Atardeció tu cuerpo,
Entre el mío y el mar,
Entre el sol crepuscular
Y el oleaje de mi corazón.
Y se bautizaron las olas,
Con tus benditos pasos.
Y aun habitan las huellas
De tu andar por la arena,
Por mi memoria; frescas
Y húmedas como un pez.
Ahora sabe a ti el mar,
Y es dulce, la ola salada;
Y van preñadas las caracolas
Con el rumor de tu silencio;
Y cuando baja la marea,
Y sube mi recuerdo,
Calzo al desierto de océano,
Y me devuelvo a aquel atardecer,
Frente al mar, junto a tu cuerpo.