Paso tras paso entre las veredas lastimeras
rebota el sollozo y el miedo de mirar hacia atrás

Empuñando el soplo mal escondido de la muerte furtiva
se rayan los muros de palabras indescifrables, y de iras sangrientas

La noche no obedece tus deseos rodados en los días mal acabados
ni las cómplices horas rogarán por esconder tus orgullos ahogados

Probaré la estúpida idea de borrar la última confabulación
que a veces tranzo con el señor del sombrero negro

No me acuerdes de doblar la orilla amarilla del mar
ni de esconder el velo petrificado de las lunas envenenadas

En plena noche escucha el sonido invernal de los ojos desolados
Y elévate entre los muros y escencias de arenas amontonadas

Para escribir la novísima historia adormecida de cierta calle
que tanto tiempo se ha enrolladlo entre cruces y floreros