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Inicio / Cuenteros Locales / rocayosa / Matraca para el mundial.

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Voy caminando por las calles de Valladolid cuando de pronto veo en un negocio de ropa deportiva una matraca gigante pintada con los colores de la selección. Roja y amarilla brilla como una carroza en primavera.
Entonces me digo para mis adentros ésta matraca es mía.
Como sea me mando de lleno al negocio en cuestión y muy decidido mirando directamente a los ojos al señor que atiende en la caja le digo como preguntando: ¿Amigo le gustaría que clasifique nuestra selección a la segunda fase del mundial? Para lo cual él me contesta también muy decidido: Pues claro que si, soy español que embromar ¿Porque habría de querer que fracasemos? ¿Pero usted que es lo que en verdad desea?
Señor mío quiero que me venda esa matraca, pero temo que me aplique una negativa.
Bueno pues entonces se la vendo que joder. Si usted tiene quinientos Euros sin vueltas se la lleva, es suya.
La cuestión que en pocos minutos estoy llevando la matraca por la calle haciéndola girar fuertemente, literalmente ocupando toda la acera.
Vamos vamos, vamos vamos, Españoles, vamos vamos, vamos vamos a ganar. Digo pronunciando la última sílaba de manera interminable.
Como cien veces lo llevo dicho.
Así pasaron trescientos metros cuando una limusina se detuvo frente a mí y me hacen una propuesta que no puedo desestimar.
La de asistir a un casamiento para animar la fiesta con el instrumento y mi canto.
Falta poco para el partido decisivo con Chile pero antes que me carcoman los nervios prefiero darle y darle a la matraca; le digo al novio inosentemente justo antes de entrar a la iglesia.
Para lo cual él muy fresco me contesta, que él habrá de hacer lo mismo pero en la noche de boda y en la propia luna de miel. Más yo como un gilipolla amago entregar mi matraca no entendiendo bien a lo que se refiere.
Pero después a la madrugada pasó lo siguiente, que cuando regreso a mi casa, a los pocos metros antes de arribar, la matraca se engrana poniéndose rígida, y yo muy empecinado queriendo hacerla girar nuevamente lastimo mis manos de consideración. Con decir que ahora tengo que ir a la guardia del hospital del barrio a hacerme vendar dichas extremidades.
Más luego para festejar que estoy vivo me habré de internar en algún cabaret de los que hay en la ruta.

Texto agregado el 23-06-2010, y leído por 139 visitantes. (0 votos)


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