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		| Discúlpame por no escribir más de la cuenta,
 por dejar que los dedos paren de hablar
 acerca de la muerte.
 Siento que la vida se me ha ido entre cartas y
 sueños rotos. El columpio
 sigue su vaivén de siempre y
 no encuentro, una vez más,
 las palabras correctas para detenerlo.
 Me derrumbo sobre estas letras porque
 no sé para qué sirven. Para qué me
 están buscando una y otra vez.
 El charco de la angustia y
 la enfermedad mental siguen subiendo.
 No sé si están aquí para matarme o
 ayudarme a nadar corriente arriba.
 Sigo aquí con el puño en alto, pero
 cansa sostenerlo durante tantas
 horas muertas sobre la cabeza.
 Cansa estar dormida, de pie, recostada o
 en pleno vuelo. Quiero detenerme un
 segundo en esa banca. Sentarme a medir
 los centímetros que me faltan para llegar a
 la próxima salida.
 Se aleja cada vez que tomo una ruta diferente.
 El camino real es sinuoso y me pierdo.
 Lamento no escribir los versos terribles
 de la ausencia. He perdido el miedo a lo
 desconocido. Ahora temo encontrarme con
 el pasado, con el recuerdo infame de
 tantas despedidas.
 Ni me conoces, ni me conozco.
 A parte de este rudimentario cuerpo, no he visto
 más allá de mis carnes. Hay un laberinto
 que explorar detrás de mis ojos,
 pero es mucho trabajo salir de él.
 Cómo hacer para revivir estas horas muertas
 con letras chorreando de mis dedos.
 Cómo hacer para parir esto 24 meses de
 espera. Al triturar mis huesos encuentro
 nuevos caminos y no sé cuál tomar. Por dónde ir.
 La salida está siempre en el extremo más
 lejano.
 Dónde botar todas las historias deformes que
 almaceno en el sótano. Las llevo a cuestas como
 enormes sacos de desperdicio.
 He allanado miles de veces el mar enorme
 de mi mente, sin poder vaciar ni la más
 mínima parte de todo aquello que se
 comienza a podrir allí. Tanta fantasía,
 tanto palabreo acumulándose y yo
 queriendo partir con la mochila ligera.
 Me doy cuenta que por más que intente
 liberarme de este yugo, por más que camine y
 llene botes de basura, la condena está dictada.
 Cadena perpetua.
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Texto agregado el 19-09-2010, y leído por 164 
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					| ![]() | 19-09-2010 | ![]() | Las metáforas son estupendas, la pena, infinita. maria_eleonor | ![]() |  | ![]() |  | ![]() |  |  | ![]() |  |  |  | ![]() |  | ![]() |  |  |  
   
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