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Capitulo 4:
Una lagrima.

Hace 6 meses.

3:31 P.m.

Un ojo azul se abre rápidamente, se denota sorpresa en él. Su dueña aun siente dolor desde la última vez que lo cerró. Es extraño, piensa mientras mira lo que parece ser el techo, un tanto derruido, de un edificio viejo. Se supone que alguien como “Ella” no debería sentir dolor. No ella, después de todo, es una Pretender, ¿no? De pronto la sensación de un piquete agudo cerca de lo que debería ser su entrepierna la sacude un poco. Emite un ligero chillido, con voz robótica, por supuesto. “Entonces ya despertaste…” Se escucha una voz chillona y evidentemente autoritaria que emana del sector donde se encuentra el abdomen de Alice, quien se encuentra en modo humano. Al verlo, la chica se encuentra con Skalpel, a quien muchos Decepticons conocen como “El doctor”, una criatura tan pequeña como grotesca, pero que inspira respeto y también confianza entre sus compañeros de lucha, no solo por su conocimiento y experiencia, sino también porque ha salvado miles de veces a muchos de ellos, incluyendo a Megatron, quien se sabe que se encuentra vivo por su causa. “No deberías moverte, aun no he acabado contigo, como podrás apreciar”. Es en ese momento cuando Alice nota que, en su modo humano, se encuentra desnuda, le falta la pierna izquierda, el lado derecho de su torso hasta su brazo no tiene activo el camuflaje de entorno orgánico que le da su tersa piel blanca aunque su rostro, siempre sensual, ya esta completamente reparado y en una completa forma humana. Entonces aparece frente a ella un ser robótico, evidentemente Decepticon, tal vez tan curioso en su apariencia como el mismo doctor, con un pequeño grupo de partes robóticas, que comienza a instalar en las partes faltantes del cuerpo de Alice bajo la supervisión de Skalpel. Ella sabe reconocer aquella figura inmediatamente. “¿Frenzy?” El pequeño ser la mira a los ojos y, mostrando una sutil tristeza reconocible tras sus extrañas facciones metalicas, niega con la cabeza. Entonces Skalpel responde: “Frenzy murió hace ya un tiempo. Este buen chico es su hermano, Rumble. Gracias, continua trabajando, por favor”. Rumble continúa el proceso, instalando algunos motores pequeños y algo parecido a un giroscopio, luego de lo cual se retira para traer la pierna de la chica, que se encuentra en un estante de al lado, aparentemente ya reparada. Alice voltea su cabeza hacia arriba y sigue detallando el techo agrietado y de color ocre envejecido. Luego eleva de nuevo su cabeza para mirar al buen doctor. “¿Dónde esta Lord Megatron?” Skalpel la mira de reojo (eso, si a girar un poco los lentes que tiene por ojos se le puede llamar de esa forma) y continua trabajando en pequeños circuitos quemados y quebrados que solo un médico de Cybertron podría entender. Alice entonces lo entiende. ¿Cómo pudo? Pensó para sí misma mientras el pequeño ser que la atiende, parecido a un cangrejo, pero con una cabeza grande y un par de tentáculos, con un par de lentes por ojos, que brillan rojo, y un lanzamisiles que más parece un juguete que un arma en lo que podría describirse como su hombro izquierdo, comienza a hablar.

“Nos olvidaron, pequeña. A todos nosotros. Cuando Lord Megatron vio a su amo ser triturado por Optimus Prime, decidió largarse. Le rogué que me llevara con él. Solamente me vio y dijo que no me necesitaba más y que encontrara una buena forma de morir en alguna parte. Rumble estaba conmigo y también lo abandonó a su suerte…”
“Se olvidaron de nosotros porque ya no les servíamos”, interviene Rumble hablando en idioma de Cybertron, mientras comienza las reparaciones propias de la instalación de su pierna faltante. “Nos desecharon como basura“, replica con voz furiosa mientras baja la cabeza y sus ojos emanan una nostalgia que solo otro de su propia raza podría entender. Entonces el “doctor”, mientras inicia una sutura láser en algunos circuitos y esquemas continua…
“Scorponok fue despedazado y no sé que fue de Ravage, pero lo que sé es que lo dejaron realmente maltrecho, y tal vez por eso ahora estas con vida”. Entonces Alice gira su cabeza de nuevo hacia el techo, evidentemente indignada por su suerte y es solo entonces, mientras su cuerpo recupera por completo la apariencia humana de forma automática, cuando recuerda por qué se encuentra en ese lugar y en su estado.



2 meses antes.

