| Era una tarde de julio,mientras estaba en mi oficina,
 mirando la pantalla de mi ordenador,
 encontré un curioso perfil
 que llamó toda mi atención,
 fue entonces cuando te descubrí.
 
 Una simple casualidad, un comentario
 dieron inicio a una hermosa amistad,
 entre diálogos que iban y venían
 empecé a conocerte poco a poco,
 el regocijo cada vez que te encontraba
 porque alegrabas mis tardes de soledad.
 
 Pero te descubrí en un lugar lejano
 y una misteriosa pero conocida fuerza
 se apoderó de todo mi ser,
 motivándome a realizar un largo viaje
 hacia el lugar al que perteneces
 para tener nuestro primer encuentro.
 
 Entre aciertos y errores,
 estos últimos con mas peso,
 transcurrieron días, meses y años,
 cada uno conoció al otro
 en su verdadera forma de ser,
 tal vez no, en su forma de sentir.
 
 Mi sentimiento hacia tí creció
 más allá de lo imaginable,
 creo que algo en tu corazón
 llegó a sentir lo mismo,
 un segundo encuentro
 desembocó en un triste final.
 
 Hoy, no están mas tus palabras,
 ya no escucho tu melodiosa voz,
 no puedo deleitarme con tu poesía,
 ya no podré sentirte cerca otra vez,
 solo me queda tu imagen
 plasmada en un papel.
 
 En mi mente, quedan los recuerdos,
 y en mi corazón, este sentimiento.
 
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