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Inicio / Cuenteros Locales / toxica / El Nombre del Viento/ cap 18 "Victoria"

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Era la tercera vez que salía de la vida de Jorge a los gritos. La segunda vez que salía a los puñetazos. En todas había salido convertida en una puta.
Casi inconcientemente mi mente volvía a la escena de aquella fatídica tarde de nuestro "último adiós". El rostro afligido de Jorge, sus súplicas ante lo indefendible, sus lágrimas. No podía entender como había sido tan tonta, como era posible que me hubiese dejado arrastrar, otra vez, en un lío así.
Y sentía profundamente que tenía que pagar, que debía haber un castigo divino para mi estupidez. Debía haber una consecuencia para tanta irresponsabilidad. Me dolía el recuerdo de los días en que fui suya, me dolía como nunca la imagen fugaz del rostro de su esposa riendo, tan animada. Inocente al fin y al cabo.
Por eso no fui capaz de molestarme cuando al llegar del colegio a casa una tarde, la vi sentada en el living. Notoriamente embarazada, pálida y ojerosa. Mi hermana me recibió muy nerviosa en la puerta, pero al entrar yo y dejar mis cosas sobre la mesa, nos dejó completamente a solas.
No sabía como saludarla, como hablarle. ¿Que quería por Dios? Sentada allí sudando, en mi living con sus ojos tan abiertos, tan circundados de oscuridad.
-Jorge se fué de casa- dijo ella sin rodeos. Secretamente me alegré de que fuera al grano, sin preámbulos estúpidos.
- No sé que tiene eso que ver conmigo-dije fingiendo indiferencia. Que ridícula me debo haber visto vestida de escolar frente a la mujer a la que le habia quitado el marido, era ciertamente una escena dantesca.
Ella sonrió con dulzura mirándome de arriba a abajo.
- Lo se todo-dijo con simpleza- Sé que él quería venir contigo aquí, que iba a dejarme por ti.
Sus ojos se distrajeron durante un leve instante, como si intentara recordar un dato mas, algo que se le había olvidado.
-Yo decidí que ya no quería estar con él- dije con firmeza.
Pero no sé si fui convincente. Asi había sido ¿no?. Después de tanto dar tumbos con él por la vida había decidido poner fin a todo eso, aunque la empresa me hubiera dolido mas de lo que hubiese podido confesar. - Él no esta aquí- reafirmé- No esta ya más conmigo.
Sin querer mi mirada se desvió a su vientre mal disimulado por la ropa ancha. El pensamiento de que allí dentro crecía un hijo de Jorge me dio escalofríos. Allí dentro crecía la razón por la que él se había casado con otra, la razón por la que yo me había visto obligada a aceptar que aun sentía algo por él. Ese bebé era la causa de porque entre Jorge y yo ya nada podía ser. Una de las tantas causas en nuestra historia. Antes había sido el Piojo, el Andrés, luego la pena, la rabia. ¿Y ahora? Un inocente bebé.
Ella notó mi ávida mirada y como quien ostenta un premio puso sus manos en el vientre y lo acarició
- Es una niña-dijo con ternura- La llamaré Victoria.
Quise decir que era un lindo nombre, que ella se veía bien, y que esperaba que todo le saliese a pedir de boca. Quise decirle que me alegraba tanto verla bien después de lo que Jorge me había dicho que intentó hacer contra el bebé y contra sí misma. Que me alegraba de que no hubiera podido llevarlo a cabo y verla ahí sana, feliz. Pero nada era verdad. Mis palabras no hubiesen sido sinceras, me alegraba por alivio. Por que no se mató por mi culpa. La verdad, hubiese preferido mil veces que ninguna de las dos hubieran existido, ni ella ni la bebé. No lo dije por supuesto.
-¿Te acostaste con él?- irrumpió ella. Me quede paralizada a medio camino entre la mesa y la silla. ¿Con qué derecho ella me preguntaba algo así? ¿No lo había supuesto acaso?, ¿No eran sus sospechas suficientes que ademas venía en busca de una confesión de parte mía?. Un brote de rebelde veleidad cruzo por mi mente.
-Si te refieres a que lo que hicimos, lo hicimos acostados, entonces sí- dije con crueldad. La entereza y dignidad que le ví durante nuestra conversación se derrumbó en ese instante. ¡Que pobre y desolada mujer apareció ante mis ojos!, que soledad en su aspecto. Y yo, tan cruel, mis angulosas cejas enarcadas, la posición defensiva, casi como si estuviese lista para golpearla.