El cuerpo de Alice, en modo Robot, es arrastrado por el guardafangos de un auto gris plateado. No quiere morir, pero en últimas lo que mas le importa es hacer lo que es preciso. Todo lo que Lord Megatron solicite servirá para el propósito que todos los Decepticons así desean. Por un mundo ideal, una utopía que sólo Mi Lord puede lograr. Así pensaba Alice cuando su frágil cuerpo robótico impactó contra un poste. El auto quedó prácticamente inutilizable y mientras Sam, el humano que a ella le habían pedido capturar vivo o muerto, se bajaba con sus dos acompañantes y se alejaban a toda velocidad de la universidad y de una caja de herramientas que uno de ellos llevaba se escuchaba una voz conocida clamando por su nombre, ella se daba cuenta de que su cuerpo estaba prácticamente destrozado de la cintura para abajo y que no podía usar su brazo derecho, donde tenía su arma principal, un cañón, estilizadamente guardado, que podría definirse como una escopeta recortada. Con las pocas fuerzas que le quedaban logró alejar un poco el pesado Chevrolet que la aprisionaba contra aquel poste solo para caer al suelo. No podía ponerse de pie, lo sabia. Pero ya que no podía cumplir su misión al menos debía permanecer con vida. Un día más, al menos uno, se decía a si misma en medio de su desesperación. Su visión, de un momento a otro, comenzó a nublarse. Ella tenía suficiente miedo como para no prestarle importancia, de todas formas tenía la suficiente chispa para seguir luchando por su vida.

Un metro más, por favor, solo un poco más, gemía Alice en idioma humano mientras seguía en un intento desesperado por esconderse y mantenerse con vida. Su visión seguía medianamente nublada. De pronto, suavemente, la toman del suelo y la llevan. Alice ve entonces el rostro de su rescatador, un rostro que ella conocía bien. “Ravage, lo siento…”, entonces él le interrumpe, en idioma de Cybertron: “No te preocupes, hermana… Vivirás para luchar otro día. Ahora descansa, te llevaré con el doctor… ¿Por qué tienes húmedos tus generadores visuales?”. ¿Húmedos? Entonces Alice tocó sus ojos con el único brazo que aún servía en su cuerpo. Lo notó automáticamente y recordó la extraña e intensa experiencia que tuvo al momento de ser atropellada. No sabía interpretar bien lo que era eso. Nunca había tenido una sensación parecida.

Un momento… ¿Sensación?

La joven Pretender ahora se encuentra confundida. ¿Cómo es posible que pueda tener sensaciones? Entonces comienza a recordar. A los amigos que había conseguido en la universidad humana. En las fiestas en las que estuvo. Lo mucho que se divirtió. Es cierto, me divertí mucho. Cuando iba a clases y conocía cada vez más a la raza humana. Cuando se había acercado a Sam aparentando ser una chica humana queriendo copular con el. Cuando ocurrieron esos sucesos tan fastidiosos en el Autobot amarillo aquella noche. Cuando lo besó por primera vez. Cuando lo atacó. Cuando fue atropellada. “Emociones. Creo que he pretendido más de la cuenta…” Y me encanta… Alice aprendió a tener sensaciones, emociones y sentimientos, y había aprendido de manera inconsciente a expresarlos. Ahora entendía por qué se nubló su campo visual. Aún lo estaba. Aún estaba llorando, aunque ahora no era por miedo. Había encontrado una nueva forma de vida, aunque quién sabe si volvería a tocarla de nuevo, o si tan siquiera podría tocar el tema en los cientos de años que le quedan por delante. Mientras Ravage llevaba a Alice a un lugar seguro ella miraba hacia atrás, tratando de aferrarse a esa vida que había forjado en los últimos cinco años terrestres que había pasado con los humanos. Deseaba, simplemente, mientras sus ojos se cerraban lentamente, volver ahí de nuevo. Solo una vez mas… Luego, todo fue silencio.

“Hemos adaptado los sistemas de movimiento de asalto de Ravage y también sus sistemas de comunicación a distancia”, comenta “el doctor” mientras hace un último paneo con su scanner láser a través de la piel de la chica, y Alice vuelve a su tiempo presente. “También logramos adaptar su ametralladora sobre tu espalda, y logramos mezclar lo poco que quedó de tu brazo derecho con el brazo derecho de él, se adaptaron perfectamente. También usamos algunos giroscopios y otras partes menores pero, en resumidas cuentas, logramos repararte casi por completo. Aunque, debo decirlo, no pudimos reparar tu sistema de transformación”. “¿Qué?”, replica rápidamente Alice, a lo cual Skalpel responde: “Sufrió demasiados daños y perdió su funcionalidad completa, solo funciona a un 40%, lo cual te deja con la capacidad de transformar solo algunas partes de tu cuerpo cuando sea necesario, pero no creo que podamos volver a ver tu rostro verdadero. Además, hay algo curioso - Alice lo mira intrigada mientras él continúa -. Bajo tu exoesqueleto de camuflaje se han formado redes de circuitos complejas, como si se tratara de una red neural…“, ¿Un sistema nervioso? Alice se encuentra asombrada, no sabría decir si esta contenta o perpleja. Eso explica muchas cosas.

5:52 P.m.

