Quizás más allá de este cielo distante aún en el mirar, mi felicidad hallaré en un viaje sereno, cruzando el mar de la inmensidad. Mis lágrimas serían las que harían bogar la nave de mi corazón solitario.
Y bajo las perlas de la aurora al aclarar el día descubrir el camino que seguiría en un viaje sin retorno. ¿Porqué esperar el tiempo que no puede ser dado? Y si una lágrima mía no puede ser sentida caerá solitaria en el mar de la desesperanza, sintiendo dolor en el corazón, buscaría una cura que aliviase ese dolor y me dejaría caer; pero si una mano amiga tomase la mía antes de que sucediera, sentiría que aún hay esperanza.
Texto agregado el 23-09-2010, y leído por 724
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