Has desacostumbrado la manera de caminar, antes contoneabas las caderas.
Ahora cuando ese cuerpo está curtido de experiencias peligrosas
sustituyes lozanía y belleza natural por ese guiño peligroso que se pega a tu vestido.
Sin embargo tus cadencias aún me increpan los sentidos.

Qué de recuerdos vienen cuando oímos melodías que estando con la piel alzada
en aquellas tardes sudorosas todo tu cuerpo aparecía pegado al mío.
No había manera de no seguir con lo apretado de tu vientre.
Tal vez sentí un suplicio al no terminar hervido por tus labios vaporosos.

Si una mañana cualquiera necesitas mi consuelo
puedes ir a la ventana y sentir cómo te rasgo mientras veo tus senos ocres
entonces quizá fluyan delirantes licores seminales
aquellos que en silencio perturban demonios enjaulados.

Tu sonrisa al leer estos versos serán tu apoyo de ocultar sonrojo
cada vez que en tu mente llegan recuerdos, algo de ti delata mi ausencia.
Por ser estos secretos de ambos y no nuestros, el pecado se convierte en gloria
porque poseerte y amarte fue siempre intimidad encendida.