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A Lupita.

…Me lo contó la Tierra…

Hace mucho tiempo en un valle donde las culebras de fuego y agua se entrelazaban para descamarse, un ocelote, era un animal que respetado por los demás, su pelaje era del color del maíz, decidió buscar sentido a la vida, a su vida.
Salió sin rumbo que dictarle a sus pisadas, paso por donde los macehuales nunca posaron ni una mirada, ni un canto.

Llegó a la serranía, era un buen lugar para encontrarse a si mismo, pero solo hallo soledad.
No quería regresar al valle de las serpientes sin respuestas, estaba desesperado, araño los árboles, respiro la tierra, se zambullía en el agua, masticaba la hierbas pero no hubo respuestas… hasta que una noche, cuando menos lo esperaba, escuchó una voz:

--¿Te sientes mal?

Al principio sintió miedo, desde hace mucho tiempo no oía otra cosa que no fuera el frío susurro del viento, a los chapulines, y demás cosas de la noche, nunca, sus oídos había percibido una voz tan dulce y, según para él, sincera. Sintió en su lomo una extraña luz, con la calidez de un "Cuídate". Alzó los ojos a la oscura bóveda y vio a la Luna, a Metztli.

Olvidó la angustia que lo perseguía por las noches, ahora tenia una amiga. El ocelote. le hablaba a Metztli sobre cualquier cosa, le contaba que las orugas presienten su muerte y tejen una mortaja de seda, después de esa mortaja saldrán las mariposas que son como ángeles de colores. Olvido el objetivo de su estancia en la sierra, sólo tenía corazón y mente para la luna.
--Ni ixtli, ni yolotl-- se decia a media voz.

Hasta que, por causas que todavía no están muy claras, Metztli se enteró que el ocelote estaba enamorado de ella, se incomodo, era su amiga, sólo eso y nada más… Todo cambió, se empezó a alejar, él no se daba cuenta, la calida luminiscencia lo dejó de cubrir, mientras seguía iluminando la vida de los demás…

Por fin cumplió su objetivo, la razón por la que vivía era ella… aunque esto ya no le importaba, se sentía vacío, ya no había algo que le impulsara a contar historias… por las noches llora lagrimas negras, que tiñeron su piel… por eso tiene manchas, manchas de la sangre de su alma, su piel ya no brilla como el maíz a la luz de Metztli… a la mirada de la luna.

Texto agregado el 29-06-2004, y leído por 894 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-07-2004 Mi buen payador, es un historia que bien puede firmarla con gusto algien renombrado. Es bella sensible y sobre todo bien narrada... me ha gustado mucho.. un abrazo ruben sendero
 
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