Pequeño demonio

Estoy dentro de un automóvil que corre a gran velocidad. Soy Bart Simpson y me saco la bolsa que tengo en la cabeza y pregunto hacia dónde vamos. Una voz misteriosa me responde "A Wyoming" y me sorprendo, pero no siento miedo a pesar de saber que estoy en ese lugar en contra de mi voluntad. Entonces decido contemplar el paisaje. Está atardeciendo y el cielo en su totalidad se ve de color anaranjado. El pasto es de un color verde claro opaco y veo vegetación de color púrpura a mi alrededor.

El observatorio de la revelación

Es de noche y subo por unas escaleras en forma de caracol sin baranda. Para subir me afirmo de las paredes, de lo contrario una caída libre me esperaría. No subo solo, delante mío va una pareja, un hombre y una mujer, esperen, mejor escribo una mujer y un hombre, y van abrazados, la mujer tiene muchos rulos y lleva una chaqueta roja, unos pantalones negros y tacos mientras que el hombre usa una chaqueta, una bufanda y jeans negros. De pronto llego a la cima y a mi izquierda hay una solitaria mujer contemplando la noche. Hay luna llena y su luz baña el valle de modo que el reflejo que penetra en mis ojos me permite apreciar varias formas en la oscuridad tales como cerros, ríos y árboles. A mi derecha hay un artefacto que parece una gran madeja de tubos de plata enroscados y cuando alcanza una altura aproximada a mi cintura los tubos dejan de enroscarse para formar una especie manubrio, con franjas rojas y azules y una especie de botón al medio. No se para qué sirve pero siento que podría revelarme algunos misterios de la noche y de repente me siento como en un observatorio. Más a mi derecha hay un puente hecho de piedra blanca tipo medieval por el cual la pareja que vi hace rato sigue caminando y cuyo destino final es una torre que se yergue con gran ímpetu. En su punto más alto hay una bandera roja que flamea y un gran balcón que se aprecian con gran detalle pues las estrellas titilan de modo que la oscuridad ya no es mi enemiga.