Mientras ella se viste con un traje militar que le queda un poco apretado, una duda embarga su cabeza. “Solo me queda una pregunta”, le comenta al “buen doctor” mientras se acerca a la entrada a ver el atardecer, y se sostiene suavemente el costado izquierdo con la mano derecha. “Si somos descartables para Lord Megatron, entonces ¿Por qué me reconstruiste?” En el rostro de Skalpel se puede denotar una sonrisa… “Bueno…”.



Hace dos días.

Han pasado 6 meses desde que Alice aprendió a sentir, y aún no olvida que la primera sensación que aprendió. La sensación que le provocaron las palabras de Skalpel en ese momento solo puede describirla como terror. En ese momento comenzó medio año de entrenamiento. No ha parado desde entonces, salvo algunas noches, a pensar en lo que se le avecinaba… O en como hablarle de nuevo a aquel chico al que intentó destruir hacía casi un año. Pero ahora eso no importa… Alice, no hay tiempo para nostalgias… Es momento de empezar.

Es de noche y mientras Alice se acerca a la Universidad que ella conoce muy bien nota que no pude pasar de incógnita esta vez. Ahora no puede mantenerse visible en esa universidad. Dejó ver su verdadera forma la última vez que estuvo ahí. Muchos la han de recordar aún, especialmente él. Pero aún conozco algunos trucos. Se acerca a la pared norte, a la izquierda de la entrada principal. Luego decide poner en uso una de sus nuevas habilidades. Rápidamente da un salto que la eleva 10 metros por encima del suelo. Se adhiere a la pared cual si fuera una araña, o un gato subiendo por un árbol. Luego escala hasta la cima y termina en un sitio con pequeñas casas, donde apenas cabe un ser humano acostado, pero que se encuentran ocupadas. Se trata de un viejo palomar que aún es usado por algunos estudiantes preocupados por la comunidad de aves que transita por ahí. Pero no es el palomar lo que ella necesita. Detrás de los pequeños cobertizos ve su primer objetivo. Abre la puerta, y entra a la oficina del conserje, donde puede quedarse y monitorear los movimientos de estudiantes buscando la forma de infiltrarse sin ser detectada. Espero que aún se pueda usar la ropa de antes. No quiero robar trajes costosos. Alice espera al día siguiente. Evidentemente no hay muchos estudiantes que la conozcan. “Supongo que espanté a muchos de acá la última vez”, dijo para sus adentros mientras se mezclaba entre la multitud. De pronto vio su presa. Lo vio tomando un café frío en una de las cafeterías centrales mientras leía unas fotocopias. Perfecto… Espera. ¿Cómo esperas acercártele sin que termine con escoltas de tres metros y medio de altura? Alice ahora estaba en un dilema. Pronto recordó las palabras de Skalpel: “El chico es la clave y su cerebro tiene la información”. Esa noche lo vigiló en su cama. Vigiló su conversación con aquel tonto que estaba enamorado de ella. Y vio cómo escribía en idioma de Cybertron. Le faltaba bastante caligrafía, pensaba ella, pero igual serviría. Se bajó del sexto piso con un solo salto, agradeciéndole a Ravage por haber dejado para ella esos sistemas motores de alto nivel, se oculta entre los árboles. Se comunica con Rumble. “Como lo esperábamos, el conocimiento está aún en el. Es momento de actuar, llego nuestro momento. No lo olvides, cuento contigo, en memoria de Jetfire”. “Entendido, entabla contacto según lo planeado. Comenzaremos los preparativos”. En ese momento a aquella chica le invade una profunda nostalgia. Se sienta y se agarra el abdomen, aún le duele un poco el agujero que le quedó abierto en el abdomen. Hubiera dado mi vida por usted, Lord Megatron, ¿Cómo pudo abandonarme? Si alguien hubiera visto a Alice en ese momento hubiera notado la rabia que había hecho evidente su mirada. Entonces recuerda el segundo contacto que se le encargó hacer y se pone de pié, dispuesta a regresar a su palomar. Entonces inicia la comunicación, esta vez a un lugar diferente. “¿También cuento contigo?”. “Hasta el final”, responde una voz grave en idioma de Cybertron. Luego Alice se desplaza hasta su refugio temporal y escribe una nota. Una nota que todos los que estuvieran en ese auditorio de Astrofísica al día siguiente, a excepción de una persona, pudieran entender. Una nota solo para Samuel James Witwicky:

“La oscuridad es solo el principio.
¿Verdad, chico lindo?
Pero no será el final. No sin pelear.
Sé cómo detenerlo. Sabes a quién me refiero.
Sabes que se acerca.
Tú sabes quién soy, no tengo que darte pistas.
¿Qué te parece si olvidamos el pasado y nos vemos esta noche?
Autopista I-115. Cementerio de Autos Municipal. 1 de la mañana.
Si me lo permites, hablaremos. En paz.
Si aún desconfías trae tu auto.

Hasta entonces, estoy en paz. Siempre”.

Texto agregado el 25-08-2010, y leído por 151 visitantes. (0 votos)


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