Después del campeonato mundial de fútbol de Sudáfrica, el pulpo Paúl se queda sin trabajo, y en una cueva de un arrecife artificial del acuario, abre una escuela de videncia. Una mesa con una bola de cristal y una especie de turbante fue suficiente como para montar el negocio. Ante el éxito obtenido previendo los resultados del campeonato, la fauna del acuario no tardo en llegar. La primera clienta fue una exuberante tortuga muy sexy de buenas formas.
-Buenas tardes, dijo la tortuga.
-¡Buenas tardes! Exclamo el cefalópodo un tanto excitado.
-Me gustaría predecir el futuro señor pulpo.
-Decime Paúl por favor. Te prometo que en esta primer clase vas a comenzar a predecir el porvenir. ¿Vos como te llamas?
-Manuela, contesto la tortuga con una sonrisa picaresca.
-Bueno comencemos Manu, dijo Paúl. Anda sacándote el caparazón por favor.
-¿Es necesario Paúl?
-Totalmente, las vibras energéticas fluyen y se dispersan. Para que esto pase, no deben ser obstaculizadas por ninguna barrera. Sin mas preguntas la tortuga se saco el caparazón al tiempo que a Paúl se le escapaba un chorro de tinta.
-¡Epa! ¿Que paso? Dijo Manuela.
-¡Nada, nada! A esta lapicera de mierda heee... se le reventó él... como se dice? el... ¡cartucho! ¡Bueno no perdamos mas tiempo!. El molusco se sirvió un whisky, encendió un cigarro y extendió sus ocho tentáculos para comenzar unos masajes sutilmente atrevidos cercanos al burdo toqueteo. Ante estos masajes y el rostro libidinoso del molusco la tortuga pone un freno a la situación al grito de:
-¡Un momento pulpo degenerado! ¡Usted se quiere aprovechar de mí!
-¿Viste? ¡Ya estas empezando a adivinar!