Nunca imagine tener pasos invencibles,
Sentirme fuerte aun entre oscuras suertes.
Mis dos pequeños escuderos me dan su mano
y estas veredas que son las mismas de antes se llenan de estrellas,
de aventuras, de pisadas que dejan destellos para quien nos mira.

Un puente intangible me eleva a mis propios pasos de niña.
Para volver a espiar el universo desde esa curiosa perspectiva
que todo lo acerca y simplifica,
que nombra las cosas desde una sabia pureza.
Así puedo rastrear la belleza del mundo
que alguna vez toque y aun esta en mi, dormida.

Mi debilidad muta su apariencia ante sus miradas temerosas.
Desde allí me descubro valiente, protectora.
Mi frágil yo se transforma ante este amor supremo.
Voy a fingir por momentos que sé mucho del mundo,
cuando en realidad todo lo aprendo
de esos gestos que incluyen todas las respuestas.

Estos dos príncipes míos, fugados de algún intrépido cuento
vinieron a concederme el titulo jamás imaginado.
Y a producir el milagro diario de escucharme por ellos nombrada.

Ustedes y yo siempre.
Yo, a partir de ustedes.

(Para Tomi y Lau)