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 Yo me declaro poseedor de la tierra
 -y de los sueños-,
 de la que fluye tu nocturnidad impenitente;
 Me declaro hombre perdido
 entre las finas hebras de tu pelo negro,
 y en los rincones de tu sonrisa indolente;
 Yo me declaro insolvente de amores
 y carcelero de tu tiempo;
 Me declaro anacoreta perenne e inquisidor
 certero de tu piel morena y silente;
 Me declaro perseguidor compulsivo
 y conocedor exhaustivo de tus besos,
 que añoro con ansia, en el relicario de mi mente;
 Yo me declaro señor imperial de tus ojos
 y rey adjunto de tus senos;
 Y me declaro joven e impulsivo loco,
 y más viejo, cuando siento que estoy tan lejos
 de ti siempre.
 Me declaro ganador de las mil batallas
 que sufrimos,
 y trofeo de guerra rodado entre tus dedos;
 Yo me declaro perseverancia y olvido,
 y me declaro, por ti, memoria y simiente.
 Me declaro obrero leal de tu torso,
 bebedor empedernido de tu aliento
 y músico virtuoso de tu cintura hirviente;
 Bailador en el aire de tus pasos descalzos,
 equilibrista sonámbulo cuando te duermes
 y escultor de tu cuerpo si cuando es la noche,
 te declaro el amor y tú consientes.
 
 Yo, me declaro poeta roto y torturado,
 por ser culpable, tan sólo, de quererte.
 
 
 
 Audiovisual:
 
 http://conlapoesiaenlaboca.blogspot.com/2011/11/yo-me-de claro.html
 
 
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