un banco para poder cargarla en sus brazos, y camino lentamente, las gotas de sudor se intensificaban a medida que bajaba por las escaleras con el cuerpo de la mujer.
Finalmente y después de tantos titubeos por su seguridad que corría peligro, llego al auto y abrió la cajuela, donde co0loco el cuerpo de la profesora. Miro alrededor, no había nadie, la calma regreso cuando había entrado al auto metió la llave y la giro para escuchar el funcionamiento del motor del auto se hecho a andar, condujo hasta la caseta donde el guardia lo miro y se dirigió a levantar la pluma de metal que separaban al chico a unos escasos metros de la posible libertad. Solo miro fijamente hacia adelante como el guardia realizaba su acción, piso poco el acelerador y el auto empezó a andar, paso al lado del guardia quien le deseo buen día, el sin quitar la mirada devolvió cortésmente el comentario. Mientras daba la vuelta para tomar su camino vio su camioneta, volvería por ella cuando hubiera alejado el auto que posiblemente lo inculparía y dejaría el cuerpo en el almacén que había destinado para su profana acción. Después de una hora y media llego al lugar.
El gran almacén construido de lamina de acero se alzaba ante el, alrededor solo algunos edificios invadidos por la hierba, vacios y grises se encontraban como testigos; bajo del auto y saco de la bolsa de su pantalón la llave de aquel gran candado de color plata, nuevo que contrastaba con las manijas oxidadas donde había enredado la cadena cromada en un perfecto estado la cual deslizo y colocándola junto al candado en el piso con amabas manos en las manijas oxidadas halo las puertas del almacén de par en par; volvió al auto cuyo motor aun estaba en marcha, avanzo hasta entrar al almacén, después de apagar el motor bajo del auto. La luz del sol entraba escasamente ya que los cristales de la construcción estaban opacos debido a la acumulación del polvo, miro el interior, cerca de donde había estacionado el auto se encontraba una mesa con unas amarras en cada esquina y seria donde colocaría el cuerpo para acabar de una vez con esta situación que no podía soportar dentro de el. En el trayecto desde la universidad hasta el almacén había pensado que debía hacer cuando llegara. Podía hacerlo mientras ella aun esta inconsciente así la culpa y tal vez el dolor podría ser menos, pero el sentimiento aberrante del sadismo, el pensaba que era mejor esperar a que estuviera consciente para soltar sus ataduras hacia la profesora Elsi. Hizo caso a su voz interior, miró el reloj y decidió que tenia que volver por su auto, “tal vez para ese entonces ya habría despertado” pensó, así que coloco el cuerpo de la mujer sobre la tabla, con una navaja corto las vueltas múltiples de la cinta y con cada cinturón sujeto una extremidad; enrollo un pañuelo y tapo la boca de aquella persona. Salió del lugar, cerró con la cadena y el candado y regreso a la universidad por su camioneta para después de un lapso de cuatro horas debido al tráfico arribara al almacén. Estacionó a un lado del almacén, bajo y antes de que abriera los ruidos algo forzados de ella se escuchaban. Elsi se movía frenéticamente, al verlo acercarse pareció calmarse un poco y solo las lagrimas cayeron de sus ojos algo rojos. El chico se sentó a su lado mirándola, siempre mirándola, como dando a entender que no había escapatoria y que el final inminentemente se presentaría. Con ambas manos deslizo un poco el pañuelo que había amarrado alrededor de la boca de ella y el clásico sollozo acompañado por la pregunta obligada del ¿Por qué?, salieron trémulas de la garganta de Elsi.
El quería reclamarle todo lo que tenia en su interior, el resentimiento, el recuerdo de las humillaciones recibidas, la vergüenza, todo lo relacionado a Elsi Calvo Villareal debía desaparecer, solo eso sabia y es lo que quería decir, pero no pudo; el sentimiento de vergüenza y de venganza se mezclaban en su interior y lo confundían posiblemente hasta llevarlo a una vorágine de sentimientos encontrados. “lo siento” fue lo único que dijo además de un leve sonrojo en las mejillas del joven se dejo ver, se levanto camino hacia la mesa lateral donde el material con el cual la haría experimentar dolor se encontraba, solo cogió un cuchillo, miro la hoja y le pareció demasiado afilado, justo lo que necesitaba. Esli solo permaneció en silencio, pudo haber gritado, mas sin embargo sabia que era una probabilidad muy baja que alguien acudiera a salvarla, no sabia donde estaba además sabía que podía hacerlo enojar y eso posiblemente tuviera consecuencias mayores, así que por eso no dijo nada.
El chico volvió a sentarse a su lado, la miro y las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos, para ese punto le costaba hacer lo que pensó, sin embargo el asunto estaba muy comprometido y no podía retractarse. Por su mente paso el dejarla ir si ella le hubiera pedido clemencia y darse a la fuga pero no lo hizo. Acerco el filo del cuchillo al cuello de Esli, la mano le temblaba y no pudo evitarlo. Las lagrimas y la vista opacada por estas se intensificaron cuando de un solo movimiento movió el brazo rodeando el cuello de su víctima, la sangre comenzó a correr, había cortado la yugular de Esli quien vio desvanecer la escena que tenia frente a ella, la cual era el chico acurrucando su cabeza sobre su regazo y finalmente murió después de unos minutos. A pesar de la tristeza que había sentido cuando la degolló y del tierno beso que le dio en la frente, recordó como sentía al clavar el cuchillo en el cuerpo para destazarlo después de dos horas trabajando en su profano asunto hizo cinco partes, las cuales coloco en bolsas negras. En el almacén tenia una pala la cual uso para cavar un agujero y colocar ahí el torso y la cabeza, para solo quedarse con las extremidades las cuales había regado por su camino cuando el manto nocturno se apodero del cielo.
Eso fue lo que recordó al dejar el último de los pedazos de la profesora Esli, el chico avanzo hasta su camioneta y condujo hasta su casa donde estuvo en silencio por mucho tiempo hasta que amaneció. Hubo ciertas investigaciones acerca del paradero de la profesora Esli Calvo Villareal, sin embargo nada se esclareció respecto a eso solo se encontró el auto desvalijado cerca de la universidad sin ninguna pista que ayudara a resolver su desaparición. Respecto al joven dejo truncada su carrera apenas se entero que las autoridades empezaron a indagar sobre la desaparición de la profesora, mientras el solo puede recordar cada noche de luna llena aquella sonrisa fugaz que se dibujaba en la cara de ella.

Texto agregado el 01-06-2010, y leído por 80 visitantes. (0 votos)


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