| El diecisiete de Diciembre, se cumple el aniversario
 Número no sé cuantos, del casamiento de mis padres
 ¿Románticos? ¡Por supuesto! Eran latinoamericanos.
 Cada quien lo fué a su modo y teniendo estilo propio.
 
 La viejita era maestra, como tal  nos enseñaba:
 
 “Cultivo una rosa blanca
 En Junio como en Enero
 para el amigo sincero
 que me da su mano franca”
 (José  Martí)
 
 El viejo en tanto repetía:
 
 “A un cruzado caballero
 garrido y noble garzón
 en el palenque guerrero
 le clavaron un acero
 tan cerca del corazón”
 (Dario)
 
 
 Con cariño y con dulzura y dándonos mil besitos
 A menudo  mamá  repetía a Darío el favorito:
 
 “Princesita de Golcondas
 y doradas Estambules
 Con miradas que por hondas
 En el pecho como sondas
 Yo las siento descender.”
 
 Y con el ceño fruncido y parado en la sala
 Con la  mirada en el techo, mi papá asi decía:
 
 ‘!Ah, mísero de mi, ah infelice
 que apurar cielos pretendo!
 Ya que me tratáis así
 ¿Qué  delito cometí
 contra vosotros naciendo?”
 (Calderón de la Barca)
 
 Pero llegó el momento de recitar algo épico
 Y mamá nos relataba “Es que yo tuve el placer
 De escuchar el recitar de Berta Singerman, la grande:
 
 “!Ya viene el cortejo,
 Ya viene el cortejo!
 Ya se oyen los claros clarines
 la espada se anuncia con vivo reflejo
 ya viene oro y hierro
 el cortejo de los paladines”
 (Dario)
 
 Esto le trajo recuerdos al viejo, de otros días,
 la eterna lucha de pueblos, de sus hombres
 de sus héroes, de aquellos que según mi padre
 ‘los tenían bien plantados’:
 
 “¿Y que? ya ves que ni moverme puedo
 y aún puedo desafiar tu orgullo vano
 a mi no logras infundirme miedo
 con tus iras imbéciles, tirano”.
 (Ismael Cerna)
 
 De la ciencia amante eterna, ella nos aconsejaba
 -Estudien la filosofía, química, álgebra, fisiología,
 La Revolución francesa y también la industrial
 ¡Cuidado con la ortografía, y tomen caligrafía!”
 
 Mi padre no se cansaba –No se dejen de ninguno
 y respeten las mujeres. Hay que darse su lugar,
 mas siempre se caballero. Si te gusta la aventura
 puedes leer Julio Verne o a Emilio Salgari.
 Detesto la aristocracia, especialmente la inglesa.-
 
 Ochenta y tres anos serían, visité el cementerio,
 y parado por su tumba, yo hasta jurar podría
 que oi su voz masculina –¡Hola muchaco! ¿Qué cuentas,
 son estudiosos los nietos? Mira con disimulo
 a tu derecha ¿Has visto? ¡Ah, que busto de chavala!
 Y entre risas agregaba –Anda a ayudar a tu esposa-
 
 Mi madre también me hablo –M’hijo mira, ven acá
 Y amárrate la bufanda, cantemos una canción:
 
 -Vamos a la mar, tun-tun
 a comer pescado, tun-tun
 fritito y asado, tun-tun
 pecho colorado, tun-tun
 En sartén de palo, tun-tun
 Que’so no es pecado- tun-tun
 
 …y todos nos reímos juntos.
 
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