-Lo amo-dijo como si hablara consigo misma, o con alguien que estaba mas allá de mí- No debería amarlo pero lo amo. Sé que Jorge no esta aquí, en tu casa- continuó- Solo he venido a preguntarte algo Inima.
Me imaginé toda suerte de cosas, toda clase de preguntas, ¿Porque lo hiciste Inima?, ¿Es que no tienes corazón, Inima?, ¿Cómo pudiste ser tan hija de puta Inima? Preguntas que ya me había hecho a mi misma sin respuesta.
-Tú...¿Lo amas?-dijo con suavidad. ¿Lo amas? . Alguien me había preguntado eso mismo mucho tiempo atrás, "Si lo amas elígelo a él" había dicho, "pero si lo eliges no me vas a volver a ver nunca ¿entiendes?, Nunca" Y yo estaba llorando, tenía mucho miedo y no podía contestar. "¿Lo amas?" Habían dicho "¿O sólo deseas que sea infeliz porque tu también lo eres?" , y yo había salido de la casa al atardecer ahogándome, corriendo hacia la luz, la luz de una Iglesia donde todo era paz y calor y luego solo oscuridad. "¿Lo amas?" Y su figura diluyéndose en la sombra, la voz que no podía recordar, el Piojo parado con su desgarbada altura guardando su encendedor en un bolsillo de los jeans, sus ojos y luego los ojos de Jorge, y las manos del Piojo en las manos de Jorge. Como si el Piojo nunca hubiera muerto y Jorge le hubiera hecho un huequito en su cuerpo, en su existencia. Como si el Piojo viviera en las pintitas verdes de los ojos de Jorge y de todo su cuerpo yo solo pudiese amar esa fracción.
-Yo no....no lo sé- admití con resignación.
-¿No lo sabes?- casi gritó ella levantándose del sillón- ¿Te has metido con un hombre casado, con un bebé en camino y ni siquera sabes si lo amas?- La pura indignación de su voz me hizo sentir minúscula, condenable, patética-¿ Y que ha sido entonces?- prosiguió acercándose- ¿Ha sido lo mismo que hizo tu madre cuando te abandonó a ti y tus hermanos para irse tras un hombre que no era su marido?Oh sí, Jorge si que sabe amenizar una charla con secretos de sus ex novias.-concluyó riendo.
"Touché" pensé. Ya ni dolor podía sentir. Ella tenía razón, tenía derecho, tenía argumentos. Me paré muy derecha y la miré con dignidad. La expresión de su rostro había cambiado atrozmente, de la indignación había pasado al mas puro estado de desesperación. Balbuceaba que la perdonara, que no tenía derecho a increparme sobre mi madre. Me recordó a una niña chiquita, cambiando sus gritos por pena para que la mamá la dejara salir. Ella quería causarme lástima, no herirme.
-No voy a volver a aparecer en tu camino- dije cansadamente. La cabeza estaba matándome, mis sienes latían como si fueran a estallar- No te preocupes mas por mí. Si Jorge viene le daré con la puerta en las narices, y si insiste entonces me marcharé muy lejos-La idea me reconfortó de forma increíble- Sí, me iré lejos-dije con seguridad-Tu podrás tenerlo- proseguí-Será tuyo, solo tuyo para que hagas lo que quieras con él- El rostro de ella estaba sombreado por la incredulidad, perlado de sudor, exaltado y grisáceo.
Suspiró profundamente, como si después de "ganarme" a Jorge no supiera bien que hacer con él. O si había algo que se pudiera hacer con él. Se alisó el cabello con las manos y cogió su bolso de la mesa, con dificultad se acercó hacia la puerta de salida. Afuera todo era calor y luz, pero yo estaba helada y temblorosa. Caminamos en silencio hasta la puerta de salida.
-¿Me lo prometes?- preguntó mirándome con infantil desconfianza.
-Se lo prometo a ella- dije apuntando hacia su vientre. Sonrió con satisfacción y echó andar con vaivenes de pato por la acera sombreada de ciruelos.
Me quedé parada en la puerta de calle observándola marchar.
- No lo puedes obligar a amarte. Sabes eso ¿verdad?- exclamé para que me oyera por sobre el ruido de los autos.
-Yo no lo voy a obligar-la oí decir con una risita y sin volverse hacia mí- Para eso tengo a mi Victoria.


http://www.youtube.com/watch?v=xN1MQ1XgNbw

Texto agregado el 23-06-2010, y leído por 305 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
09-08-2010 Nunca te leí antes;pero tu escrito me llegó profundamente. Es un caso terrible y demasiado común. Van mis cinco********* Victoria 6236013
27-06-2010 Buen texto. firpo
24-06-2010 Yo le pondría 5 estrellas...pero al que logre leerlo completo. rigores
 
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