|                                                   LIQUIDO VISCOSO
 
 Giré la canilla una y otra vez, para cerciorarme de que lo que estaba presenciando era ciertamente lo que mis ojos advertían. Me eché para atrás para evitar ser salpicado por el denso líquido. Recordé a un candidato a presidente del Uruguay, aquel que había prometido que de las canillas haría brotar leche. Nadie lo votó, por suerte; pero éste no era el caso, porque lo que salía de la canilla de mi cocina  no era leche ni mucho menos,  sino un líquido viscoso de color rojo. Pensé en el tanque, lo deben estar lavando y por eso el agua  que sale está oscura: pero había algo que no concordaba  y era que este fluido era distinto, de una densidad y viscosidad que llamaba la atención.
 La abrí una vez más y de nuevo lo mismo, parecía pintura roja recién vertida en el tanque del edificio. Este fenómeno duró casi diez minutos,  hasta que al fin volvió a surgir al agua, (bendita a esta altura de la mañana), al principio turbia, pero luego casi transparente, suficiente para retornar a mi rutina diaria de la mañana.
 No volví sobre este suceso  hasta que antes de llegar a la esquina de mi casa, veo a un grupo de gente agolpada sobre una vidriera mirando los televisores. Debe ser un partido importante, pensé. Por la hora me resultó extraño; cuando me acerco, veo en todos los aparatos, que  la noticia del día es el mismísimo líquido rojo que brotó  sorpresivamente por mi canilla. Puse mi ñata sobre el vidrio  para ver mejor, como decía el tango. El audio  casi no se sentía, pero sí se  podían ver  con claridad  las imágenes de las canillas vertiendo el fluido; los videos proveían de todas partes de la ciudad, la escena se repetía y se multiplicaba  en todos los televisores y en todas las redes virtuales. Los que menos suerte tuvieron los sorprendió cuando se bañaban  y a otros ya dentro de su cuerpo.
 Un leve escalofrío recorrió mis venas, la peor de las hipótesis visitaba mi cabeza, decidí volver a mi casa y esperar las novedades del caso. Al mediodía  ya se habían despejado  algunas incógnitas. La conclusión era unánime, así lo determinaban las investigaciones: el líquido  se trataba nada menos que de sangre humana.
 Cundió el pánico por la ciudad, los hospitales se atiborraron de gente, todos querían saber si se habían contagiado con alguna enfermedad transmitida por el fluido. No era para menos, ya que desde un canal  se había lanzado irresponsablemente  la idea de que era un atentado  y que la sangre estaba infectada de sida. Los antivirales triplicaban su precio a medida que pasaba el tiempo. Las autoridades no tardaron en responder, debían tranquilizar a la gente  o mejor dicho, a sus votantes. Para la tarde convocaron a una conferencia de prensa
 ¿De donde salieron tantos millones de litros de sangre  se cuestionaba la gente? ¿De quién es la responsabilidad? Unos a otros se pasaban la pelota, la municipalidad  le echaba la culpa a la compañía de agua  y ésta a su vez declaraba que fallaron los controles en el gobierno municipal. Nadie se hacía cargo de la sangre derramada.
 Los ojos estaban puestos ahora  en el banco de sangre, la única verdadera fuente de tanto caudal; resultó que se encontraba intacto, entonces la pregunta que se hacían los periodistas era, ¿de donde salió tanta sangre?, ¿es posible que ello haya ocurrido en la realidad  o estábamos ante la presencia de una broma de muy mal gusto?  Nadie pudo encontrar una respuesta.
 Diversas versiones circulaban por radios, televisión, e Internet. Ahora se decía que las pruebas habían desaparecido  y que no era sangre lo que circuló esta mañana por las tuberías sino un líquido rojo que se usa como antioxidante y que por accidente se vertió en la red fluvial. Nunca se comprobó esa hipótesis.
 Por si esto fuese poco, al promediar la noche otro avance de la sangre en la red fluvial se observó en todos los barrios de la ciudad. Pero esta vez no fueron  sólo diez minutos, ahora parecía  brotar para siempre. El primero, el de la mañana, fue un ensayo de lo que vino después.
 Al principio las protestas eran intensas pero luego  la gente se fue acostumbrando a prescindir del agua y a convivir con la sangre. Se organizaron e idearon una manera inteligente de filtrar el fluido y obtener el agua necesaria para sobrevivir.
 Con el paso del tiempo el caudal de sangre  fue disminuyendo y con ello el caudal de agua  y el gobierno apelo una vez más al sacrificio de su gente. Dadores de sangre surgieron desde todos los puntos de la ciudad. Al fin lograron que el fluido retornara a la normalidad y con ello el suministro del agua, pero muchos, la mayoría, sucumbieron en el intento.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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