A nuestras espaldas el tiempo aun sigue avanzando.
Volviéndose pasado y arrastrando nuestros mejores logros,
Despiadado, e insensible los vuelve recuerdos,
Convirtiendo a nosotros en el proceso en
una pobre imitación de lo mejor que fuimos.
De lo máximo que dimos.
¿Cómo sigue esto amor?
¿Es que alguien lo sabe?
¿Cómo desprenderse de este reptante sabor a muerte y nada?

He visto como los días mueren sin diferencia.
Mientras diseñamos el futuro.
He visto como los amores mas dulces se vuelven amargos
Y como dos que se aman se vuelven carceleros.
He visto como los ojos mas vivos se opacan.
Volviendo gris el rostro y el alma.
He visto como los sueños mueren en silencio.
Y luego consumen a sus dueños, vaciándolos, secándolos.

Son muertos en habitaciones húmedas
caminado y discutiendo al teléfono.
Con demasiado dinero para pensar en algo mas que no sea dinero.
Son nuestros mejores y más esmerados candidatos
En un mundo que cotiza cada día más.
Ellos, nuestros huérfanos de alma.
Ellos, nuestros nadies de todos.
Ellos, los que fueron alimentados con monedas y promesas.
En la calidez de lo perfecto esta la esencia de lo muerto.

Nuevos negocios se perfilan a lo lejos.
Y ellos son los arquitectos de toda esa nada.
Claro que aun no se saben muertos.
Y de todas formas
Eso ya no importa mucho.
¿No?