Me he vuelto el aire de tu jadeante inhalación
penetrando en tu carne
con sutileza de garza ensimismada.
He decidido emprender el recorrido
hacia aquello que palpita silencioso en tu interior;
no hay músculo en esta búsqueda.

Voy mutando a líquido,
transformándome en río torrencial
en fluvial inclemente
avasallando fluido espeso por tus venas,
en lo cóncavo y convexo del circuito
arrastro en la exploración tu esencia.
Recorro buscando el acto del nacimiento
allá dirijo mis esfuerzos persistentes:
el centro mismo que no es tu ombligo

Ese génesis que emerge desde la profundidad
se ha convertido en mi búsqueda frenética.
Furiosamente se alza el anhelo
hurgando entre la sonoridad de tus entrañas
que se retuercen para parir el estímulo,
el núcleo interno me impulsa afuera con furia.
No soy en este calvario rojizamente expuesta,
apenas sé que soy del momento, la mácula vital.

Vuelvo a la carne y al calor que me pertenece.
He nacido en un grito estrepitoso y fulminante
de cuatro paredes,
y nuevamente,
de ti.