Yo era un ser del bosque, dábase la casualidad, más concretamente un pichón de X (especie al azar) que merodeaba.
Un burro era muy adepto a instruir a otros seres de la vida natural idealizada, pero yo no quería instrucción alguna, por eso ante sus reiteradas lecciones introductorias de astrofísica, me vi obligado a gritarle "¡Déjame burro!".
El pobre burro quedó aturdido y sus pensamientos chocaron un poco entre sí. Entonces corrió hacia la montaña y desde allí, saltó.
Pobre instructor frustrado, finalmente me dejó tal cual se lo pedí.
Texto agregado el 21-11-2010, y leído por 118
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Lectores Opinan
05-04-2011
Pues es importante ser cuidadosos en la forma de decir las cosas.No quisiera propiciar un suicidio, ni tampoco que odien las materias que en algun momento de mi vida diera en la escuela.¿que pasaría? marsolesca
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