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Desde aquella tarde.

III

Son la seis de la mañana y el ruido del despertador irrumpe con gran algarabía en el sueño profundo de José. Es la hora fijada por éste pues tiene una cita en Santo Domingo con el hermano de aquel que había clavado su mirada en su alma.

José se levantó nervioso. Se vistió a la velocidad de un rayo. Y procedió a escribir una nota a María informándole de su viaje.

-María, mi amor… he tenido que salir para Santo Domingo pues tengo una cita muy importante con quien creo que me ayudará a calmar esta angustia que me ha estado mortificando y de la cual tú a sido victima. No te preocupes, regresaré después de comida.

Tu amor, José…

Dejó la nota encima del comedor y emprendió el camino hacia Santo Domingo.

Caminó hasta la carretera de Jacagua y se montó en un concho de la C. El nunca se queja del mal estado de los carros de concho. Con éste se quiso quejar pero al escuchar los quejidos del conductor al contar su estado de salud, se contuvo.

Este tenía una resaca que lo estaba quemando por dentro. Se había sacado un palé de 5 mil pesos. Y en vez de invertírselo al carro o pagar la cuenta del colmado, se lo gozó en una barra.

Mientras tuvo dinero brindó cerveza, se acostó con prostitutas y bebió hasta la saciedad. Pero ahora se quejaba de o duro de la vida.

José lo único que atinó a decirle después de arrepentirse de emitir su queja por el deterioro del vehículo, fue…

-Nosotros los dominicanos nos matamos como burros para luego disfrutarlo como gusano de letrina en una borrachera.

Al instante de José decir esto pidió su parada. Pues se quedaba en la esquina de la carretera Jacagua con Ave. Imbert. Pero el chofer no se detuvo en la esquina. Sino un poquito más adelante. No le gustó lo que José dijo.

A lo pocos minutos de apearse del maléfico olor a ron, procedió a montarse en un concho de la A. Este era diferente. Más joven. El carro en mejor estado. Y sin ese horrendo tufo a ron. Lo que si le llamó la atención fue un rosario amarrillo y negro que colgaba del espejo retrovisor igual a los que usan los amigos del que había cambiado su vida. Pero no dijo nada.

El continuó su camino como si fuera automáticamente que lo hiciera. Subieron por la 27 de Febrero. Doblaron por la calle Santiago Rodríguez y luego por la Restauración. A una cuadra más adelante por la Colón. En esta se montó una joven con aspecto de hiena estrujada por leones. Su rostro estaba cansado. El maquillaje le corría por el rostro. Su vestido era tan corto como corto su cerebro. Le pasó los 5 pesos del pasaje al joven y dijo entre los dientes…

-Tengo que durar por lo menos un mes sin volver.

José la miró con pena al ella decir esto pero no dijo nada sólo lo pensó…

-Algún tumbe dio ésta que no puede volver por un mes… ¡Tan joven! Y lo único que tiene para agarrarse es su propio cuerpo.

Los pensamientos de José estaban en lo cierto. Esta se había apropiado del dinero de su último cliente. Y en complicidad con el hotelero se ocultó en una de las habitaciones de los pisos arriba del hotel hasta que el hombre se fuera.

Próximo a la parada de los autobuses José le dijo al joven…

-Tan temprano no ande solo, estos tiempos son muy peligrosos.

Después de decir esto pidió su parada. Y haciendo una señal con las manos, se la habían enseñado los amigos del joven, se despidió.

El autobús salió a la 6:40 AM. José compró el Listín Diario para entretenerse en el viaje.

No encuentra nada interesante que leer. El gobierno cree prematuro hablar del paquetazo fiscal. Samy Sosa pega su jonrón número 8 de la temporada. Oscar de la Hoya, a su regreso al boxeo, noquea a Gatti.

Nada le parece digno de atención. Decide hacer un ejercicio de visualización mientras se desarrolla el viaje. Este ejercicio mental siempre le ha dado buenos resultados. Pero tarda más de lo normal en concentrarse.

Después de haber transcurrido las 2 horas de viaje estaba más relajado. Se desmonta del autobús tan rápido que no se acordó del periódico. Busca en el tumulto de la gente al taxista amigo. Y, luego de unos minutos, logra divisar al taxista. Se monta en el vehículo y le entrega el papel con la dirección del lugar a donde tiene que ir.



Sandy Valerio.



Texto agregado el 06-01-2011, y leído por 118 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
07-01-2011 Respecto al trayecto que sigue José, la acción se torna bien interesante. Seguramente tiene que ver con la relación que ha establecido con los jóvenes del bajo mundo. gatoverde
06-01-2011 Si no es así a Sandy que lo explique. gatoverde
06-01-2011 Si estuvo relajado fue por el ejercicio metal que hizo para relajarse. gatoverde
06-01-2011 No entendí el mensaje. José, relajado luego de dos horas de viaje? azucenami
 
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